viernes, marzo 27, 2009

Los estados fallidos en el marco de la política de los EEUU

Barómetro Internacional

Del plan Colombia a la iniciativa Mérida

Por Miguel Ángel del Pozo

La actitud que mantiene el público colombiano, consciente y nacionalista, sobre los planes y sus ejecutorias del Gobierno de los Estados Unidos de América sobre las realidades colombianas, ha sido y es de rechazo absoluto. Toda intromisión en las realidades nacionales, por muy aprobadas que sean éstas por los ejecutivos nacionales, desarrollan una matriz de opinión en oposición a esas políticas intervencionistas y antipatriotas que podría desarrollarse en oposiciones activas contraproducentes a la estabilidad interna nacional de Colombia bañando a sus vecinos.

Las propuestas norteamericanas en planes en ejecución en Colombia conocidas como el “Plan Colombia” en su función de alcanzar la “seguridad democrática” (representativa) buscan alcanzar dos objetivos muy específicos: combatir a los ejércitos populares no gubernamentales (se utiliza el término “popular” como “pueblo” ya que en ambos estamentos militares su composición está conformada por “hombres y mujeres del pueblo” colombiano). El segundo objetivo, muy promocionado, ha sido, oficialmente, el llamado “combate a la droga” que suponemos representaría combatir el cultivo, cosecha, transporte a las “fabricas”, procesamiento de la materia prima “aguas abajo”, empaque, transporte, interno y externo, y colocación en los mercados tanto nacional como internacionales.

Era lógico que el Plan Colombia, en su “filosofía” (sic), buscara conjugar ambos objetivos en uno solo; es decir, como lo principal del propuesto plan era, fundamentalmente, combatir y derrotar a los ejércitos populares de izquierda y, objetivamente, fuese necesario aunar ambos objetivos en una sola meta político-militar (nada de ideología) con fines específicos de Estado. El “teatro de operaciones” estaba, teóricamente, diseñado y era necesario poner en práctica dicho futuro escenario de confrontación militar in situ, por lo tanto, era necesario conocer y reconocer los actores involucrados en el conflicto en desarrollo. Estos eran para su momento, el Gobierno colombiano y toda la legalidad institucional y constitucional de la República de Colombia; los ejércitos populares en sus diferentes manifestaciones (FARC, ELN, y otros) y los protoejércitos (cual Templarios, Hospitalarios y Teutones) popularmente conocidos como “paramilitares”. La mesa estaba puesta y los comensales presentes solo se necesitaban servir las viandas. ¿Cuáles son las diferencias entre el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida?

Probablemente, se considerase al Plan Colombia como un “modelo” que buscara alcanzar sus objetivos específicos en dos áreas: combatir a todo aquello que se le oponga al sistema capitalista y combatir el “mundo de la droga” en su más amplio sentido. Cualquiera pudiera expresar, en privado y públicamente, que las actitudes y políticas tanto de Washington como de Bogotá son las búsquedas a la solución de esos dos graves problemas mencionados para el status quo que tenía su existencia y se había instaurado a partir de la Revolución Francesa, es decir, la instalación y permanencia en la estructura del Estado burgués de la clase burguesa-capitalista. Normalmente vemos, analizamos y aceptamos al Plan Colombia y su praxis como algo novedoso y consecuencia del sistema capitalista post-Guerra de Vietnam del cual el Gobierno de Ronald Reagan es su más lógica expresión político-ideológica-económica. Entonces ¿Cuáles serían las diferencias, si las hubiera, entre el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida?

Después del proceso de la Revolución Industrial y la consolidación del poder colonial británico en la India, posterior a las derrotas continuas sufridas por los ejércitos colonialistas franceses ubicados, geográficamente, en las costas orientales de la India, y la consolidación de la economía británica en los sectores textiles, los tés y especias y la producción y tráfico del opio indios, la economía británica se expandió hacia los mercados del sur de China. Producto del comercio que se desarrolló entre los británicos y los chinos, la balanza comercial estaba a favor del Imperio chino. Los británicos en conociendo el alto consumo del opio entre ciertos sectores sociales chinos, aumentaron sus exportaciones de opio hacia el mercado chino que tuvo como respuesta por parte del Trono Celestial de un edicto de la prohibición del estupefaciente ordenando “quemar” toda la existencia del opio que estuviera almacenada en Cantón.

