lunes, marzo 23, 2009

El conejito, el castor y el caso Banamex

A invitación del Castor, el Conejo había accedido a acompañarlo a una noche de farra. Tomaron y tomaron, no precisamente horchata, y el Conejo empezó a sentir que su conciencia lo abandonaba. Lo último que recordaría de esa noche, es que estaban en un lugar donde unas acrobáticas Ardillitas bailaban sensualmente en una pasarela elevada, dotada de tubos dispuestos verticalmente. Era como un zooteibol.

Cayó pues el Conejo dormido profundamente, rendido por el alcohol. Fue tal vez la borrachera, el sueño o pesadilla, el caso es que se sintió soñando que algo oprimía su cuerpo, que sus orejas eran jaladas hacia abajo, que algo se encajaba en su hombro y algo más se encajaba bajo su espalda.

Abrió los ojos, todavía semiinconsciente, y lo que vio no le gustó nadita. Efectivamente el cuerpo del Castor oprimía el suyo propio, era el Castor quien jalaba sus orejas y eran los dientes del Castor los que se encajaban en su hombro. Pensó entonces en lo que se encajaba bajo su espalda y tuvo el peor de los presentimientos. “No es posible, no, no, no. El castor es mi amigo, sería incapaz de tal villanía”, pensó el conejo, tratando de negar lo evidente. “¡Pinche Castor, y yo que creí en tu amistad pura y sincera!”. En su mente el Conejo había pasado de la negación a la ira.

Todavía el Conejo no alcanzaba a reaccionar, a asimilar lo sucedido. Cuando por fin pudo articular palabra, exclamó airadamente: “Castor traicionero, te doy una hora para que te quites de encima, de otra manera toda mi furia caerá sobre ti”. Sobra decir que la reacción del Conejo y el plazo concedido, al Castor le parecieron bastante razonables, de manera que pudo seguir viviendo su momento mágico, todavía por una hora más, y ya con permiso de su orejón amigo.

El caso Banamex- City Bank, ha traído a cuento la fábula anterior, cuya moraleja queda de tarea. Es sabido que el hecho de que el gobierno estadounidense sea propietario, así sea parcialmente de City Bank, y por consiguiente de su filial mexicana Banamex, constituye una violación de algunos ordenamientos legales mexicanos.

La reacción del gobierno mexicano se parece mucho a la del conejito de nuestra fábula: primero tardó semanas sin articular ninguna respuesta, a pesar de que diversos actores sociales y políticos, y hasta los propios banqueros, le demandaban esa respuesta. Pero tal parece que el gobierno, y particularmente Calderón, tienen la borrachera muy pesada.

Luego la Secretaría de Hacienda emitió un comunicado, en el que centralmente dijo que la ley que impide la propiedad de bancos mexicanos por parte de gobiernos extranjeros es muy viejita, que no se adapta a las nuevas realidades. Aquí caben entonces las siguientes preguntas: ¿Cuando juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan, a qué leyes y a qué Constitución se referían? ¿Cuándo caduca una ley? ¿Cuándo deja de ser obligatoria?

Las reacciones que provocó el comunicado de Hacienda fueron desde la perplejidad hasta la abierta hilaridad. Entonces el gobierno, en voz de la propia secretaría de Hacienda, tuvo que salir a declarar que le dan tres años de plazo al gobierno estadounidense para deshacerse de sus acciones en City Bank-Banamex. ¡Tres años!. Ni más ni menos que como el conejito de nuestro cuento. Nada más les falta decir: "¡ y ni un minuto menos, porque me enojo!"

Martín Vélez.

P.D. Felicidades al Dr. Jorge Taddei, digno candidato de la coalición Salvemos México a diputado federal por el tercer distrito. Cada voto que él reciba será un reconocimiento a quienes han participado, desde la aridez sonorense, en el movimiento de resistencia civil pacífica encabezado por Andrés Manuel. ¡Vamos, Maestro!


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