Víctor M. Quintana S.
Una buena noticia al fin de este violento año: el 15 de diciembre dirigieron una carta al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, 56 organizaciones no gubernamentales de aquel país para demandarle la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. (TLCAN). Figuran entre ellas think tanks civiles tan importantes como el Instituto de Política Agrícola y Comercial, el Center of Concern, el Instituto de Estudios Políticos, la Oficina de Washington para Latinoamérica; organizaciones como Food First y Global Exchange. Organismos religiosos de católicos, metodistas, menonitas. Organizaciones rurales como la Coalición Nacional de la Familia Agrícola y la Conferencia Católica de la Vida Rural, entre otras. Este mosaico de activistas de muchas regiones, religiones y militancias trabajó duro varias semanas un documento que no por breve deja de ser significativo.
Comienzan recordando al futuro presidente y a su vicepresidente Joe Biden el compromiso tan reiterado por ellos a favor del comercio justo (fair) y de la renegociación de los tratados pobremente diseñados como el TLCAN. Les hacen ver cómo sobre este último acuerdo Obama expresó que fue “sobrevendido” al pueblo estadunidense y que se comprometería a su renegociación con los líderes de Canadá y México para que funcione en favor de los trabajadores estadunidenses.
Este grupo de organizaciones parte de que los futuros acuerdos entre nuestros países deben favorecer al pueblo de cada uno de ellos y debe ponerse en marcha un nuevo modelo para el comercio que apoye el desarrollo, la justicia social los derechos humanos y la sustentabilidad ambiental.
Su planteamiento viene de la Propuesta de las Redes de la Sociedad Civil de Norteamérica, elaborada por organizaciones sociales de los tres países. Señalan 10 prioridades para la renegociación del TLCAN: agricultura, energía, inversión extranjera, servicios financieros, el papel del Estado en la provisión de servicios, empleo, migración, medio ambiente, derechos de propiedad intelectual y previsiones para el tratamiento de disputas.
Son especialmente enfáticos y claridosos en lo que se refiere a la agricultura: a la luz de la crisis alimentaria que se profundiza le urgen a Obama que redireccione el mercado de productos agroalimentarios y que detenga la desregulación del comercio que han conducido a la volatilidad de los precios de los alimentos y al debilitamiento de la seguridad alimentaria en todos los países, sobre todo de los pobladores más pobres de los países pobres.
Basados en esto plantean con claridad y firmeza la urgencia de renegociar el capítulo agrícola del TLCAN con la participación de los pequeños agricultores y las organizaciones de agricultores familiares.
Algo novedoso: subrayan la urgencia de que la renegociación se haga partiendo del Acta de Comercio, Reforma, Rendición de Cuentas y Empleo (TRADE, por sus siglas en ingles), introducida a principios de este año por el senador Sherrod Brown y el representante Mike Michaud y otros 80 legisladores. Esta acta proporciona un marco para iniciar un nuevo diálogo que desarrolle una alternativa de comercio justo basado en un proceso democrático, participatorio y transparente que refuerce los derechos humanos, y el desarrollo con justicia y la prosperidad de las comunidades locales por sobre el enfoque actual que pone adelante las ganancias de las corporaciones.
Finalmente, le toman la palabra a Obama, quien prometió que desde su primer año en el cargo buscaría tener reuniones anuales con los primeros mandatarios de México y Canadá, a realizarse con toda transparencia y buscando el involucramiento de representantes ciudadanos, de los trabajadores, del sector privado y de organizaciones no gubernamentales. En esta lógica le piden que detenga la implementación de la antidemocrática y procorporativa Alianza para la Seguridad y Prosperidad de Norteamérica (ASPAN), porque se ha llevado a cabo sin supervisión del congreso, sin ninguna consulta a la sociedad civil y conduce sólo a una mayor desregulación que sólo beneficia a las corporaciones y lleva a la militarización y a la violación de las libertades civiles.
A pesar de la negativa terminante y de la demanda de Calderón a Obama por no renegociar el TLCAN, se están dando las condiciones para ello: por el lado objetivo, el impacto de la crisis en la economía de los tres países; por el lado subjetivo, el avance de las posiciones y organizaciones progresistas en la coyuntura del triunfo de Obama. Ojalá que la coyuntura electoral del próximo año no se trague todos los esfuerzos y la atención de las organizaciones sociales mexicanas y puedan aprovecharse estas condiciones para renegociar el tratado que tanto nos ha maltratado. Feliz Año.
In memoriam, Doña Amalia Solórzano de Cárdenas
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