23 enero 2009
A la colega periodista Ana Lilia Pérez Mendoza, acosada por cierta vena de rufianismo empresarial. Solidariamente.
I
La asunción de Barack Obama a la Presidencia de Estados Unidos ha tenido consecuencias en México o, por decirlo con precisión, en ciertos estratos sociales mexicanos y, sin duda, en la élite del poder vernáculo.
Despúlpese el tema, caro leyente, e identifiquense, por un lado, a los estratos sociales de México aquí aludidos; por otro, a la élite autóctona del poder; empiécese por ésta última, la del hampa de la pólítica.
Las consecuencias son las de la esperanza renacida para millones de connacionales de esos estratos sociales y para las vertientes formal y fáctica de lo que es, sin tapujos, vera
expresión de crimen organizado.
Así, a los millones de connacionales la asunción del señor Obama es providencial, consecuencia de acciones divinas que cancelan la desesperanza que mueve a las masas a búsqueda de soluciones revolucionarias.
"Es un milagro de Dios", escribió la cara leyente Josefa Gómez de Pérez, quien lee éstos pergeños en Internet desde Guadalajara, Jal. "Obama fue enviado para salvarnos de la crisis; ahora nos irá bien a los mexic anos".
Pero esas consecuencias, señálese a fuer puntual, plantean incluso dilemas existenciales para los poderdatarios y y poderdantes de la política y los cresos especulantes de las finanzas, la industria y el comercio.
Éstos últimos, sábese bien, son los patrones (y hasta patronos) de los primeros, operadores políticos del poder económico que en México se centra en unos cuantos clanes familiares nucleares y extendidos y sus socios.
II
Hágase la salvedad que entre los políticos --de impúdico modus vivendi-- incluiríanse a los miembros de las jerarquías altas y medias, muchos de ellos notorios pederastas, de la iglesia católica: el clero político.
Pero, ¿por qué padece dilemas existenciales el hampa de la política (el impúdico clero político incluido) y sus patrones y patronos ante la esperanza que renace para los mexicanos con la asunción de don Barack?
Porque ese renacer de la eseranza obamista implica contradecir al neoliberalismo que el hampa de la política ha abrazado desde el sexenio de Miguel de la Madrid hace 26 años y consolidado en el de Carlos Salinas.
Véase: el neoliberalismo con tan gran frenesí asumido por las élites del poder y sus patrones y potronos en México (y que aun defienden a ultranza) preconiza que el Estado ceda potestades de rectoría económica a negociantes.
Pero el Presidente Obama anunció que el Estado estadunidense recobrará sus potestades constitucionales de rectoría e intervendrá directamente en la economía para sacar al proverbial buey de la barranca. Superar la crisis.
Ello es blasfemia, apostasía incluso, para la élite truhán del poder en México, país en el cual el Estado ha cedido a particulares la rectoría de la economía, la cual es sin eufemismos una de salvajismo antisocial. Antipueblo.
Más los hampones de la política y sus patrones y patronos lumbre no comen --como dícese coloquialmente--. La política obamista diseñada para salirle al paso a la crisis se traducirá en un repunte de la economía mexicana.
III
El esperado repunte estadunidense goteará a México. Y por goteo, el Plan Obama beneficiaría a la élite y ciertos estratos sociales mexicanos cuya esperanza se nutre del milagro, escaso y raro hoy, de la Providencia Divina.
San Barack (o San Obama, si el leyente lo prefiere, aunque también podría ser San Hussein, pues ese es su nombre) salvaría a México. Salvados los mexicanos por un tris. ¡Y salvado también Felipe Calderón!
Salvado, pues, don Felipe, por un milagro que, como creyente más en la iglesia y su clero político que en la divinidad que dicho ente mal representa en la tierra, pone a prueba su nervio neoliberal. ¿Dios o el diablo?
El Plan Obama de rescate de la economía que contempla recobrar los fueros del Estado en rectoría económica, implicaría la regulación estricta, rigurosa, de aquella; a ello se le oponen no pocos negociantes.
Pero los opositores al Plan Obama en EU son --¡qué contradicción tan macabra!-- los patrones y patronos de la canalla del poder en México. No en vano las bolsas estadunidenses cayeron el día de la asunción de don Barack.
Pero más allá de esos dilemas del hampa de la política, la esperanza renacida en ciertos estratos sociales mexicanos será capital electoral para aquél. La esperanza renació gracias a San Felipe, no a San Barack.
ffponte@gmail.com
Glosario:
A fuer: apócope de fuera. Preposición. A ley de, en razón de, a manera de, en virtud de.
Canalla: truhanería, mafia, conjunto de bribones, pendencieros y/o delincuentes.
Poderdantes: que dan poder.
Poderdatarios: que reciben poder.
