lunes, diciembre 08, 2008
Loquitos libertarios y tiempos de cambio
Michel Balivo
(Biblias por tierra)
Comentan las matrices de opinión nacional e internacional, que el presidente Chávez se volvió loco, enfermo de poder. Pero a los locos, a los que no coincidían con el enfoque de la conciencia colectiva de su época, en toda cultura desde el principio de los tiempos se les dio a grandes líneas dos tratamientos.
Se los excluía y recluía socialmente, o se los trataba como gente especial permitiéndoles hacer su vida y tratándolos con gran respeto. El problema entonces aparece cuando el 60% de una población comparte esa locura o enfoque, ese punto de vista diferente y especial. Porque ese loco puede llegar entonces a presidente y gobernar a los cuerdos.
No lo digo yo, esas son las normas de nuestra constitución y democracia. Creo que esa es una posibilidad global, de grandes números de locura, en la que jamás pensamos cuando elaboramos cuidadosamente nuestras instituciones. Pero en esa democracia también hay elecciones regionales, en las que la poca gente cuerda que queda tiene la posibilidad de ganar alguna gobernación y alcaldía.
Y cuando así sucede, ponen en evidencia toda su cordura atacando, saqueando, incendiando las misiones de salud, alimentación, cerrando los espacios de educación, agrediendo a las hordas de locos. Esa tampoco es una actitud nueva, porque a los locos por lo general se les tiene miedo, y el miedo nos paraliza o nos vuelve agresivos, sobre todo cuando nos reunimos en grandes grupos. La sicología de las masas es muy diferente a la de los individuos.
En consecuencia, el presidente Chávez ha lanzado la campaña de “¡Uh Ah Chávez no se va!”. Se trata de una enmienda constitucional que requiere reunir dos millones y medio de votos para presentarlos ante el Consejo Electoral, y que este autorice y organice en el tiempo máximo de un mes el referendo constitucional. Eso no debería ir más allá de febrero o marzo.
Pero también y a mayor velocidad, puede ir por la vía de la Asamblea. Si resulta aprobado, los presidentes o presidentas pueden seguir presentándose como candidatos a reelección sin limitaciones. En el caso del Partido Socialista Unido de Venezuela, eso posibilita que los candidatos se auto postulen, pero han de ser las bases las que den el visto bueno final.
Entonces el tema no es si alguien está o no loco, sino si hay suficientes que participen de su locura para llevarlo a los puestos de poder. Yo supongo que para las visiones del mundo que no logran llegar a gobernar e imponerse, los que ganan siempre han de estar un poco locos por no compartirlas y tener una diferente. Aunque los que ganan, tampoco están necesariamente libres de ello.
En todo caso la oposición ha de tener cuidado con sus campañas, porque si se infunde el temor es posible que crezca el número de loquitos. Tal vez el pueblo no valoraba lo suficiente los logros de estos diez últimos años, probablemente no estaba satisfecho con muchos de sus representantes elegidos y el modo en que hacían las cosas.
Pero cuando se atacan las misiones, que ya formaban parte desde hace 5 años de la organización socioeconómica de los Consejos Comunales, pueden dar por seguro que cobrarán inmediata conciencia de lo que significaría volver a perderlas y quedar nuevamente en situación de total desprotección y vulnerabilidad.
Una cosa es sufrir el total desinterés y desatención de los mandatarios, y otra es la agresión directa y sin motivo para saquear y cerrar los locales, desalojando a todo el mundo, aún antes de asumir su mandato constitucional. Sobre todo, cuando en la campaña se repitió hasta el cansancio que se iba a respetar y aún mejorar, todos los logros que beneficiaban al pueblo.
Lo que los dirigentes cuerdos tendrán que explicar a sus representados, es por qué se niegan a esa enmienda constitucional, cuando se llenan la boca diciendo que ganaron las elecciones regionales y el presidente Chávez ya no tiene respaldo popular. Es que estamos en acelerados tiempos de cambio, en que la locura y la cordura se mezclan hasta casi volverse irreconocibles.
Pero sin meternos en aguas profundas, en temas que han de debatir los eruditos sicólogos, sin tratar siquiera asuntos de economía, en los cuales también hay muchos especialistas que difícilmente se ponen de acuerdo, lo cierto es que el presidente Chávez le ha devuelto al pueblo su autoestima.
Le ha elevado su moral, al dar continuo ejemplo de lo que un servidor del pueblo ha de ser. Termino de verlo en un acto, donde reclamaba a los organizadores porque ellos estaban bajo un toldo, mientras el pueblo soportaba al inclemente rayo del sol. Pidió que para la próxima vez lo pusieran a él donde el sol pegara más fuerte, en condiciones de igualdad para todos.
