Yenise Tinoco
Las siete escalas Singlar funcionan en números rojos, pues representan un gasto para la hacienda pública superior a los 866 mil pesos mensuales. El gobierno de Calderón proyecta gastar 600 millones en este año en un proyecto fracasado.
Las siete escalas Singlar funcionan en números rojos, pues representan un gasto para la hacienda pública superior a los 866 mil pesos mensuales. El gobierno de Calderón proyecta gastar 600 millones en este año en un proyecto fracasado.
Guaymas, Sonora. Un olor pestilente cubre la atmósfera: mezcla de pescado putrefacto, aceite quemado y agua estancada; bolsas de plástico, envases de refresco. Enormes bolas de grasa amarillenta flotan en las aguas verdes de la Bahía de Guaymas, donde se ubica la escala náutica Singlar, propiedad del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).
Asentada entre sardineras y el muelle de atraque de los barcos camaroneros –donde hasta hace tres años se encontraba el cine Terrazas–, la marina tuvo un costo superior a los 269 millones de pesos. Es una de las cuatro escalas proyectadas para Sonora (Bahía de Kino, Huatabampo, Guaymas y Puerto Peñasco) dentro del proyecto turístico Mar de Cortés.
Desde la explanada de la escala se puede apreciar media decena de embarcaciones ya oxidadas, una de éstas cubierta casi en su totalidad por agua. Sobre la calle principal de Guaymas, rumbo a las instalaciones de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, se ve cómo varios barcos camaroneros tiran sus desechos al mar.
La marina cuenta con 21 espacios de atraque, de los cuales sólo cuatro están ocupados. En temporada alta llega a tener un tráfico de embarcaciones que no supera el 50 por ciento de su capacidad, dice Miguel Ángel Camarena Colmenares, supervisor de la escala.
En una primera etapa, Fonatur invirtió 67 millones de pesos para realizar el relleno de 4.5 hectáreas de la bahía, donde se proyectaba construir centros comerciales, hoteles, casinos, atracadero para 110 yates y otras embarcaciones turísticas. Hoy, la marina sólo tiene ocho locales comerciales, una estación de combustible, que todavía no está en funcionamiento;; estacionamiento, bar y restaurante; área de servicio.
Esta última cuenta con sanitarios hediondos, que evidencian las fallas en el drenaje; una enfermería, aún sin concesionar; lavandería; regaderas; vestidores, y lockers. Además, un jacuzzi y carril de nado, que a dos años de su inauguración se encuentran estropeados y fuera de servicio.
El supervisor de la marina asegura que todo está en funcionamiento, excepto la enfermería; sin embargo, el área de esparcimiento, donde se encuentra el jacuzzi y el carril de nado, está cerrada al público. Ambos tienen agua a la mitad de su capacidad. También se encuentra sucia y pestilente.
Los clientes se quejan
La escala se encuentra a un lado de las purineras (fábrica para hacer harina de pescado) que no cuentan con un sistema adecuado para deshacerse de sus desechos.
Camarena Colmenares expone que debido al mal olor que se percibe en la marina, los clientes se quejan, tanto de la fetidez, como de la basura y la grasa que invaden el muelle. “Llegan manchones de grasa de las sardinas que se pegan a los barcos y terminan por ensuciarlos. Aunque se limpia dos veces al día el área de la marina: encontramos bolsas de plástico, botes, aceites, toda la basura que tiene el agua de la bahía se acumula aquí”, dice.
Para el funcionario federal resulta difícil encontrar un equilibrio entre lo turístico y lo industrial, por lo cual se debe dar un reordenamiento en la zona, conocida como la bahía de Guaymas.
Explica que el aceite es “muy notable y escandaloso” en el mar, un litro abarca casi un metro cuadrado de superficie. Agrega que hace un mes, un barco descargó sus sentinas (desechos acumulados), lo que provocó que la marina se llenara de diésel.
A decir del supervisor, hay mucha contaminación dentro de la escala debido a que cortaron el acceso a la bahía; ello, detalla, impide la circulación del agua. “Entra el agua, pero muy poca sale, casi no se mueve”.
Aunque Camarena Colmenares argumenta que hace cuatro años le dieron tratamiento a la bahía, para mejorar el ambiente, el hedor persiste. Agrega que el fango que rodea a la escala es consecuencia de las empresas sardineras.
Todo en renta
La marina cuenta con ocho locales comerciales para renta. “Es el único lugar turístico que tiene Guaymas, para que tanto los visitantes como los lugareños se distraigan”, dice un comerciante del lugar.
Camarena Colmenares asegura que en la marina todos los espacios se rentan, incluso el área de la explanada, para que el comerciante que quiera ponga mesas al frente de su local.
