Julio Pimentel Ramírez
Muchas personas desconfían, con o sin argumentos coherentes y sólidos de lo que sucede en este mundo moderno, y tras cualquier acontecimiento de impacto social ven conspiraciones, relegando el análisis de una realidad compleja en la que se entremezclan causas objetivas propias del sistema económico dominante con las intenciones subjetivas, y las acciones que de ellas se derivan, de los personajes que pretenden perpetuar su papel decisivo en la historia humana.
Hay en México quienes consideran que la epidemia de influenza humana AH1N1 y la trilogía de escándalos escatológicos suscitados por Carlos Ahumada, Roberto Madrazo y el binomio Miguel de la Madrid-Carlos Salinas, son producto de una gran conspiración que pretende ocultar los problemas reales de la sociedad mexicana, golpeada por la debacle de la economía, la inseguridad, la corrupción y descomposición en que se encuentra el sistema político imperante.
Sin dudar que estos acontecimientos son manipulados para favorecer los intereses del alicaído calderonismo de cara a los comicios del próximo mes de julio en el que se renueva la Cámara de Diputados y los gobiernos de algunas entidades, lo que desnudan es la profunda e irreversible crisis del modelo neoliberal y del conjunto de instituciones e instrumentos que construyó -desmantelando y destruyendo las creadas bajo el proyecto surgido de la Revolución mexicana, observación que no significa avalar el autoritarismo, la represión, corrupción e impunidad de los gobiernos priístas- para asegurar su dominio y reproducción, incluyendo el sistema electoral y de partidos.
Por lo demás cabe señalar que cada día surge nueva información que reafirma las observaciones elaboradas por Fidel Castro en el sentido de que el gobierno mexicano actuó tardíamente y ocultó información sobre el surgimiento del virus de influenza humana. Ahora resulta que según declaraciones de un centro de investigaciones de Corea del Sur, ellos recibieron de manos de Estados Unidos la ya famosa cepa que combina elementos porcinos, aviarios y humanos desde el 4 de abril, por lo que ya están listos con la vacuna respectiva.
De confirmarse esta nota informativa se pone en entredicho no solamente la seriedad y veracidad de las autoridades mexicanas, ya de por sí menguadas, sino también la del nuevo gobierno de Estados Unidos y de la misma Organización Mundial de la Salud que, por lo demás, no encuentra la manera de satisfacer los reclamos de países desarrollados que la instan a que modifique su sistema de alerta sanitaria, sustentada en criterios de difusión y no de letalidad de las epidemias.
Dejando a un lado los patéticos esfuerzos calderonistas por presentarse como salvador de la humanidad, por lo que ahora exige una compensación económica, es de subrayar el hecho de que ante el manejo ineficiente e irresponsable de la emergencia sanitaria, que se tradujo en desempleo y pérdidas millonarias en diversas actividades económicas, los partidos y la mayoría de personajes de la política desvían la vista y callan con el “tapabocas” bien puesto, no vaya a ser que los acusen de “politizar” el asunto y pierdan votos.
De este modo vemos que si bien con Felipe Calderón no surgió el narcotráfico y la delincuencia organizada, ni es responsable de la crisis financiera global, con epicentro en el vecino del Norte, ni del surgimiento de la epidemia del virus de influenza humana AH1N1, sí lo es de su crecimiento por la forma tardía, ineficaz y errática de enfrentar dichas “pandemias” neoliberales, así como de mentir y manipular, presentándose como el héroe salvador de México y la humanidad.
En plena esquizofrenia, veamos los “logros” calderonistas. En materia de seguridad: más de 10 mil ejecuciones, presencia de los cárteles en todo el territorio nacional, infiltración del narcotráfico en cuerpos policíacos de todos los ámbitos y niveles, militarización creciente y sin fin de la seguridad pública, descomposición social, colocar en la lista de Forbes al capo consentido del sexenio, entre otros aspectos de este “virus” letal y alta tasa de contagio.
En economía: convierte en enfermedad terminal un simple catarrito, llevando al país a niveles similares a los de la crisis de diciembre de 1995 (cada día los pronósticos oficiales, siempre conservadores, se ajustan a la baja, mostrando fríos índices que se traducen en desempleo, miseria y abandono) sin que aún se vea la luz al final del túnel, como dicen los siempre protegidos y ahora poéticos empresarios mexicanos
Para cerrar la aparición de oscuros personajes de la historia patria reciente, Ernesto Zedillo pronuncia “sabias” palabras dignas de un “doctor” neoliberal y además de criticar las insuficientes medidas tomadas por Calderón para enfrentar la crisis financiera global, recomienda que se lleven adelante las reformas estructurales pendientes, es decir concluir la tarea de desmantelar lo poco que queda del sistema “populista” del pasado, a saber: una reforma laboral que elimine los molestos sindicatos, tirando el niño, la organización de clase, junto al agua sucia, los corruptos líderes charros; una reforma fiscal que generalice IVA en alimentos y medicinas, continuando con la protección a los grandes capitales.
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