Y la misma sensibilidad demuestra con cada pequeño detalle de preferencias, privilegios que atentan contra la declamada igualdad, que los hábitos nos hacen pasar desapercibidos. Yo diría que más allá de lo acertada o no que podamos considerar su visión de un mundo más justo, su mayor locura, es la de poner en esta época de exagerados personalismos, su vida al servicio de los demás. Eso no se lo perdona ni siquiera su exesposa, que participó de la campaña en su contra y le dificulta ver a su hija.
Y hablando de tiempos locos, eruditos en economía y matrices que circulan, donde parece que la realidad es tan flexible como para ajustarla al deseo y los montajes de cada cual; se dice que esta crisis económica global y la consiguiente caída en la demanda y los precios del petróleo que está produciendo, hará imposible la continuidad de la revolución bolivariana.
Yo me pregunto si son ciegos o ignorantes, (que es otro tipo de ceguera), los que opinan y los que los oyen. Porque ante los ojos tienen la celebración de los cincuenta años de la revolución cubana. Podrá gustarles o no, pero los hechos son los hechos. Y si la medida del logro está en la intensidad y cercanía de las fuerzas naturales y socioeconómicas que han debido enfrentar y resistir para que su visión del mundo se abriera camino, vaya logro entonces.
Mayor aún es el logro cuando muchas de las misiones venezolanas iniciales, fueron posibles gracias al apoyo de los profesionales cubanos, que por supuesto son uno de los blancos preferidos de toda agresión presente. En aquellos tiempos los médicos venezolanos no soñaban con atender a los pobres. No era un problema personal, sino de negocios.
Por ello, los profesionales cubanos han tenido que ir formando a los nuevos médicos integrales venezolanos, además de atender a todos aquellos que los requieren, que son millones. Muchas veces teniendo que y/o eligiendo vivir en sus mismas condiciones de pobreza. Ese es otro tipo de locura incomprensible y difícilmente perdonable en nuestra época. ¿Qué negocio es ese?
Yo creo que hoy pecamos de observar todo muy superficialmente. Lo que realmente diferencia al ser humano no son sus hábitos y creencias, sus rituales económicos, que no son sino la contracara de los cíclicos fenómenos de la naturaleza que rigen a todas sus criaturas, y en torno a los cuales nos vemos obligados a organizar nuestras actividades. Como las estaciones climáticas a la agricultura por ejemplo. Eso lo compartimos con todo el ecosistema.
Lo particular del ser humano es que su mente es sensible a los elementos y variables azarosas, que irrumpen dentro de esos sistemas cíclicos cerrados y repetitivos de muy pequeñas y lentas variaciones. Gracias a eso disponemos de una relativa libertad de elegir entre las alternativas que vamos reconociendo, concibiendo e implementando.
Con motivo de eso, vivimos previniendo temerosamente el futuro e intentando por todos los medios seguridad. Si algo es entonces esencial al ser humano es su impulso libertario y su contradictoria contracara, el temor a qué nos deparará el futuro. Creo que con una breve meditación no es difícil reconocer que toda ciencia, evolución y revolución, brota necesariamente del impulso libertario de nuestro corazón ante toda limitación natural o social.
Así como todo fracaso de la misma se debe al temor al futuro, a la inseguridad que se aferra a lo conocido, al plato de comida seguro, traicionando su más profundo sentir. El avance de la libertad conciente de sí misma, es entonces también el avance de la revolución, el superar y dejar atrás los temores y el aferrarse e identificarse con las cosas. La fe y el temor juegan estructuralmente en el centro de la conciencia humana.
Una revolución depende del amor a la libertad, del deseo de cambio, y todo eso nace y florece en el corazón humano y va creando sus medios de expresión, aunque pueda tomarle miles de años su logro. En la época feudal por ejemplo, se identificó la libertad con la posesión de la tierra.
Por cierto, en estos días, leí que un líder africano había dicho que cuando los conquistadores o colonizadores europeos llegaron con una Biblia en la mano, los habitantes originarios eran los dueños de las tierras, pero ahora ellos tienen la Biblia y los conquistadores las tierras. Hoy en día buena parte de la especie humana vive en ciudades.
Esas ciudades, son resultantes del esfuerzo intelectual por vencer las resistencias que el ecosistema natural oponía a sus intenciones. Es decir, el esfuerzo físico que le exigía la satisfacción de sus necesidades, contrastante con la creciente inercia de energía intelectual que exige el desarrollo de la mente, para asimilar y manejar el conocimiento acumulativo en una sociedad de la información.
Por ello, bajo diversos matices la concepción moderna y citadina de la libertad, es la posesión de dinero que comprará todo lo necesario, incluyendo espacio y tiempo libre para sí mismo. Lo cual opera como mecanismo de la creciente concentración de capitales y bienes en cada vez menos manos, convirtiéndose en un modelo socioeconómico de explotación de las mayorías.
El pensamiento ingenuo es, ¿para qué me voy a esforzar trabajando la tierra y produciendo alimentos y enseres, cuando puedo ganar de muchos modos el dinero y comprar todo lo necesario? De allí a la corrupción hay un solo paso. ¿Para qué voy a trabajar ocho horas durante toda mi vida, si puedo encontrar caminos más directos hacia el dinero que es lo que en última instancia me interesa?
