Carlos Fernández-Vega
Las cifras de Guillermo Ortiz sobre la inflación
Al inquilino de Los Pinos poco menos de tres meses le duró el gusto y la sonrisa públicamente exhibida por lo que en su momento calificó, “sin exagerar”, como el “cambio más favorable en el sector de hidrocarburos que ha tenido el país desde 1938”. Se refería a la autodenominada “reforma” petrolera aprobada en la última semana de octubre pasado por senadores y diputados, a quienes, tras ese “logro histórico”, colmó de caramelos y bombones, no sin afirmar que con dichas modificaciones “ganamos todos”.
A la vuelta de la esquina, desinflada su euforia “nacionalista” e “histórica” presumida tres meses atrás, ahora Felipe Calderón retoma la intentona privatizadora y publicita sus lamentos por no haberse aprobado “una reforma energética más amplia que permitiera la utilización de recursos privados para la construcción de varias refinerías al mismo tiempo”.
En octubre pasado, desde la por él considerada la más alta tribuna de la nación, la televisión, el inquilino de Los Pinos entre otras cosas prometió y subrayó: con el citado “logro histórico”, que reivindicó como producto de su iniciativa, se “reactivará la economía”; México, “recuperará su lugar de potencia petrolera”; Petróleos Mexicanos “no se privatiza y el petróleo seguirá siendo de los mexicanos”; las modificaciones “fueron respaldadas por legisladores con pleno respeto a lo que manda la Constitución y a lo que exige el pueblo de México”; antes de “lamentarnos por lo mucho que falta por hacer, que sí falta, se deben reconocer las cosas en las que vamos avanzando”; se “detonará el crecimiento y el desarrollo del país, y habrá más recursos para obras sociales; permitirá “fortalecer las capacidades de exploración y extracción de petróleo de Pemex”. Y la careza: “gracias al patriotismo, a la visión y a la altura de miras de nuestros legisladores, México ha alcanzado un logro que bien puede calificarse de histórico”.
Pues bien, tres meses después y en medio de lamentos por lo que “no se hizo”, sin reactivación económica, crecimiento ni desarrollo (antes al contrario, como dirían los clásicos) y con menos petróleo, Felipe Calderón se cuestionó que la susodicha “reforma” no incluyera la abierta y legal participación del capital privado en el sector, especialmente en la construcción de refinerías. “No alcanzó ciertamente el consenso, porque no estuvieron de acuerdo” los legisladores, es decir, los mimos que en octubre fueron colmados de caramelos y bombones por su “patriotismo, visión y altura”.
Paralelamente, una vez más retiró su paternidad de la “reforma” petrolera aprobada en octubre pasado, cuyos resultados ya no reconoce como propios, como lo hizo en aquel mensaje por televisión. No, ahora asegura que “lo que yo propuso es que se pudieran construir varias refinerías al mismo tiempo y que no fuera sólo dinero del gobierno, sino que fuera también dinero de empresas especializadas (léase privadas, porque Pemex es altamente especializada) para que pudiéramos hacer varias. Al no ser así tendremos que irnos una por una”. Y el mensaje lo lanzó en La Ventosa, Oaxaca, durante la inauguración de la primera parte del proyecto del Parque Ecológico de México, cuya propietaria es la trasnacional española Iberdrola, una de las dueñas del sector eléctrico “nacional”, y luego de advertir que “un día se puede acabar incluso hasta el petróleo, falta todavía, sí, pero ya se nos anda bajando, ya se nos nada acabando”. En fin, el “arrepentido” inquilino de Los Pinos que ya no sabe qué inventar para justificar su vicio privatizador en el sector energético nacional.
En efecto, el petróleo puede agotarse, pero obvio es que no por una falta de una “reforma” privatizadora. No, se agota, gracias a la desbocada política gubernamental de explotar indiscriminadamente las reservas, sin reponerlas ni desarrollar fuentes alternas de energía; de saquear las finanzas petroleras y dilapidar sus dividendos, sin destinar una parte a la inversión, crecimiento, actualización y desarrollo de tecnología nacional, y en fin, de recurrir a la importación de combustible y no a la construcción de refinerías (la más joven se construyó 30 años atrás).
Allá por octubre pasado comentamos que el “no hay dinero”, “no hay con qué” (para inversión, infraestructura, tecnología, exploración, etcétera, etcétera en la industria petrolera nacional) se convirtió en lugar común en las cinco administraciones neoliberales para justificar el deterioro financiero de Petróleos Mexicanos y conducirla a la privatización, al tiempo que los cinco gerentes disfrazados de inquilinos de Los Pinos fortalecieron la descapitalización y el endeudamiento de la paraestatal hasta dejarla morada.
Y los “gobiernos” que menos pueden quejarse por la “carencia de recursos” son los dos panistas. ¿Qué peso ha tenido la paraestatal en las finanzas nacionales?: de 1997 a 2007, los ingresos presupuestales aportados por el petróleo acumularon el equivalente a 70 por ciento del PIB. Casi 6.8 billones de pesos, de los que cerca del 60 por ciento correspondieron al sexenio foxista, y 880 mil al primer año del calderonista. Entre ambos, gozaron de 72 por ciento del acumulado, mientras apresuraban la zozobra financiera de la paraestatal. Por impuestos, derechos y aprovechamientos petroleros durante el sexenio de Fox y el primer año de Calderón, el gobierno federal obtuvo casi 3.7 billones de pesos (a precios del año pasado). Sólo en 2007 el gobierno federal se quedó con 676 mil millones de pesos generados por Pemex, es decir, el total de las ganancias más 16 mil millones que la paraestatal cubrió con endeudamiento. El problema es que en igual periodo se desplomó la inversión programable en Pemex (de 40 por ciento del total en 2000, a 2.8 por ciento en 2007, casi 15 veces menos en el periodo), a la par que los Pidiregas crecieron de forma explosiva (de 60 por ciento en 2000, pasaron a 97.2 por ciento en 2007).
Qué “lástima”, pues, que el deterioro sea “por falta” de inversión privada, pero tampoco arranca la refinería con recursos públicos, porque todavía ayer el inquilino de Los Pinos seguía “instruyendo” a la Secretaría de Energía para que “analice a conciencia la viabilidad de los proyectos presentados” para su construcción. Valga recordar que el 18 de marzo de 2008 Calderón dijo: “… en este momento giro instrucciones a la Sener y a Pemex para que, sin dilación, inicien los estudios y analicen la factibilidad técnica, financiera y logística que nos permita construir una nueva refinería en el territorio nacional… Es una buena manera de celebrar el 70 aniversario de la expropiación petrolera”. A dos meses del 71 aniversario, nadie sabe, nadie supo, pero insiste en lo del capital privado.
Las rebanadas del pastel
“Vas al súper” o le crees al Banco de México: los milagros, a la orden del día, pues aseguran Guillermo Ortiz y sus muchachos que la inflación en la primera quincena de enero fue de 0.15 por ciento. ¿Será?
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