22 enero 2009
"Barack Obama ya cambió la percepci´pon que el mundo tiene de Estadois Unidos, pero no cambiará al Estado estadunidense".
Francisco Nájera
I
El caro leyente Nájera, quien nos lee en Tijuana, B. C., y es "empresario de subsistencia por efecto de la crisis salinista-zedillista-foxista-calderonista" comparte su impresión de la toma de posesión de Barack Obama.
Describe: "Fue un acto espectacular, por decir lo menos. Un gran acto oropelesco, sin sustancia aunque preñado de simbolismos que a no pocos estadunidenses y en México y en el mundo inspirarían esperanzas...
"Acaba de terminar ese gran "show" hollywodesco, muy a lo Broadway, muy de musical estadunidense, para confundir la realidad con los anhelos y ver a éstos como aquella... No fue siquiera opereta o zarzuela; fue un musical...
"Pero los millones de estadunidenses que votaron por el candidato Obama y lo hicieron Presidente no distinguen que el juego de reflectores tiene por objetivo el de darle cuerpo aparente a la esperanza...
"Ese espectáculo fue visto en casi todo el mundo simultáneamente a su realización debido a la tecnología de la comunicación. La insustancia es el mensaje al mundo, con el fin de cambiar la percepción que se tiene de EU".
Darle un nuevo rostro al imperialismo. Hacerlo más amable, amigable incluso, ante sus víctimas históricas, los pueblos oscuros, cobrizos y amarillos del Tercer Mundo, saqueados y sometidos por el Imperio.
II
El espectáculo oropelesco y luminoso, tramoyado, es, según el sentir del leyente Nájera, el mensaje. El medio es, pues, con arreglo a la tesis de Marshall MacLuhan, el mensaje. De realidad virtual. De inferimientos.
Ese registro del señor Nájera no parecería desencaminado. La victoria electoral de don Barack en noviembre pasado y su asunción, el martes, a la Presidencia es lo mejor que podría ocurrirle a EU como poder imperial.
Vero. Lo mejor estratégicamente para ese gran poder imperial que se representa en el Estado estadunidense. Un poder imperial superior, historicistamente, a los imperios referentes romano, español e inglés.
Pero, ¿y el pueblo estadunidense? ¿Será defraudado por el señor Obama? ¿Responderá éste mandatario a las expectativas de quienes lo eligieron? Es posible, pues su capital político, el amasado por la votación, es enorme.
Por añadidura, el señor Obama tiene a su favor que la coyuntura política de la crisis tanto estadunidense como mundial le permitirá mantener sin gran
merma ni desgaste su colosal capital político; incluso lo puede acrecer.
Así, cuando en 2012 don Barack vuelva a pedirle a sus connacionales que voten por él, por otros cuatro años más de inquilinato en la Casa Blanca, es muy probable que accedan a su petición. Gustosamente.
III
Ese es un escenario prospectivo posible cuyos componentes son identificados por el leyente Nájera. La combinación de las coyunturas de crisis y el uso habilidoso de los medios de control social arrojarán ese resultado.
La coyuntura de crisis absorberá empeños y afanes no sólo del señor Obama, sino que podrá ser un vector motivacional colectivo formidable que desactive detonantes potenciales de impaciencia y de desesperanza social.
El mero hecho de su elección --por su ascendencia africana paterna y su esfuerzo personal en su escolarización-- empezó a modificar la percepción que el mundo tiene de EU y el resentimiento al imperialismo.
Esa percepción mundial, pública, es la de que EU ya cambió al haber elegido a un afroestadunidense cuya imagen, retocada con alta destreza, es la de un liberal comprometido con las causas sociales y no con las del imperialismo.
Más no. El cambio es cosmético. No es desestimable que don Barack, si se analiza su discurso del martes, no cuestionó al imperialismo estadunidense ni sus premisas filosóficas --las del Destino Manifiesto-- ni sus conductas.
De hecho, don Barack, en ese discurso, no aludió en absoluto al derecho internacional, violado sitémicamente por EU (todas sus guerras o actos de guerra desde 1945 a hoy han sido ilegales). Más de lo mismo.
Así, más de lo mismo, pero con estilo diferente al de sus predecesores. Los manes del imperialismo --cuyo fin supreno es el del lucro que genera el poder global-- no han sido echados de Washington.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Destino manifiesto: sofisma filosófico desarrollado por las élites del podert en EU en las primeras décadas del siglo XIX para justificar el expansionismo estadunidense mediante guerras de rapiña y agresión, como la de México (1846-48), que arrebató a éste último más de la mitad de su territorio. La doctruina del Destino Manifiesto se sustentaba sobre la noción de que el pueblo estadunidense, en ese entonces mayoritariamente de ascendencia anglosajona, había sido escogido por Dios para gobernar al mundo.