Paradójicamente entonces, tras toda dirección o intención de vida está el deseo de libertad o los modos en que el esfuerzo y el cansancio conciben su descanso, relajación, liberación. Paradójico como que hoy las tierras y alimentos sean manejados por transnacionales y cuesten cada vez más, llevándonos a que una tercera parte de la población planetaria pase hambre.
Igual de paradójico es que el imperialismo nunca ha conseguido ni conseguirá conquistar el mundo, como tampoco ninguna ideología o sistema lo hará, aunque se llame socialismo. Esas son convulsiones dialécticas previas al cambio de sensibilidad y modelo, cuando lo nuevo se conductualiza directa y sinceramente, sin necesidad de órganos o instituciones rectoras de lo que hemos de pensar y hacer.
Porque la vida es como una flor, como el embrión humano, se gesta y despliega desde un centro íntimo, desde el oscuro vientre hacia el mundo de los contrastes entre luces y sombras, desde adentro hacia fuera y no al revés. Sabemos manipular cosas, pero aún no tenemos la menor idea de lo que la vida es.
Si preguntas como se gesta la vida, tal vez te dirán que el feto humano o animal se forma en la fecundación de un óvulo por un espermatozoide. ¿Y cómo se gestan el óvulo y el espermatozoide? Ah, los produce naturalmente el cuerpo. ¿Y cómo se gesta el cuerpo? Ah, lo producen el óvulo y el espermatozoide. Es como el dilema-acertijo del huevo y la gallina.
¿Y cómo se gestó y alimentó el primer cuerpo humano cuando no había cuerpos femeninos ni masculinos? Ah, los monos se fueron convirtiendo en miles o millones de años en seres humanos. ¿Y qué eran los monos antes de ser monos, mariposas?
¿Por qué unos monos se transformaron y otros siguen allí rascándose los piojos y haciendo monadas, en lugar de competir y agredirse inteligentemente por dinero y posesiones? Es un buen esfuerzo de la imaginación para romper la parálisis del pensamiento dogmático, pero todavía no nos dice nada respecto a lo que la energía vital es, pese a que estemos ya en capacidad de manipular sus genes.
Hay todavía una enorme brecha en nuestro pensamiento entre como la radiación solar, supuesta fuente de todo el universo existente, va cobrando forma, materializándose, organizándose. Entre como una energía supuestamente estúpida e insensible, es capaz de dar a luz a un ser afectivo e inteligente. Más en sencillo, como una semilla de tomate puede fructificar en una pera o un burro.
Igual de intangible es el amor a la libertad, y sin embargo es el motor de todo lo que hemos concebido y construido. Es justamente el intangible impulso libertario el que va “cobrando forma” según las circunstancias opresivas.
El problema entonces, son los variados modos en que los grupos sociales, las diferentes generaciones que conviven simultáneamente en un mismo espacio tiempo, espacio hoy ya planetario, conciben e intentan esa libertad, esas circunstancias opresivas, las causas y/o los responsables de las mismas.
La nueva imagen de libertad que se va abriendo lentamente camino, resulta entonces bastante extraña a nuestra época aún fuertemente teñida de personalismos. Porque se trata de reconocer que me libero esencialmente, ayudando en lo cotidiano todo lo que puedo a la liberación de los demás de todas las limitaciones y opresiones a que están sometidos.
El nuevo héroe resulta también demasiado humilde para el temor y los elevados sistemas de tensión, de violencia íntima que aún sufrimos, y las imágenes de superioridad y/o riqueza con que tratamos de compensarlos, escapar de ellos.
Porque se trata simplemente del servidor social, que reconoce que una de las cárceles de las que ha de liberarse es el ensimismamiento y alienación en sus propios intereses, y como estos le hacen concebir su libertad en desmedro de la ajena, conduciéndolo a un nuevo tipo de esclavitud, la de la insensibilidad y la soledad, la enajenación autista, egocéntrica.
Mientras que mediante el acercamiento sincero a las relaciones afectivas, volvemos a abrirnos paso a paso al mundo natural y humano, dejando atrás la concepción de la libertad como seguridad económica, como aferrarnos a las posesiones cual maderos de ahogados.
Volver a poner al ser humano cual prioridad sobre la seguridad económica personal que lo cosifica, es entonces la dirección liberadora y revolucionaria de este modelo agotado que nos hace experimentar el mundo como insensible, agresivo, violento y excluyente.
Nos liberamos liberando, dando prioridad a un “nosotros”, que bien entendido abarca e incluye a los yoes y tues. En última instancia nos liberamos y revolucionamos, reconociendo los hábitos y creencias que paralizan nuestra conciencia, dinamizándolos mediante nuevas concepciones que brotan estructuralmente de la mano de conductas solidarias, generosas.
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