16 diciembre 2008
En voz alta
Los mexicanos somos una nación tranquila a la que no le gusta levantar olas ni aún frente a los problemas extremos. Preferimos agachar las orejas, encomendarnos al cielo y esperar a que las potencias divinas arreglen por vía de un milagro aquello que no hemos podido resolver a través de la política, la economía o la sociedad.En voz alta
Nación más apegada a lo sobrenatural y ¿porqué no decirlo con todas sus letras? a lo supersticioso, hemos logrado que convivan las religiones establecidas con todo tipo de cultos antiguos y New Age tipo la Santa Muerte como opción para un galimatías nacional y personal que en mucho tiene su génesis en la corrupción.
Alguna vez alguien dijo que el surrealismo es la doctrina nacional y que si Frank Kafka, el autor checo que coincibió en su literatura a un hombre metamorfoseado en cucaracha, viviera hoy en día, sería notario, porque en su extravagante mundo imaginativo e imposible, daría fe y legalidad a una realidad más extrema que la ciencia ficción o el reino de los sueños y las pesadillas.
Sólo así podríamos entender lo que sucede en México y que transita en suave linea de lo sublime a lo ridículo.
Por ejemplo que el presidente Calderón se aparezca vestido de blanco como si nada al funeral de Silvia Vargas, jovencita arteramente asesinada por sus secuestradores y cuyo cadáver torturado fue encontrado a instancias de un preso que en la cárcel mexiquense de Barrientos platicó a otro recluso como la mataron y ocultaron su cuerpo y éste pasó el dato a las autoridades carcelarias para ganar ciertos privilegios.
Sólo asi, mediante la delación se resolvió un caso que a lo largo de 15 meses ignoraron las autoridades policiacas puestas por un partido para el cual Nelson Vargas, empresario deportivo y padre de la chica, sirvió en el sexenio pasado y que forma parte de los 7000 plagios reportados en el 2008.
Así, tranquilo y ufano, acompañado del procurador Eduardo Medina Mora que tampoco hizo nada para impedir la tragedia de la familia Vagas, como si estuviese realizando el mejor trabajo posible guiando las riendas de un pais que se desbarranca, Felipe Calderón se apresuró a darle el pésame por la tragedia al atribulado padre, deshecho por un incidente más en la amplia estadística del plagio, como si él fuese totalmente ajeno a todas las desgracias que como las diez plagas bíblicas nos han caido a los mexicanos desde que optamos por el cambio político, el en que mirado con frialdad, nos ha salido más caro el caldo que las albóndigas.
El balance fatal en estos dos años de gobierno calderonista son una devaluación del peso contra el dólar que sobrepasa el 40%, el desempleo más alto en la historia de México, superior al generado por la ya legendaria crisis de 1994, el máximo nivel de inseguridad, secuestros, asaltos, robos, asesinatos, masacres debidas al narcotráfico, etc. en toda la historia del pais, la menor inversión extranjera en 25 años, el declive mayor en producción petrolera, industrial y agrícola del siglo, la baja más sensible en turismo en la década y la caida más abrupta en ingreso de divisas de parte de nuestros migrantes, sumado a la peor calidad de vida, ingreso y poder adquisitivo que nos sitúa en América Latina más cerca de El Salvador que de Chile.
La larga lista de etcéteras ocuparía cada uno de los aspectos de nuestra vida cotidiana. Quienes no tienen un capital importante viven entre la angustia de perder su empleo y la prespectiva de no volver a encontrar otro, a merced de los abusos de los patrones quienes sangran su miedo ante una coyuntura sin solución aparente. Al mismo tiempo la clase media que escuchó al Flautista de Hammelin disfrazado de tarjeta de crédito y pensó que las tasas de interés no iban a precipitarse a la alza, ahora se ve como rata al borde del precipicio económico cuando cada mes abre su estado de cuenta y descubre que mes a mes la rapiña de los banqueros "mexicanos" que son casi todos extranjeros le sube la tasa de interés hasta 12 % para pasar de 30% al inicio del año hasta más del 115% en diciembre, en algunos casos volviendo una inocente deuda en una cadena perpetua literalmente impagable y que requeriria en el esquema de pagos mínimos hasta 35 años cubrirla.
