viernes, marzo 27, 2009

Carlos Pascual, el Negocio de la Reconstruccion aun antes de Cualquier Ataque

En este texto se revela la manera de trabajar de Carlos Pascual ya que su oficina de "reconstrucción" esta lista para actuar en países donde aun no se lanza ninguna bomba, su presencia en México es un verdadero riesgo para la estabilidad de todos los mexicanos, como nunca antes un representante extranjero podía ser considerado pernicioso y enemigo de la paz social, que hoy trastocada, puede estallar de la mano de las agencias que este tipo representa. Obama declara así la guerra contra la pacificación del pais.
La clase dirigente de EEUU prolonga la ocupación

El gobierno Bush mantiene a 100.000 contratistas operando en Iraq

Asia Times (www.atimes.com), 17 de enero, 2007
IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org), 8 de febrero, 2007T
raducido del inglés para Iraq
Solidaridad por Paloma Valverde

"La clase dirigente estadounidense es reacia a sacar las tropas estadounidenses de Iraq. Esta desgana o 'dificultad' en abandonar Iraq no proviene tanto de sacar 140.000 soldados fuera de ese país como de sacar a más de 100.000 contratistas del gobierno. Como escribió recientemente Josh Mitteldorf de la Universidad de Arizona, '[...] Hay muchas empresas haciendo una fortuna, y no queremos que ese grifo de dinero se cierre, incluso si es dinero que se ha tomado prestado, el cual nuestros hijos y nietos tendrán que volver a pagar'."
Un grupo de mercenarios de la empresa 'Zapata Engineering' en Iraq