El edificio administrativo cuenta con dos niveles, el segundo se arrendó para que se instalara un spa. En poco tiempo también se rentará la planta baja a una inmobiliaria. “Todos quieren rentar aquí: es muy concurrido el lugar”, dice el funcionario.
Sin embargo, en el lugar no se encuentran las embarcaciones proyectadas. Al respecto, el funcionario explica que el tráfico depende de la temporada. En época de calor, los estadunidenses –su principal mercado– no navegan, salen a la mar sólo en temporada de frío.
En septiembre –temporada alta–, la escala tuvo un tráfico naviero que no superó el 50 por ciento, es decir, en promedio se rentaron 10 slips (posiciones de atraque). Los clientes que tiene la marina se quedan alrededor de tres días, se avituallan y se van, según Camarena Colmenares.
Teresa Celis de Grossman, presidenta de la Asociación de Marinas de México, dice que la gente no quiere dejar su barco en la marina de Fonatur porque está muy sucia el agua y es muy común que las naves se llenen de grasa que resulta difícil de quitar.
Para la construcción de la marina, de 2004 a 2006, Fonatur gastó 131 millones 185 mil 632 pesos, de acuerdo con contratos que forman parte del anexo del proyecto turístico. El costo total de la escala, según datos de la dependencia, asciende a 269 millones 526 mil 332 mil pesos.
Marina vacía: Puerto Peñasco
En Puerto Peñasco, Sonora, se ubica otra de las marinas en funcionamiento de Fonatur. La dependencia destinó 56 millones 821 pesos para su construcción. Ésta cuenta con 11 slips, de los cuales sólo cuatro están ocupados, dos de ellos en forma permanente, pese al perfil que asegura la dependencia tienen las escalas de sólo estadía temporal.
El edificio administrativo cuenta con un área de oficinas, baños, regaderas, lockers, vestidores y tres locales vacíos. En la acera de enfrente, se ubica la estación de combustible y el atracadero, donde las embarcaciones tienen agua potable, televisión por cable y teléfono.
De acuerdo con información proporcionada por Fonatur, el costo de operación promedio mensual asciende a 71 mil 937 pesos, y el tráfico de embarcaciones al mes es de alrededor de 80 por ciento.
Sin embargo, el exsupervisor de la marina, Paul Fernando Álvarez Ibarra –quien durante la entrevista aún estaba en funciones–, comenta que la marina tiene poco movimiento como resultado del escaso tráfico naviero que tiene Puerto Peñasco.
Al lado de la escala náutica Singlar se ubica una marina privada con más de 20 posiciones de atraque, ocupadas en su totalidad, con menos beneficios y servicios a los navieros.
Asentada entre sardineras y el muelle de atraque de los barcos camaroneros –donde hasta hace tres años se encontraba el cine Terrazas–, la marina tuvo un costo superior a los 269 millones de pesos. Es una de las cuatro escalas proyectadas para Sonora (Bahía de Kino, Huatabampo, Guaymas y Puerto Peñasco) dentro del proyecto turístico Mar de Cortés.
Desde la explanada de la escala se puede apreciar media decena de embarcaciones ya oxidadas, una de éstas cubierta casi en su totalidad por agua. Sobre la calle principal de Guaymas, rumbo a las instalaciones de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, se ve cómo varios barcos camaroneros tiran sus desechos al mar.
La marina cuenta con 21 espacios de atraque, de los cuales sólo cuatro están ocupados. En temporada alta llega a tener un tráfico de embarcaciones que no supera el 50 por ciento de su capacidad, dice Miguel Ángel Camarena Colmenares, supervisor de la escala.
En una primera etapa, Fonatur invirtió 67 millones de pesos para realizar el relleno de 4.5 hectáreas de la bahía, donde se proyectaba construir centros comerciales, hoteles, casinos, atracadero para 110 yates y otras embarcaciones turísticas. Hoy, la marina sólo tiene ocho locales comerciales, una estación de combustible, que todavía no está en funcionamiento;; estacionamiento, bar y restaurante; área de servicio.
Esta última cuenta con sanitarios hediondos, que evidencian las fallas en el drenaje; una enfermería, aún sin concesionar; lavandería; regaderas; vestidores, y lockers. Además, un jacuzzi y carril de nado, que a dos años de su inauguración se encuentran estropeados y fuera de servicio.
El supervisor de la marina asegura que todo está en funcionamiento, excepto la enfermería; sin embargo, el área de esparcimiento, donde se encuentra el jacuzzi y el carril de nado, está cerrada al público. Ambos tienen agua a la mitad de su capacidad. También se encuentra sucia y pestilente.