Tris: porción muy pequeña de tiempo o de lugar; causa u ocasión levísima; poca cosa; casi nada.
I
La asunción de Barack Obama a la Presidencia de Estados Unidos ha tenido consecuencias en México o, por decirlo con precisión, en ciertos estratos sociales mexicanos y, sin duda, en la élite del poder vernáculo.
Despúlpese el tema, caro leyente, e identifiquense, por un lado, a los estratos sociales de México aquí aludidos; por otro, a la élite autóctona del poder; empiécese por ésta última, la del hampa de la pólítica.
Las consecuencias son las de la esperanza renacida para millones de connacionales de esos estratos sociales y para las vertientes formal y fáctica de lo que es, sin tapujos, vera
expresión de crimen organizado.
Así, a los millones de connacionales la asunción del señor Obama es providencial, consecuencia de acciones divinas que cancelan la desesperanza que mueve a las masas a búsqueda de soluciones revolucionarias.
"Es un milagro de Dios", escribió la cara leyente Josefa Gómez de Pérez, quien lee éstos pergeños en Internet desde Guadalajara, Jal. "Obama fue enviado para salvarnos de la crisis; ahora nos irá bien a los mexic anos".
Pero esas consecuencias, señálese a fuer puntual, plantean incluso dilemas existenciales para los poderdatarios y y poderdantes de la política y los cresos especulantes de las finanzas, la industria y el comercio.
Éstos últimos, sábese bien, son los patrones (y hasta patronos) de los primeros, operadores políticos del poder económico que en México se centra en unos cuantos clanes familiares nucleares y extendidos y sus socios.
II
Hágase la salvedad que entre los políticos --de impúdico modus vivendi-- incluiríanse a los miembros de las jerarquías altas y medias, muchos de ellos notorios pederastas, de la iglesia católica: el clero político.
Pero, ¿por qué padece dilemas existenciales el hampa de la política (el impúdico clero político incluido) y sus patrones y patronos ante la esperanza que renace para los mexicanos con la asunción de don Barack?
Porque ese renacer de la eseranza obamista implica contradecir al neoliberalismo que el hampa de la política ha abrazado desde el sexenio de Miguel de la Madrid hace 26 años y consolidado en el de Carlos Salinas.
Véase: el neoliberalismo con tan gran frenesí asumido por las élites del poder y sus patrones y potronos en México (y que aun defienden a ultranza) preconiza que el Estado ceda potestades de rectoría económica a negociantes.
Pero el Presidente Obama anunció que el Estado estadunidense recobrará sus potestades constitucionales de rectoría e intervendrá directamente en la economía para sacar al proverbial buey de la barranca. Superar la crisis.
Ello es blasfemia, apostasía incluso, para la élite truhán del poder en México, país en el cual el Estado ha cedido a particulares la rectoría de la economía, la cual es sin eufemismos una de salvajismo antisocial. Antipueblo.
Más los hampones de la política y sus patrones y patronos lumbre no comen --como dícese coloquialmente--. La política obamista diseñada para salirle al paso a la crisis se traducirá en un repunte de la economía mexicana.
III
El esperado repunte estadunidense goteará a México. Y por goteo, el Plan Obama beneficiaría a la élite y ciertos estratos sociales mexicanos cuya esperanza se nutre del milagro, escaso y raro hoy, de la Providencia Divina.
San Barack (o San Obama, si el leyente lo prefiere, aunque también podría ser San Hussein, pues ese es su nombre) salvaría a México. Salvados los mexicanos por un tris. ¡Y salvado también Felipe Calderón!
Salvado, pues, don Felipe, por un milagro que, como creyente más en la iglesia y su clero político que en la divinidad que dicho ente mal representa en la tierra, pone a prueba su nervio neoliberal. ¿Dios o el diablo?
El Plan Obama de rescate de la economía que contempla recobrar los fueros del Estado en rectoría económica, implicaría la regulación estricta, rigurosa, de aquella; a ello se le oponen no pocos negociantes.
Pero los opositores al Plan Obama en EU son --¡qué contradicción tan macabra!-- los patrones y patronos de la canalla del poder en México. No en vano las bolsas estadunidenses cayeron el día de la asunción de don Barack.
Pero más allá de esos dilemas del hampa de la política, la esperanza renacida en ciertos estratos sociales mexicanos será capital electoral para aquél. La esperanza renació gracias a San Felipe, no a San Barack.
ffponte@gmail.com
Glosario:
A fuer: apócope de fuera. Preposición. A ley de, en razón de, a manera de, en virtud de.
Canalla: truhanería, mafia, conjunto de bribones, pendencieros y/o delincuentes.
Poderdantes: que dan poder.
Poderdatarios: que reciben poder.
Tris: porción muy pequeña de tiempo o de lugar; causa u ocasión levísima; poca cosa; casi nada.
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