Por Ricardo Rocha
04 junio 2009
Al terminar el primer tiempo Ebrard 2, Calderón 0. Pero viene el descanso y falta mucho por jugar.
Por lo pronto, la primera parte ha sido muy disputada y tácticamente contrastante. Mientras Felipe optó por el juego semilento del Pachuca, Marcelo se fue en una escapada espectacular por la banda izquierda de los Pumas. En tanto el Presidente se veía a la defensiva con los dirigentes del Pachuca, el jefe de Gobierno avanzó con los goyas al equipo de nuestra UNAM desde el palco mismo del rector Narro: ¡golazo!
Luego, ya más afirmado en la cancha, Ebrard bordó una maniobra magistral: hizo a Pumas El Equipo de la Ciudad de México y les dio chica medallota en una ceremonia que fue aplaudida por todo el estadio; una brillante jugada a balón parado para ampliar el marcador a un instante del final de la primera mitad. En cambio, Calderón se tuvo que conformar con un gritito telefónico desde algún lugar de la tribuna. Pero gozando desde ahora lo que espera sea un segundo tiempo vengativo y definitivo.
Y es que el Presidente ya se puso la verde. Y si alguien lo duda, ahí están las fotografías que no han de mentir con el mismísimo Javier Aguirre en el palco o teniéndolo a su lado —estrella de estrellas— en el estelar evento de salvación de la patria del Vive México. No hay la menor duda, el mandatario ha apostado todo a la carta del tri del Vasco. Falta saber si el director técnico y toda la Federación Mexicana de Futbol están apostando todo al Presidente o si también se dejarán querer por el dirigente capitalino.
Desde luego que no hay la menor pizca de originalidad en ambos casos. Años ha que los gobiernos chiquitos y grandotes han ligado sus causas al pan y al circo. O al puro circo a falta de PAN. Ya la historia registra algunos casos extremadamente melodramáticos como los que rescata el gran Galeano en sus recientes Espejos:
—El increíble episodio en el que, en los Olímpicos del 36, la Austria natal de Hitler fue derrotada por los prietitos peruanos por 4 a 2, a pesar de que a los andinos les anularon tres goles. Menos mal que el COI y la FIFA, aterrados por la furia del führer, anularon increíblemente la derrota aria, por lo que el partido jamás existió oficialmente.
—O el futbol que soportó y prolongó la dictadura argentina de los generales en el año de 1978. Cuando en su Mundial la albiceleste se alzó con el campeonato que hizo olvidar por un tiempo las desapariciones y los calabozos.
—Y hasta el mágico juego de pelota que hace 3 mil años en México hizo combatir a los 13 cielos de arriba contra los nueve mundos de abajo, con una maciza pelota de caucho que iba y venía entre la luz y la oscuridad y que tantas guerras y sangre provocó entre los viejos caciques.
Ahora la cosa no ha llegado a tanto. Pero se lo toman muy en serio. Como si no hubiera nada más importante en la vida y en el país. Por cierto, el sábado el tri va en partido decisorio contra El Salvador. Y por supuesto que todo mexicano bien nacido desea el triunfo. Pero… ¿y si perdemos?
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