Los clientes se quejan
La escala se encuentra a un lado de las purineras (fábrica para hacer harina de pescado) que no cuentan con un sistema adecuado para deshacerse de sus desechos.
Camarena Colmenares expone que debido al mal olor que se percibe en la marina, los clientes se quejan, tanto de la fetidez, como de la basura y la grasa que invaden el muelle. “Llegan manchones de grasa de las sardinas que se pegan a los barcos y terminan por ensuciarlos. Aunque se limpia dos veces al día el área de la marina: encontramos bolsas de plástico, botes, aceites, toda la basura que tiene el agua de la bahía se acumula aquí”, dice.
Para el funcionario federal resulta difícil encontrar un equilibrio entre lo turístico y lo industrial, por lo cual se debe dar un reordenamiento en la zona, conocida como la bahía de Guaymas.
Explica que el aceite es “muy notable y escandaloso” en el mar, un litro abarca casi un metro cuadrado de superficie. Agrega que hace un mes, un barco descargó sus sentinas (desechos acumulados), lo que provocó que la marina se llenara de diésel.
A decir del supervisor, hay mucha contaminación dentro de la escala debido a que cortaron el acceso a la bahía; ello, detalla, impide la circulación del agua. “Entra el agua, pero muy poca sale, casi no se mueve”.
Aunque Camarena Colmenares argumenta que hace cuatro años le dieron tratamiento a la bahía, para mejorar el ambiente, el hedor persiste. Agrega que el fango que rodea a la escala es consecuencia de las empresas sardineras.
Todo en renta
La marina cuenta con ocho locales comerciales para renta. “Es el único lugar turístico que tiene Guaymas, para que tanto los visitantes como los lugareños se distraigan”, dice un comerciante del lugar.
Camarena Colmenares asegura que en la marina todos los espacios se rentan, incluso el área de la explanada, para que el comerciante que quiera ponga mesas al frente de su local.
El edificio administrativo cuenta con dos niveles, el segundo se arrendó para que se instalara un spa. En poco tiempo también se rentará la planta baja a una inmobiliaria. “Todos quieren rentar aquí: es muy concurrido el lugar”, dice el funcionario.
Sin embargo, en el lugar no se encuentran las embarcaciones proyectadas. Al respecto, el funcionario explica que el tráfico depende de la temporada. En época de calor, los estadunidenses –su principal mercado– no navegan, salen a la mar sólo en temporada de frío.
En septiembre –temporada alta–, la escala tuvo un tráfico naviero que no superó el 50 por ciento, es decir, en promedio se rentaron 10 slips (posiciones de atraque). Los clientes que tiene la marina se quedan alrededor de tres días, se avituallan y se van, según Camarena Colmenares.
Teresa Celis de Grossman, presidenta de la Asociación de Marinas de México, dice que la gente no quiere dejar su barco en la marina de Fonatur porque está muy sucia el agua y es muy común que las naves se llenen de grasa que resulta difícil de quitar.
Para la construcción de la marina, de 2004 a 2006, Fonatur gastó 131 millones 185 mil 632 pesos, de acuerdo con contratos que forman parte del anexo del proyecto turístico. El costo total de la escala, según datos de la dependencia, asciende a 269 millones 526 mil 332 mil pesos.
Marina vacía: Puerto Peñasco
En Puerto Peñasco, Sonora, se ubica otra de las marinas en funcionamiento de Fonatur. La dependencia destinó 56 millones 821 pesos para su construcción. Ésta cuenta con 11 slips, de los cuales sólo cuatro están ocupados, dos de ellos en forma permanente, pese al perfil que asegura la dependencia tienen las escalas de sólo estadía temporal.
El edificio administrativo cuenta con un área de oficinas, baños, regaderas, lockers, vestidores y tres locales vacíos. En la acera de enfrente, se ubica la estación de combustible y el atracadero, donde las embarcaciones tienen agua potable, televisión por cable y teléfono.
De acuerdo con información proporcionada por Fonatur, el costo de operación promedio mensual asciende a 71 mil 937 pesos, y el tráfico de embarcaciones al mes es de alrededor de 80 por ciento.
Sin embargo, el exsupervisor de la marina, Paul Fernando Álvarez Ibarra –quien durante la entrevista aún estaba en funciones–, comenta que la marina tiene poco movimiento como resultado del escaso tráfico naviero que tiene Puerto Peñasco.
Al lado de la escala náutica Singlar se ubica una marina privada con más de 20 posiciones de atraque, ocupadas en su totalidad, con menos beneficios y servicios a los navieros.
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