Ni el Grupo de Estudio de Iraq [1], ni ningún otro estamento crítico con la guerra de Iraq están apelando a la retirada de tropas estadounidenses de ese país, hasta el extremo de que el Grupo de Estudio de Iraq y el nuevo Congreso estadounidense parecen pretender aportar simplemente algún realismo a la política sobre Iraq: sus modificaciones previstas no parecen ser más que un cambio en los dirigentes de la maquinaria de guerra estadounidense, sin cambiar su destinatario ni sus objetivos: el control de la política y la economía de Iraq. A la luz de los hechos de que hasta ahora casi todas las facciones de los círculos dirigentes, incluidos La Casa Blanca y los propios instigadores de la guerra neoconservadores reconocen el fracaso de la guerra de Iraq, ¿por qué, entonces, bloquean la idea de la retirada de tropas de ese país?
Quizás el camino más corto para una respuesta relativamente satisfactoria sería seguir el rastro del dinero. Nadie está perdiendo [dinero] en Iraq. En realidad, mientras las guerras elegidas por el gobierno Bush han supuesto muertes innecesarias, la destrucción y el desastre para millones [de personas], incluidos muchos estadounidenses, también han supuesto la fortuna y la prosperidad para quienes se benefician de la guerra. En el fondo del rechazo a la salida de las tropas de Iraq está la falta de voluntad de quienes se aprovechan de la guerra para renunciar a ganancias venideras y botines de guerra.
Especuladores de la guerra
Las empresas contratadas por el Pentágono constituyen la aplastante mayoría de esos especuladores de la guerra, entre las que están no sólo gigantes de la industria como Lockheed Martin, Northrop Grumman y Boeing, sino también complejos entramados de más de 100.000 contratistas [2] y subcontratistas de servicios como ejércitos privados o empresas de seguridad y firmas de reconstrucción [3]. Esas empresas tanto de deconstrucción como de reconstrucción, cuyos beneficios provienen fundamentalmente del Tesoro estadounidense, se han aprovechado extraordinariamente de las guerras emprendidas por el gobierno Bush.
Un antiguo refrán dice que las guerras en el exterior son con frecuencia la continuación de las guerras en casa. Según esto, las recientes guerras de EEUU en el exterior parecen ser en gran medida el reflejo de las luchas internas sobre los recursos nacionales o las finanzas públicas. Los detractores del gasto social están utilizando el creciente presupuesto del Pentágono (combinado con drásticos recortes en la sanidad) como una forma cínica y tortuosa de redistribución de los ingresos nacionales destinados a la sanidad. Como esta combinación de incremento del gasto militar y descenso en la inversión en la sanidad genera una gran diferencia en el presupuesto federal, ello justifica, por tanto, la drástica rebaja en el gasto público no militar, una perspicaz e insidiosa política de dar la vuelta a las reformas del New Deal [4], una política que, casualmente, se inició con la presidencia de Ronald Reagan.
Entretanto, están dejando al margen al pueblo estadounidense de un debate sobre las graves consecuencias de una prematura retirada de tropas estadounidenses de Iraq: el empeoramiento de la atroz guerra civil, la justificación de la "democracia en ciernes", el consiguiente e importante golpe al poder y al prestigio de EEUU, y otras cuestiones similares.
Tales consideraciones son secundarias para los prósperos negocios de quienes especulan con la guerra y, más en general, para el aliciente o las perspectivas de controlar la política y la economía de Iraq. Los poderosos beneficiarios de los dividendos de guerra, quienes frecuentemente son indistinguibles de los políticos que impulsaron la invasión de Iraq, han estado robando cientos de miles de millones de dólares en virtud de la guerra. Por encima de cualquier otra cosa, es la búsqueda y la salvaguarda de esos cuantiosos robos de guerra lo que está manteniendo a las tropas estadounidenses en Iraq.
Empresas de mercenarios y de 'reconstrucción'
Los contratos de seguridad privada, una industria lucrativa y en rápido ascenso, es un buen ejemplo de la política de subcontratación del Pentágono. Esas empresas funcionan en la periferia de la política exterior estadounidense entrenado "fuerzas de seguridad" extranjeras o "en la lucha contraterrorista". A menudo esas empresas militares privadas están formadas por personal retirado de fuerzas especiales que buscan vender sus conocimientos militares al Pentágono, al Departamento de Estado, a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o a los gobiernos extranjeros.
Por ejemplo, MPRI, una de las empresas más grandes y más activas que "[...] ha entrenado ejércitos en todo el mundo mediante contratos con el Pentágono", fue fundada por el ex Jefe del Estado Mayor Carl Vuono y otros siete generales retirados. Las fortunas de esas empresas de entrenamiento militar, o las actuales empresas de mercenarios, como esos industriales de herrería militar, se han disparado gracias al recrudecimiento de la guerra y al incremento del militarismo con Bush. Por ejemplo, "[...] El precio de las acciones en el mercado de valores de L3 Communications, [empresa] que pertenece a MPRI, se ha duplicado" [9].
Mientras las empresas de fabricación contratadas por el Pentágono, como Lockheed Martin, hacen sus fortunas mediante la producción de recursos para la muerte y la destrucción, también han creado beneficiosas oportunidades para las empresas de servicios como Halliburton que, como buitres, siguen el rastro del humo de la destrucción y montan su negocio para la reconstrucción.

"Aquí se vislumbran las verdaderas razones o las fuerzas que están detrás de las 'guerras preventivas' del gobierno Bush. Como señala Klein '[...] Un gobierno dedicado a perpetuas deconstrucciones preventivas ahora tiene una oficina permanente de perpetua reconstrucción preventiva'. Klein también documenta cómo (mediante la oficia de Carlos Pascual) los empresarios diseñaron los planes de reconstrucción en íntima colaboración con varias agencias gubernamentales y cómo, a veces, los contratos se pre-aprobaron y toda la documentación estaba presentada mucho antes de ningún ataque militar:'[...]
En estrecha colaboración con el Consejo de Inteligencia Nacional, la oficina de Carlos Pascual mantuvo a los países 'de alto riesgo' en una lista de 'observación' y organizó equipos de emergencia listos para trabajar en la planificación de la preguerra y para 'mobilizarse y desplegarse rápidamente' una vez que un conflicto se hubiera terminado. Los equipos estaban formados por empresas privadas, ONG y estrategas. algunos, manifestó Carlos Pascual en octubre ante una audiencia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, tienen contratos.

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