Manes: almas, sombras, espíritus, deidades.
Francisco Nájera
I
El caro leyente Nájera, quien nos lee en Tijuana, B. C., y es "empresario de subsistencia por efecto de la crisis salinista-zedillista-foxista-calderonista" comparte su impresión de la toma de posesión de Barack Obama.
Describe: "Fue un acto espectacular, por decir lo menos. Un gran acto oropelesco, sin sustancia aunque preñado de simbolismos que a no pocos estadunidenses y en México y en el mundo inspirarían esperanzas...
"Acaba de terminar ese gran "show" hollywodesco, muy a lo Broadway, muy de musical estadunidense, para confundir la realidad con los anhelos y ver a éstos como aquella... No fue siquiera opereta o zarzuela; fue un musical...
"Pero los millones de estadunidenses que votaron por el candidato Obama y lo hicieron Presidente no distinguen que el juego de reflectores tiene por objetivo el de darle cuerpo aparente a la esperanza...
"Ese espectáculo fue visto en casi todo el mundo simultáneamente a su realización debido a la tecnología de la comunicación. La insustancia es el mensaje al mundo, con el fin de cambiar la percepción que se tiene de EU".
Darle un nuevo rostro al imperialismo. Hacerlo más amable, amigable incluso, ante sus víctimas históricas, los pueblos oscuros, cobrizos y amarillos del Tercer Mundo, saqueados y sometidos por el Imperio.
II
El espectáculo oropelesco y luminoso, tramoyado, es, según el sentir del leyente Nájera, el mensaje. El medio es, pues, con arreglo a la tesis de Marshall MacLuhan, el mensaje. De realidad virtual. De inferimientos.
Ese registro del señor Nájera no parecería desencaminado. La victoria electoral de don Barack en noviembre pasado y su asunción, el martes, a la Presidencia es lo mejor que podría ocurrirle a EU como poder imperial.
Vero. Lo mejor estratégicamente para ese gran poder imperial que se representa en el Estado estadunidense. Un poder imperial superior, historicistamente, a los imperios referentes romano, español e inglés.
Pero, ¿y el pueblo estadunidense? ¿Será defraudado por el señor Obama? ¿Responderá éste mandatario a las expectativas de quienes lo eligieron? Es posible, pues su capital político, el amasado por la votación, es enorme.
Por añadidura, el señor Obama tiene a su favor que la coyuntura política de la crisis tanto estadunidense como mundial le permitirá mantener sin gran
merma ni desgaste su colosal capital político; incluso lo puede acrecer.
Así, cuando en 2012 don Barack vuelva a pedirle a sus connacionales que voten por él, por otros cuatro años más de inquilinato en la Casa Blanca, es muy probable que accedan a su petición. Gustosamente.
III
Ese es un escenario prospectivo posible cuyos componentes son identificados por el leyente Nájera. La combinación de las coyunturas de crisis y el uso habilidoso de los medios de control social arrojarán ese resultado.
La coyuntura de crisis absorberá empeños y afanes no sólo del señor Obama, sino que podrá ser un vector motivacional colectivo formidable que desactive detonantes potenciales de impaciencia y de desesperanza social.
El mero hecho de su elección --por su ascendencia africana paterna y su esfuerzo personal en su escolarización-- empezó a modificar la percepción que el mundo tiene de EU y el resentimiento al imperialismo.
Esa percepción mundial, pública, es la de que EU ya cambió al haber elegido a un afroestadunidense cuya imagen, retocada con alta destreza, es la de un liberal comprometido con las causas sociales y no con las del imperialismo.
Más no. El cambio es cosmético. No es desestimable que don Barack, si se analiza su discurso del martes, no cuestionó al imperialismo estadunidense ni sus premisas filosóficas --las del Destino Manifiesto-- ni sus conductas.
De hecho, don Barack, en ese discurso, no aludió en absoluto al derecho internacional, violado sitémicamente por EU (todas sus guerras o actos de guerra desde 1945 a hoy han sido ilegales). Más de lo mismo.
Así, más de lo mismo, pero con estilo diferente al de sus predecesores. Los manes del imperialismo --cuyo fin supreno es el del lucro que genera el poder global-- no han sido echados de Washington.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Destino manifiesto: sofisma filosófico desarrollado por las élites del podert en EU en las primeras décadas del siglo XIX para justificar el expansionismo estadunidense mediante guerras de rapiña y agresión, como la de México (1846-48), que arrebató a éste último más de la mitad de su territorio. La doctruina del Destino Manifiesto se sustentaba sobre la noción de que el pueblo estadunidense, en ese entonces mayoritariamente de ascendencia anglosajona, había sido escogido por Dios para gobernar al mundo.
Manes: almas, sombras, espíritus, deidades.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario