¿Y la ciudadanía también fallida?
Esto de jugar a la vida
Es algo que a veces duele…
¿Qué es un Estado fallido? Es la denominación que recibe, en principio, el gobierno que tiene poco o nulo control sobre la organización, detección, solución y resultados de las diversas problemáticas del país que dice gobernar y mediante las instituciones que existen o ha creado como marco legales.
Últimamente surge la pregunta, dentro y fuera de nuestras fronteras, sobre si México está cerca o ya es definitivamente un Estado Fallido. ¿Qué tanta credibilidad tienen las Instituciones tan pomposamente defendidas por las autoridades pero, al mismo tiempo, continuamente violadas por esas autoridades y la ciudadanía que exige irónicamente se respeten?
Bien a bien muchos ciudadanos en México no sabemos hacia dónde vamos; cuáles son los objetivos y los proyectos del gobierno sobre el país y sobre nuestro futuro ciudadano. No sabemos cuánto tiempo hemos de esperar para ver resultados de no sabemos qué. Más aún, resulta preocupante que los propios medios –otrora defensores de los planes y acciones del actual gobierno federal—ahora se muestren no sólo críticos, sino igualmente preocupados. Cada día son menos aquellos que defienden la “guerra contra el narco”, toda vez que, aunque festejen resultados de cateos, arraigamientos y decomisos, como la hiedra la narcocultura se impregna en los muros de nuestra sociedad. Cada vez menos creen en las soluciones express generadas por los legisladores los cuales, por cierto, dan pocas o ninguna solución a los problemas del país, pero no dudan en aumentarse los salarios y los montos de los aguinaldos. Prácticamente la mayoría de los ciudadanos mexicanos dudan de la impartición de justicia, de su legalidad, de su rapidez y, sobre todo, de la IMPARCIALIDAD. Día a día vemos cómo los magistrados, con salarios estratosféricos, son capaces de “reconocer las violaciones a las leyes”, pero descartar, por principio, las lógicas condenas a quienes las cometieron.
¿Acaso no es una burla hacia los ciudadanos mexicanos cuando los magistrados --cuyos salarios oscilan en 350 mil pesos mensuales-- reconocen, por ejemplo, que Fox puso en riesgo las elecciones pero que no fue suficiente ni determinante para alterar los resultados? Es decir, violó la ley “pero poquito”, no importa que sea aquél que dijo “defender a las instituciones”. En otras palabras, un policía puede provocar un accidente de forma intencional, pero no se le pueden fincar responsabilidades.
Los magistrados también pueden reconocer que hubo exceso de uso de poder en Atenco por parte de los policías del Estado de México y de la Policía Federal, pero la brutalidad no fue suficiente para considerar la violación a los derechos humano. Como tampoco hubo suficientes elementos para consignar a Ulises Ruiz, a Mario Marín, a Arturo Montiel, etc. No ha sido necesario revisar realmente la riqueza de los hijos de Martha Sahagún o los nexos de muchos gobernantes del norte del país con los narcos, o la corrupción por décadas de los sindicatos de EDUCACIÓN Y PEMEX, etc. En otras palabras, en México se vive la corruptela gubernamental como “un mal necesario” o como “la cruz”, cual típica mujer mexicana”. Pero… realmente sólo el gobierno ha creado “EL ESTADO FALLIDO”?
Desde mi perspectiva, el estado actual que vivimos en México de violencia, impunidad, corrupción, falta de valores y crisis económica no es sólo responsabilidad de las “instituciones”, como si éstas fueran seres surgidos de mundos paralelos que nada tienen que ver con la ciudadanía que las elige o que las solapa. Entendemos por Estado, no sólo al gobierno sino a la población en general que constituye EL ESTADO MEXICANO.
Las “instituciones” por sí mismas no determinan nada si la sociedad, esa ciudadanía que sólo se queja, no hiciera lo propio para violarlas, manosearlas y corromperlas… Esa sociedad que se da golpes de pecho y asegura que “todos los políticos son iguales”, pero que irremediablemente prefiere que sigan aquellos que han hecho de la violación de la legalidad su modus vivendi. Esa sociedad que busca colocar a su hijo a través de un enchufe o enseña a su hijo a mentir desde pequeño. Esa sociedad que exige al que menos tiene, pero es incapaz de enfrentarse a la autoridad, aunque ésta viole flagrantemente sus derechos. Esa sociedad que espera que por arte de magia los problemas se solucionen, pero es incapaz de dar una mínima solución a los problemas del país. Esa sociedad que tal vez ya se sienta arrepentido de haber votado por el PAN, y piensa votar por el PRI, el principal profesor de corrupción. Esa sociedad que prefiere evadirse de la problemática antes que enfrentarla y sólo busca cómo brincarse las leyes que tanto exige que se respeten.
En fin, esa sociedad que, lógicamente es la que engendra, educa, perfila y eleva al actual y futuro político corrupto, al narco, al secuestrador, al ladrón, al violador, al tranza, al mentiroso, al holgazán, etc. Porque estos sujetos TAMBIÉN FORMAN PARTE DE LA SOCIEDAD, no vienen de MARTE y, en consecuencia, NO SE INFILTRAN EN LA SOCIEDAD, son parte de ella y formados por ella. ¿ACASO EL SECUESTRADOR no surge de una mujer y un hombre? ¿Acaso Salinas de Gortari no forma parte de una familia de dudosa reputación pero con mucho dinero? ¿Acaso los policías corruptos no son formados en nuestras escuelas? ¿Acaso el mochorejas no vivía en una casa? ¿Acaso los miles de narcos detenidos, muertos o desaparecidos no son personas que también usan los servicios, compran o venden? En última instancia, acaso no estamos frente a UNA SOCIEDAD FALLIDA?
Ningún gobierno de derecha, izquierda, centro, de lado, de perfil, etc., funcionará mientras la sociedad “civil” no tome cartas en el asunto, EN NUESTRO ASUNTO, en nuestro futuro, en nuestra estabilidad y en nuestro derecho de vivir bien. Cuando la sociedad deje de esperar soluciones de “políticos” cuya única finalidad es tener PODER, DINERO Y MÁS PODER, aunque no sepa para qué. ¿YO YA ME HARTÉ Y TÚ CUÁNDO? ¿Cuándo empezaremos a reconocer nuestros errores y empezar a cambiar de verdad?
Elizabeth Alcalá Esqueda
No hay comentarios.:
Publicar un comentario