26 junio 2009
La clase política nos ha dado estas semana una de sus más patéticas actuaciones. El desinterés por las elecciones es evidente. Los ciudadanos no atendemos sus campañas más allá de que sean elecciones intermedias y que por lo general bajen la participación y la atención ciudadana. Diríamos que sí algo bueno está por venir es que por fin llegaremos al 5 de julio y a partir del miércoles que viene quitarán la propaganda que ha abrumado e inundado nuestras calles. Vamos a unas elecciones cargadas de dinero, abstencionismo y desinterés, sin pasar por alto que sin ser una novedad ha irrumpido con fuerza para los ciudadanos la alternativa del voto nulo.La clase política también muestra una de sus patéticas y absurdas facetas en Hermosillo con motivo la dolorosa muerte de al menos 47 niños en una guardería. No queda claro por qué están metidos en el callejón el gobierno central y el de Sonora. El federal no ha atinado en su diagnóstico inicial en varios de los problemas que ha enfrentado, al menos en los dos últimos años. Al virus de la influencia le puso etiqueta de porcino, lo que produjo que la industria del ramo esté en crisis, independientemente de que hayan rectificado el camino. Cuando apareció la crisis en EU le llamaron “catarrito”; no lo era. En el caso de la guardería ABC se aseguró en un inicio que había sido supervisada por el IMSS, lo que pudo significar que efectivamente lo hayan hecho pero de forma irresponsable, o que en el país de la simulación hayan dicho que hicieron lo que no hicieron. En ambos casos los resultados están a la vista.
Esta historia es de dos. El otro es el gobierno de Sonora. Eduardo Bours ha llevado al federal al callejón y éste se ha metido sin chistar. Cada agarrón es rematado por el secretario de Gobernación, hoy también escudero del Presidente, y por el gobernador Bours con las trilladas frases de que “lo que nos importa es la ayuda en medio de la tragedia y mandamos nuestra solidaridad a los familiares”, sin pasar por alto aquello de “no descansaremos hasta que se haga justicia”.
Como muchos asuntos en el país en la tragedia de Hermosillo se ha perdido la dimensión de todo. No pueden perderse la sensibilidad, el asombro, la rabia y la urgencia de justicia ante la muerte de los 47 niños. Que los políticos sólo piensen en el 5 de julio es cosa de ellos y sus intereses. Su obligación debieran saber que es otra. Por lo pronto estaría bien que ya dejen de hacer numeritos, de pelearse, y resuelvan y delimiten responsabilidades ante la tragedia que han convertido en algo interminable.
¡OUUUCHHH! Caminan con la “profesora”, la clase política les rinde pleitesía empezando por el hombre del estado que tanto importa al país, y ahora les ha dado por los desplegados.
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