Los británicos, en consecuencia, le declararon la guerra al Imperio chino derrotándolo e imponiéndole el Tratado de Nanjing (1842) obligándolo a lo que se ha denominado, históricamente, como la “apertura de puertos”: Shanghai e imponiéndole unas costas por “gastos de guerra”. A partir de ese momento histórico se estableció, en el sistema capitalista, el tráfico de estupefacientes (drogas) como un “asset” importante para obtener “ganancias” importantes para, en aquellos momentos históricos, desarrollar la Compañía Británica de las Indias Orientales cuyo banco, hoy en día, es probablemente, una de las instituciones financieras más importante y grandes del mundo con sucursales, entre otros países, en Colombia y Méjico.

Para trasladar en el tiempo la práctica británica a las necesidades norteamericanas era necesario, objetivamente, que el Imperio británico entrara en su decadencia y el Imperio norteamericano se desarrollara como Imperio. La Historia occidental nos enseña el tránsito de un imperio al otro; pero se debe tomar en consideración, a su vez, el propio desarrollo del sistema capitalista mundial. Cualquier lector se podría recordar aquel tema denominado como el caso “IRAN-Contras”. Es, por demás, curioso conocer que el oficial norteamericano es comentarista de la cadena de televisión FOX.

Regresemos a Colombia. La existencia de los ejércitos populares colombianos le sirvió al status quo capitalista su justificación para utilizar las realidades existenciales de la guerrilla colombiana para conjugar los temas “guerrilla-tráfico de cocaína”., independientemente, de si las guerrillas colombianas estuvieran involucradas en el negocio nocivo de la droga. Todo lector conoce el desarrollo de las realidades colombianas por tanto es innecesario su descripción en este corto comentario. Lo importante son los volúmenes de dinero que se “manejan” en el mundo de la cocaína y, claro, toda la hipocresía que gira alrededor del tema.

Ahora ¿Cuál sería el caso de Méjico y la Iniciativa Mérida? ¿Cuáles serían los objetivos reales del Poder (Mûller Rojas dixit) con respecto a Méjico? ¿Será que el negocio de la droga a lo interno del territorio norteamericano está girando de los “blue collars” hacia las llamadas minorías latinas y los afroamericanos? Si ello pudiera tener cierto grado de veracidad ¿las políticas aprobadas por el estamento norteamericano en contra de las migraciones pudieran tener su razón de ser en esa realidad socio-económica y política que ha venido desarrollándose alrededor del negocio de la droga: cocaína, heroína, crack y anfetaminas (producidas en Méjico) y las realidades de las cárceles norteamericanas cuyo uno de sus propietarios es el ex-Vicepresidente de Bush? ¿Qué opina RAND, http://www.rand.org/ ? ¿Por qué la gobernabilidad de los Estados Unidos de América no combate el negocio, en toda su estructura, de la marihuana producida en el estado de California? ¿Por qué unos estados son “estados fallidos” y otros no lo son?

Cabria la pregunta ¿es la droga un muy importante asset para el sistema capitalista? En reciente fecha el Presidente Obama acaba de comentar sobre enviar a la “Guardia Nacional” hacia la frontera con Méjico ¿tan grave es el problema a lo interno de la economía norteamericana y tan grave es el problema social que se está desarrollando a lo interno de los Estados Unidos de América que el propio Presidente Obama declara en esos términos? La preocupación del Presidente mejicano, Calderón, la ha manifestado, públicamente, cuando, sin ambages, solicita al gobierno norteamericano tomar las acciones correspondientes sobre el tema “droga”. Pareciera que la futura reunión de Puerto Príncipe no va a ser, solamente, las sonrientes expresiones de los dignatarios asistentes cuando posen para la fotografía oficial.

En este orden, básicamente, dos serían los temas principales que lleva la Casa Blanca: seguridad y economía. Pero ¿Cuál seguridad y cual economía? Brasil, dudamos, se pudiera convertir en el ”primus inter pares” que estaría buscando el Poder norteamericano al sur del Río Bravo con los objetivos apoyos del status quo de Chile, Perú, Colombia y Méjico. Consideramos que el problema actual de los países americanos y caribeños es más complejo que una simple aspiración teológica.

delpozo14@gmail.com

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