Sique
El artículo que encabezó ayer Rebelión, una de mis fuentes favoritas, ni es cierto, ni es justo, ni es bueno. Se titula nada menos que: "Triunfó el imperio, perdió el pueblo" y está escrita por el periodista boliviano Hugo Moldiz Mercado.Se refiere obviamente a Honduras. Este título plantearía que el proceso ha terminado, cuando si no empieza, lejos está de haber terminado. De tal forma lo que expresa ni es cierto, ni es justo, ni es bueno, lo cual comprueba que lo bueno entraña la verdad y la justicia.
Asegura que: "Ya no importa lo que los golpistas vayan a decidir en Honduras o si Zelaya vuelve a la casa presidencial de Tegucigalpa el viernes 24 de julio. Si la información adelantada por varios medios de información se confirma, no habrá más que aceptar el triunfo del imperialismo en la era Obama, la derrota del pueblo hondureño que aspiraba a la ampliación de la democracia y un duro revés a los países del ALBA."
Párrafo implacable. En primer lugar, a pesar de la aceptación de Zelaya de los puntos que planteó Arias, sí importa que Zelaya vuelva a la casa presidencial y ello no necesariamente significaría que triunfó el imperialismo. El hecho de que las declaraciones de Zelaya parezcan someterse de más a la mediación de Oscar Arias no significa que éste haya pensado en cederles el terreno a los golpistas. El autor parece un poco ingenuo pensando que la jugada "bad cop, good cop" que están jugando los Estados Unidos con Hillary en el primer rol y Obama en el segundo, no se esté jugando también de este lado.
Es evidente que Zelaya no puede darle ningún pretexto a la comunidad internacional para que se pase al lado de las decisiones de Washington lo cual no sería nada raro. Zelaya tiene que jugar al "good cop" e irse con mucho cuidado para seguir asegurando el apoyo internacional, hacer evidente que la intransigencia es de los golpistas y no de él. Para "bad cops" ya están Ortega, Chávez, Evo y Correa quienes no han parado en declararle sus verdades al imperio.
No es cierto que se haya registrado "una capitulación" cuando tanto Zelaya como Rodas, sobre todo esta última, han insistido en que el presidente constitucional Manuel Zelaya tiene que ser restituido y que las demandas del pueblo deben ser atendidas. Nada puede hacer Zelaya si no entra a Honduras. Eso es lo que importa mayormente. De tal forma la aceptación de los otros seis puntos a discutir puede ser una estrategia que se cimente consiguiendo el primer punto. Probablemente los golpistas se la olieron y por ello no aceptaron.
No es justo que acuse a Zelaya de haber vuelto "al redil de su clase, una burguesía “ayanquizada” que no oculta su desprecio por su pueblo". Si ello fuese así, se hubiera comunicado con los golpistas y ellos hubieran entonces aparentado que lo recibían de nuevo previo acuerdo de frenar la Constituyente. Zelaya ha estado constantemente abogando por el pueblo y no quiere derramamiento de sangre porque es un pacifista. Quizás Zelaya no tenga una trayectoria de luchador social pero de ahí a que ya se doblegó es mucho decir sobre todo escuchando a Patricia Rodas, a su esposa Xiomara y a su hija la Pichú en Honduras. Estas últimas están encabezando las manifestaciones y arengando al pueblo para luchar por sus demandas. No es justo hablar así de un presidente que como Zelaya ha estado sometido a tantas humillaciones y quien ya tiene bastante con lo que se dice de él en la prensa hondureña para que ahora uno de la "izquierda" lo malquiste con los movimientos sociales que están dentro de Honduras, eso no es bueno. Más parece una estrategia de la derecha.
Otra cosa que no es justa ni buena, es menospreciar la lucha que el pueblo hondureño está llevando a cabo asegurando que "perdió el pueblo". El pueblo está luchando aún y ahora, independientemente de Zelaya, ya está exigiendo la Constituyente. En vez de estimular a la lucha hacia la victoria, el autor le está diciendo al pueblo que ya perdió. Por otra parte, pareciera que el autor sólo se fija en lo que hablan las cúpulas, justo como hace la derecha, y no está escuchando a los dirigentes sociales y a la gente que está en las calles. No confiar en la fuerza del soberano y borrar de un plumazo la lucha que el pueblo está dando en las calles de Honduras, insisto, no es ni justo ni bueno.
En síntesis, en esta contienda, ni el imperio ha triunfado ni el pueblo ha perdido, ni Zelaya ha capitulado, todo está en proceso. No es justo emitir juicios sobre una persona sin saber y menos sobre el resultado de una batalla que está lejos de terminar. Y desde luego no es bueno para América Latina ni para el ALBA que se esté dando por hecho una derrota. Si bien es bueno alertar sobre las intenciones imperiales sobre Correa, Evo, Ortega y Chávez, eso dista mucho de darse por derrotados. Ellos han hecho declaraciones sobre ese peligro en función de las intenciones de Washington, pero su arenga es en función de la lucha y la victoria de los pueblos. Imaginemos que fatídico sería que estos líderes, en vez de insistir en la independencia, salieran con que ya perdieron, cuando además es mentira.
No dudo de las buenas intenciones del periodista pero el pesismismo, la negatividad y la depresión a veces lo llevan a uno a actuar en contra de lo que beneficia a la causa. También es poco afortunado que Rebelión le otorgue esa preponderancia en su página cuando cuenta con tan buenas colaboraciones.
El análisis de TODO lo que leemos es muy importante para no crearnos falsas matrices de opinión.
Es mi humilde opinión.
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