El director general del Banco Nacional de México (Banamex): Enrique Zorrilla, anda echando “la casa por la ventana” y no por rebajar las tasas que cobra por servicios y que son un “robo en despoblado”, casi un atraco; un poco menos a sus clientes (a quienes “jinetea” lo que tienen depositado) y cuantitativos abusos a todos los que realizan trámites en esa institución que cumple 125 años y que recibió la “bendición” de Porfirio Díaz para guardar los capitales de los millonarios de entonces hasta la fecha.
Concesiones bancarias y banqueros que después de la Revolución anduvieron de aquí para allá, hasta que con Obregón-Calles se las refrendaron para, en un arranque populista de López Portillo, se las revocaran. Con De la Madrid, Salinas y Zedillo la banca se privatizó de nueva cuenta hasta que sus dueños los vendieron.
Y así fue que Roberto Hernández, cabeza de los accionistas de Banamex, lo vendió al banco estadounidense Citigroup. Institución salvada de la quiebra con capital fresco del gobierno estadounidense con las acciones intervencionistas de Barack Obama, por lo cual Banamex ya no debe estar bajo la propiedad del banco que ha cambiado hasta de nombre: Citi (otro elemento más para que cese esa relación) conforme lo dispone la legislación bancaria mexicana.
El señor Zorrilla, para adornarse, le contó a la reportera Laura Carrillo (Reforma: 1/VI/09) que Banamex “le prestó a Emiliano Zapata tres millones de pesos, quien dejó a cambio una garantía de 100 mil pesos en oro... en 1968 emitió (al sanguinario) de Díaz Ordaz una tarjeta de crédito y después una a Cantinflas”.
Banamex (y el resto de los bancos) sigue abusando con los excesivos cobros por sus servicios y presume, que junto con BBV-Bancomer, son los dos bancos que han tenido ganancias del capitalismo salvaje, permitidas por el panismo-calderonista, mientras el PRI insiste en la disminución de sus cobros.
Banamex debe, una vez que la Corte resuelva conforme la ley en vigor, pasar a manos de inversionistas mexicanos y a éstos someterlos a moderar sustancialmente sus tasas, para beneficiar a los sufridos clientes y que incluye hacer accesibles los créditos.
Hace bien el Senado en no quitar el dedo del renglón y llevar hasta la Corte el caso, que Calderón ni Carstens quieren pues están de parte de los abusos bancarios. Banamex ya no pertenece al quebrado banco estadounidense; además, debe pagar más de 37 millones de pesos al fisco, que le han perdonado, por la transacción con el entonces Citigroup.
El Senado tiene autoridad y poder donde hay interés del pueblo, como era desde el derecho romano: senatus populusque remanus: “el poder lo tiene el pueblo, pero la autoridad la tiene el Senado”. cepedaneri@prodigy.net.mx
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