María Teresa Jardí
“Hoy México no es una sociedad civilizada”, dice, sin rubor, supongo, porque lo escucho por la radio y no le veo la cara el senador Arturo Escobar, del Partido Verde. “No es ojo por ojo ni diente por diente”, continúa diciendo el impresentable legislador defensor de la pena de muerte aprobada ya contraviniendo los pactos internacionales a instancias de Moreira por la legislatura, de mayoría priísta, del Estado de Coahuila. Pena de muerte originalmente vendida a la sociedad, a la que se la puede acusar, mayoritariamente, de tener canceladas las células pensantes y cada vez más conservadora sin darse cuenta de que de eso se trata para imponer el Estado represor en marcha, pero sociedad, la mexicana, de la que jamás podrá decirse que no es ejemplo de civilidad, incluso para enfrentar los horrores que les imponen los impresentables gobernantes emanados de los partidos políticos. Si no fuera tan civilizada, como es la sociedad mexicana, no alcanzarían los árboles de Reforma para colgar a todos los políticos que funcionan como sus enemigos y que son los responsables del desarme ético de la estructura de todas, absolutamente todas, las instituciones.
Vendida la idea de la pena de muerte, desde antes, por el Partido Verde en gigantescos promocionales, de esos que están prohibidos en las vía rápidas en el mundo donde los políticos son servidores públicos y el poder no está en manos de familias mafiosas.
Porque asegura con el cinismo característico de los cuatro integrantes y un solo dueño de ese parásito partido que: “el Poder Judicial ya se encargará de demostrar la culpabilidad de los secuestradores”, tan “eficiente” el Poder Judicial --pienso yo de cachondeo mientras lo escucho-- que hasta el fraude legaliza mientras llena de “culpables” pobres las cárceles.
Ni siquiera una palabra con relación a los policías secuestradores que aparecen en cada evento de esa naturaleza. Al tan útil, para todo trabajo sucio, Partido Verde, no le interesan esas minucias que también olvida convenientemente el PRI a modo del sistema impuesto por los que mandan que ya hasta les “sueltan” recursos para empezar a imponer el PLAN MEXICO, disfrazado de Iniciativa Mérida.
Claro ejemplo de la necesidad de no contribuir más, con nuestro voto, a mantener a los zánganos que son los legisladores en México, es el senador Escobar a quien, acabado el periodo, harán diputado en pago, para luego volverlo al Senado. Ser legislador es hoy la más redituable de las chambas aunque sólo sirva para dejar entrar por la puerta de atrás a los usurpadores y para levantar la mano a todo lo que les ordenen las mafias responsables de que el secuestro sea hoy en México otro redituable negocio convertido en modus vivendi policiaco.
El domingo pasado la nota de algunos diarios eran las expectativas de Fecal en cuanto a bajar en un 30% los secuestros el año que viene.
Si un gobernante legítimo, que no es el caso de Calderón, como lo reconoce ya hasta Ugalde, hiciera esas declaraciones en cualquier otro lugar del mundo, dejaría de ser legítimo en el instante en que ofreciera simplemente bajar un 30% la cifra de secuestros cuando la justificación de los gobiernos es la seguridad de los gobernados y cuando su único porqué es el de propiciar la felicidad de los mismos.
Se deja IMPUNE al góber precioso amigo y protector de pederastas y se acaba con símiles municipales poblanos pagando a niños indígenas paupérrimos para que se desnuden y den vueltas al ruedo, mientras los retratan y video graban los que luego muy posiblemente abusarán de ellos antes de asesinarlos. Y en manos de estos monstruos quieren dejar el asesinato legalizado, a través de la pena de muerte, los enemigos del pueblo.
Señores priístas, una crónica anunciada es que de seguir por ese camino el país continuará desgobernado por el PAN y otra que el Verde en cuanto vea que el PAN es el que va a ser, se va a convertir en su aliado, dejándolos a ustedes colgados de la brocha.
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