Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes…
La visita a México del presidente de Honduras, Manuel Zelaya, le será muy útil a Felipe Calderón: la aprovechará para ofrecer un rostro democrático al mundo, cuando es por demás evidente lo alejado que está su gobierno de principios y prácticas democráticas.
Si hay dudas sobre ello baste echar una mirada a los diarios, pues resulta imposible ocultar todo el tiempo hechos que corroboran tal aserto. Las violaciones a las garantías individuales se han convertido en una constante, al fin que pretextos sobran en el marco de la estrategia del combate al crimen organizado.
En León, Guanajuato, tierras caras al PAN, abundan testimonios de lo lejos que está ya el Estado mexicano de una verdadera democracia. El lunes pasado ocho jóvenes tuvieron que ser hospitalizados por una golpiza que les propinó un grupo numeroso de policías municipales. Usted pensará que se la deben haber merecido porque estarían delinquiendo, pero de acuerdo con testigos de los hechos fueron golpeados tan sólo por estar platicando en la calle tres de esos jóvenes.
No es la primera vez que esto ocurre en tierras guanajuatenses, ni será la última porque las fuerzas represivas del gobierno actúan con absoluta impunidad, sin que haya nadie que las frene. Al contrario, la actuación del procurador de Justicia de la entidad, Carlos Zamarripa Aguirre, las alienta a proceder con sevicia, como lo ejemplifica el carpetazo que se acaba de dar a la denuncia por violación que sufrió una mujer de la ciudad de León, acto criminal que cometió un policía ministerial.
Sería prolijo seguir enumerando hechos violatorios del Estado de Derecho, pues nos faltaría espacio, baste recordar el caso de las tres mujeres indígenas presas en Querétaro (otro estado que gobierna el PAN), acusadas de ¡secuestrar a seis agentes de la AFI! Este caso ya está en manos de la Organización Mundial contra la Tortura, con sede en Ginebra, la cual exhortó al gobierno mexicano a resolver este caso “con base en la verdad y conforme a los derechos fundamentales consagrados en la Constitución mexicana”.
Las tres mujeres, quienes ni siquiera hablan español, fueron sentenciadas a 21 años de prisión por un delito absolutamente infundado, tal como lo demuestran las indagatorias de organizaciones civiles como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez. De ahí el interés del gobierno de Calderón en criminalizar las protestas sociales mediante mecanismos “legales” ad hoc, como lo demuestran las reformas penales aprobadas el año pasado con el cómplice apoyo de legisladores del PRI. Lo esencial para Calderón y la oligarquía que lo apoya es crear condiciones políticas que permitan mantener su autoritarismo sin tener que rendir cuentas a la sociedad.
El combate al crimen organizado es la mejor justificación del gobierno federal para transgredir las más elementales garantías individuales. Lo que se busca es afianzar un clima político en donde no tenga cabida la verdadera democracia, sin que se ponga en tela de juicio la actuación de las autoridades. No es casual que a partir de que el PAN arribó a Los Pinos, la corrupción tomara perfiles inconcebibles: se deja hacer a los aliados lo que les venga en gana, siempre y cuando no protesten por las acciones antidemocráticas en marcha. ¿No es un buen ejemplo de esto la escandalosa corrupción en PEMEX? ¿No lo es también la impunidad de que gozan los responsables del trágico incendio en la guardería ABC de Hermosillo?
En ambos casos las indagatorias van a continuar lo que resta del sexenio sin que se llegue nunca a la verdad, por el entramado de complicidades que encubre las dos dramáticas situaciones. Así que para Calderón, la visita de Zelaya le viene como anillo al dedo, para demostrar al mundo que su gobierno es solidario con un presidente depuesto por grupos fascistas, cuando el propio Calderón está en el cargo por contar con el apoyo de una oligarquía emparentada ideológicamente con los golpistas hondureños.
Tal es la realidad nacional en el segundo sexenio del PAN en Los Pinos, que desgraciadamente no cambiaría gran cosa si el PRI cede a las presiones de dicha oligarquía que tiene como adalid nada menos que a Carlos Salinas de Gortari. ¡Qué oportunidad histórica están perdiendo las fuerzas democráticas por la corrupción de una supuesta izquierda que no se quiere comprometer con el futuro de México!
gmofavela@hotmail.com
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