Barómetro Internacional
Consolidación del PSUV y recuperación electoral en las alcaldías
Por Ernesto Tamara
Tras la derrota electoral de la reforma constitucional impulsada por el presidente Hugo Chávez, la oposición interna y externa, estimó que podía comenzar a revertir el avance del proceso bolivariano y al tiempo que mantuvo las opciones subversivas, decidió dar batalla electoral en las elecciones a gobernadores y alcaldes. Aunque al final lograron dos triunfos mediáticos importantes, como retener las gobernaciones de Zulia y Tachira, y conquistar la Alcaldía Mayor de Caracas, la oposición fue superada a nivel nacional por más de 1,5 millones de votos.
Para preparar, así sea el enfrentamiento electoral o una acción armada para terminar con la vida de Hugo Chávez, la oposición, y sus aliados externos iniciaron el año profundizando la campaña mediática para aislar al gobierno. A principios de año, una vez digerida la derrota electoral, las fuerzas afines al presidente se volcaron a terminar de definir y fortalecer el Partido Socialista Unido de Venezuela y establecer alianzas para las elecciones regionales en noviembre.
A fines de enero, la oposición y el Departamento de Estado norteamericano lanzaron una campaña para desprestigiar al presidente Chávez, acusándolo de consumir drogas, financiarse con dinero del narcotráfico y permitir el narcotráfico en sus fronteras.
El mismo día un dirigente opositor anunció que presentará ante la Fiscalía de Venezuela una denuncia contra Chávez por apología y consumo de drogas, mientras un ex embajador estadounidense en Colombia asegura que los radares del Plan Colombia detectan cientos de vuelos ilegales de drogas desde Venezuela hacia México, islas del Caribe y Estados Unidos, ante la cómplice indiferencia de las autoridades del país. Además, medios de la oposición y el diario El País de España, “revelaron” una supuesta trama de colaboración para el narcotráfico y las finanzas entre el gobierno de Venezuela y las organizaciones guerrilleras colombianas.
Todas afirmaciones que meses después se demostraron falsas
La denuncia contra Chávez por apología de la droga estuvo centrada en un discurso donde el presidente venezolano decía que masticaba hoja de coca que le enviaba el presidente boliviano Evo Morales. En esa comparecencia, Chávez habló de las virtudes de la hoja de coca y aclaró que era algo muy diferente a la cocaína.
Sin embargo, para la oposición venezolana, masticar hoja de coca como hacen los indígenas de Bolivia y Perú, es lo mismo que consumir cocaína. Por ello reclaman que se le practique un control médico para detectar el consumo de estupefacientes, que sea enviado a la cárcel y por supuesto destituido de su cargo. La denuncia fue presentada en el canal de TV Globovisión, la cabeza visible y más radical de la oposición venezolana, y fue ilustrada con imágenes de Chávez hablando de que masticaba hoja de coca, y después volcando un polvo blanco sobre una mesa, sugiriendo que era cocaína. La imagen correspondía a otra intervención de Chávez al inaugurar una planta procesadora de leche en polvo, donde mostraba el producto.
Al miso tiempo, John Walters, director de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas en la Casa Blanca, dijo que el gobierno venezolano facilitaba el tráfico de drogas desde Colombia. En la misma línea de denuncia se manifestó un ex embajador estadounidense en Bogotá al sostener que los radares instalados en Colombia por su país, detectan cientos de vuelos ilegales que parten de Venezuela con drogas a islas del Caribe, México y Estados Unidos. El funcionario no aclaró como es que detectado los vuelos la fuerza aérea de su país no los intercepta en zona internacional.
Pero mientras acusaban a Chávez de vínculos con las drogas, las bandas paramilitares y narcotraficantes colombianas, se infiltraban en territorio venezolano con la complicidad del gobierno de Zulia, encabezado por el opositor Manuel Rosales. Entonces se reveló que los grupos paramilitares colombianos, herederos y sustitutos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) conocidos como "Las águilas negras" estaban actuando en los dos lados de la frontera entre ambos países, manejando el tráfico de drogas y el contrabando de combustible y alimentos.