Para aquellos "Totalmente Palacio" las noticias no son del todo buenas, porque en México, los ricos también lloran, pues ante el temor de asaltos y secuestros, ni siquiera pueden gozar de su dinero, viven en búnkeres rodeados de guaruras que controlan hasta la hora de ir al baño y que muchos de ellos se convierten, como en el caso de la joven Silvia Vargas, en sus captores y verdugos.
Poco a poco la sociedad mexicana repta lentamente del caparazón de conformidad y rezos para entender que por allí no va el tema y que si no hacemos algo más contundente que marchar con velitas, vestirnos de blanco o portar moñitos, la realidad nacional nos va a aplastar y llegaremos al tiempo de la ira en que esa resignación embotellada hará eclosión y no bastarán las telenovelitas dulzonas ni los romances artificiosos y artificiales como el de Peña Nieto para tapar el sol con un dedo.
No será suficiente la buena voluntad para ocultar hechos insultantes, como el que mientras el campo se muere legendariamente de hambre inutilizando los principios de Zapata que animaron el fuego de la Revolución de 1910, la Secretaría de Agricultura se tome colectivamente casi 4 semanas de vacaciones tras haber empleado su presupuesto en ayudar sólo al 8% de los productores, muchos de ellos en realidad narcotraficantes y que su ancestral cuatachismo tenga al borde de la muerte a la industria pecuaria del pais.
Tampoco ayuda la publicación de los aguinaldos que se autorrecetaron gobernadores y legisladores como el de Querétaro, quien cínicamente festejará llevándose a casa más de 350 mil pesos en una nación donde la gran mayoría no recibe nada.
La gran pregunta es cuanto más vamos a soportar que los legisladores nos tengan presos de sus intereses, mismos que no lograron contener una Ley de Medios benéfica a la ciudadanía, que ocultaron privatizaciones disfrazadas de contratos especiales en las modificaciones hechas a Pemex, que literalmente entregaron la banca mexicana a los buitres internacionales que vienen a hacer con los clientes mexicanos lo que no se atreven en sus paises, mejor controlados legalmente.
Cuánto más antes que el desempleo, el hambre, la inseguridad nos roben lo último y sin nada que perder vayamos por la cabeza de quienes nunca nos han escuchado y brincan de curul a escaño, de escaño a puesto, de partido en partido para vivir de la ubre presupuestal.
Porque si usted cree que ante este año terrible los partidos políticos creen que deban cambiar, despierte del sueño. Hace unos días el presidente del PAN, partido en el poder, hablaba de sus perspectivas electorales de frente al proceso de renovación de la cámara de diputados federal y los seis estados que elegiran gobernador, Colima, San Luis Potosí, Querétaro, Campeche, Sonora y Nuevo León, dijo que piensan ganarlo todo porque si alguien como Felipe Calderón por quien nadie daba un pepino ganó el proceso presidencial del 2006 ¿porqué no pensar que ahora repetirán el milagro?
Así las cosas, la paciencia comienza a acabarse sobre todo con el millón de migrantes que desde Estados Unidos vuelven a México empujados por la propia crisis de nuestros vecinos y descubrirán que aquí nada ha cambiado, todo sigue igual: el desempleo, la corrupción, la inseguridad, las devaluaciones cíclicas y el cinismo de quienes nos gobiernan, no importa de que partido.
Si fuese enfermizamente optimista diría que el 2009 será mejor pero no veo como. Los mismos bandidos serán quienes ganen, es decir los que viven de y para el gobierno a todo nivel, los banqueros chupasangre y los empresarios enchufados via corrupción y los demás seguiremos como bueyes lamiendo las riendas de quienes nos conducen una vez más al precipicio y con la zanahoria frente al carro de puras promesas e ilusiones.
¿O no?
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