Los grupos paramilitares colombianos que se reciclaron tras el proceso de desmovilización e indulto acordado con el presidente Uribe, cruzan la frontera para trabajar como brazo armado de los terratenientes, involucrarse en el lucrativo negocio del contrabando (colaborando así con la desestabilización de Venezuela al provocar escasez de alimentos) y para abrir nuevas rutas para el tráfico de sus drogas.
Los organismos de seguridad venezolanos no han sabido enfrentar esta amenaza, ya sea por incapacidad o por la complicidad de algunos grupos policiales en la zona. Los tres estados venezolanos de la frontera, Táchira, Zulia y Mérida, están inmersos en situaciones de violencia generada por esas mafias que además se dedican al secuestro extorsivo. Para instalarse en la zona han contado con la complicidad de ganaderos y políticos de la oposición al presidente Hugo Chávez, temerosos de que la revolución bolivariana les confiscara sus tierras.
En un fenómeno similar al colombiano, dirigentes sindicales campesinos que promueven la reforma agraria, han sido asesinados por grupos armados ilegales en esa región del país.
Desabastecimiento para desestabilizar
En esos primeros meses del año se incentivó una campaña de desestabilización con el acaparamiento de comestibles y productos de primera necesidad, en una acción que hizo recordar a la campaña de desestabilización contra el presidente de Chile Salvador Allende a inicios de los 70. Aunque el gobierno anuncie y promueva la construcción del socialismo, la sociedad venezolana se sigue rigiendo por las leyes capitalistas. Los esfuerzos de gobierno por regular el mercado, a través de los mercados populares, fijación de precios, impulso a las cooperativas y creación de empresas mixtas y estatales para promover la producción nacional, no logran romper con el control del mercado de las grandes cadenas comerciales privadas.
El consumo de todo tipo de productos está en permanente alza, y esa desesperación por consumir facilita el trabajo de los empresarios que todavía manejan el mercado a su antojo. Las empresas privadas siguen dominando la producción, la distribución y las bocas de venta. Mientras, las intenciones del gobierno por quebrar esa dependencia chocan con la burocracia del aparato estatal, la corrupción que parece un mal casi endémico, y cierta desorganización.
Cuando Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999, el 50,2% de la población vivía en la pobreza. El 42% estaba en condiciones de miseria. Nueve años después, la miseria se redujo al 9,4% y las personas que viven en la pobreza se estima en el 33,7% de la población.
Esta enorme reducción de ambos factores se debió a una mayor distribución de los recursos petroleros, a través de numerosos programas sociales, las denominadas misiones, para llevar salud y educación gratuita a millones de venezolanos. Casi todos los índices de consumo han crecido en los últimos años, desde los productos básicos, hasta materiales de construcción y vehículos cero kilómetros.
De esta manera, los sectores empresariales que siguen controlando el mercado, especulan escondiendo mercancías para, por un lado, presentar al gobierno bolivariano como ineficiente y beneficiar a los partidos burgueses de la oposición, y también para lograr aumento de precios y derribar los controles estatales.
Alimentos básicos escaseaban en las ciudades más pobladas, y la policía detenía camiones cargados de productos que salían de contrabando hacia Colombia. La situación se ha logrado revertir con una fuerte inversión de la estatal petrolera PDVSA que abrió mercados para la venta de alimentos, y con un reforzamiento de las tiendas populares conocidas como Mercal, y la realización de subastas públicas de comestibles a precios rebajados.
Impulso a los separatistas de Zulia
A principios de mayo, alentados por la independencia de Kosovo y el desafío de los separatistas bolivianos, sectores de la oposición venezolana intentaron dar inicio a una campaña separatista en el Estado de Zulia, gobernado por la oposición. Los separatistas de Zulia contaron con el aliento del embajador norteamericano ya en 2004. El entonces embajador, William Brownfield, exclamó en un discurso: "hace veinticinco años viví dos años en la Republica Independiente y Occidental de Zulia y por eso sé perfectamente lo que significa estar en un clima de calor".
Entonces la provocación norteamericana no pasó desapercibida, más teniendo en cuenta que hacía tres años el Pentágono había desarrollado un ejercicio militar ficticio con fuerzas de la OTAN, denominado "Plan Balboa" y que consideraba la ocupación militar de Zulia. "El libre mercado es la base y fundamento de un orden político sano; la democracia limitada lo es de un sano orden político, y el matrimonio, la familia y la propiedad privada lo son de un sano orden social", sostienen en su plataforma el grupo Rumbo Propio, encabezado por Néstor Suárez, proveniente del derechista Partido Socialcristiano (COPEI).
En una propuesta de Constitución local, presentada en 2006, definen al Estado de Zulia como un "país, nación, pueblo y patria". Entonces el director de la comisión electoral del PSUV, William Lara, denunció que en el Zulia intentaban replicar lo sucedido en Santa Cruz, Bolivia. "Ellos buscan provocar una balcanización del territorio venezolano, por la vía y promoción, calco y copia, de lo ocurrido en Bolivia, de una autonomía de las regiones, que es una parte sustantiva y orgánica de la teoría neoliberal", sostuvo Lara.
El presidente Hugo Chávez salió también a cortar de raíz esos intentos separatistas y advirtió que no permitirá la quita de un solo milímetro de territorio. El mandatario dijo que la maniobra impulsada por el imperialismo norteamericano pretende separar del país los territorios de Zulia, Mérida, Táchira, Trujillo, Barinas, Bolívar, entre otros, y sostuvo que si la oposición gana las elecciones a gobernadores en esas regiones, el 2009 será de confrontación.
Como ha escrito el periodista y escritor argentino, José Steinsleger, "El separatismo zuliano debe ser tomado en serio. Antecedentes no faltan: en 1928 el financista estadunidense William Buckley promovió un complot aceitero para separar el Zulia; en 1916, el gobernador Venancio Pérez Soto derrotó una intentona secesionista promovida por las compañías petroleras de Estados Unidos; en 1869, tras desconocer al presidente José Ruperto Monagas, el gobernador Venancio Pulgar fue derrotado y acabó refugiándose en un navío británico que "por casualidad" observaba el alzamiento".
El planteo separatista, vive todavía y puede retomar fuerza tras la victoria electoral del pasado 23 de noviembre, alentado tanto desde Colombia como desde Estados Unidos. No es casual que varios prófugos colombianos, vinculados a los paramilitares y al narcotráfico hayan encontrado refugio en Zulia, ni que el cónsul colombiano en Maracaibo, la capital estadual, haya estado conspirando con la oposición contra el gobierno antes de ser expulsado a fines de noviembre, días después de las elecciones.
Presiones militares del exterior
A principios de año, Chávez estaba fuertemente involucrado en el canje humanitario en Colombia. A principios de enero las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) concedieron la liberación de Clara Rojas y Consuelo González, tras la mediación de Piedad Córdoba y Chávez.
En ese entonces, el presidente colombiano, Alvaro Uribe, agradeció a Chávez por la gestión que permitió la liberación de las dos políticas retenidas por la guerrilla. Entonces el presidente venezolano siguió trabajando para la liberación de otros retenidos por la guerrilla, especialmente por la ex candidata presidencial, Ingrid Bentancour, reclamada por Francia por su doble nacionalidad.
Pero estas gestiones se cortaron drásticamente y la relación con Colombia llegó a su nivel mas tenso, tras el bombardeo de Colombia a una base de las FARC en Ecuador el primero de marzo, donde murieron cerca de 20 guerrilleros, entre ellos Raúl Reyes, número dos de la organización y encargado de las relaciones internacionales.
Para Chávez, la acción de Colombia fue una amenaza de guerra en Sudámerica. "Fuerzas militares colombianas y norteamericanas invadieron Ecuador, asesinaron un grupo de personas, se llevaron algunos cadáveres, violaron la soberanía ecuatoriana, las leyes de Colombia e internacionales", subrayó Chávez.
De inmediato llamó a su embajador en Bogotá a consulta y movilizó tropas a la frontera. El mandatario venezolano ya había advertido unos días antes al gobierno de Colombia de que debía detener el ingreso de los paramilitares a Venezuela, e incluso había denunciado que el gobierno colombiano estaba alentado esa infiltración de paramilitares. "Tenga usted cuidado, presidente Uribe, con su afán de seguir siendo el peón de la guerra del imperio guerrerista de Estados Unidos", alertó Chávez.
Finalmente la crisis fue superada tras la reunión del Grupo de Río en Santa Domingo, cuando Colombia admitió la agresión y se comprometió a no repetir la acción contra otro país.
ernestotamara@gmail.com
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