martes, octubre 13, 2009

Avanza la escalada reaccionaria

Apuntes…
Guillermo Fabela Quiñones

Es una cruel paradoja que los gobiernos ilegítimos sean los que más han influido, para mal, en los destinos del país. Tal es el caso del de Carlos Salinas de Gortari, artífice indiscutible del retroceso histórico que significó la implantación del neoliberalismo a ultranza en México; y el actual, cuyo titular, Felipe Calderón Hinojosa, está llevando a sus últimas consecuencias una estrategia, elaborada desde el exterior, para conculcar los derechos legítimos de una nación que mucho ha estado luchando por su independencia y su soberanía.

Lo que no lograron realizar las elites en los tiempos de la dictadura de Porfirio Díaz, ni tampoco los enemigos emboscados de la Revolución mexicana en tiempos de Miguel Alemán Valdés, lo consiguieron Salinas y Calderón merced a su total entrega a intereses extra nacionales, los cuales no han cesado de pugnar porque México se convierta en un remedo de país donde los únicos con derechos sean los miembros de la oligarquía, profundamente comprometida con grupos de poder transnacionales. El golpe al Sindicato Mexicano de Electricistas, por si hubiera alguna duda, es la comprobación de tal aserto.
La escalada reaccionaria iniciada en los tiempos de Alemán Valdés, adquirió perfiles marcadamente antinacionales al llegar Miguel de la Madrid a Los Pinos, situación que se profundizó con Salinas y ahora con Calderón toma una orientación totalmente reaccionaria, que recuerda los modos de actuar de los esbirros del general Porfirio Díaz. De ahí que sea plenamente válido afirmar que Calderón está empeñado en reeditar las condiciones sociopolíticas de hace exactamente cien años, cuando estalló el movimiento armado que acabó deponiendo al dictador de su trono.
La liquidación del SME no es sólo un golpe a un sindicato nacionalista y comprometido con la democracia, sino la demostración evidente de que el “gobierno” de Calderón no tiene empacho en mostrar su servilismo a una oligarquía cuyos intereses poco o nada tienen que ver con el futuro de México. Dicha organización sindical es (porque aún sigue viva a pesar de Calderón) un reducto importante en defensa de los intereses de las clases mayoritarias, independientemente de la empresa a la que prestaba sus servicios hasta el sábado 10 de octubre, fecha que pasará a la historia como la de la defunción del sindicalismo auténtico en el país.
Se podrá argumentar que la Compañía de Luz y Fuerza del Centro era un lastre para la economía nacional, que el SME significaba una carga excesiva para el Estado, pero con todo el hecho fundamental es que se dio un golpe contra la democracia sindical y lo que representa ésta en el proceso tan largo y difícil en favor de los intereses legítimos de los asalariados. Liquidar al SME no es sólo un golpe contra los trabajadores electricistas, sino contra todo el movimiento obrero mexicano, el cual en esta hora está siendo víctima de los embates más terribles que ha sufrido en su larga vida, con el propósito de acabar con sus escasas defensas.
La oligarquía quiere un movimiento obrero descabezado, sin más compromisos que con sus integrantes, menos de cien familias que tienen el control económico y financiero del país. Por eso los sindicatos de maestros y el de los petroleros no sólo no son molestados, sino que cuentan con la total protección del “gobierno” de Calderón, toda vez que sus dirigencias están absolutamente al servicio de la oligarquía, como lo demuestran los hechos. ¿Acaso Elba Esther Gordillo no ha gozado de privilegios que le permiten llevar una vida de magnate de primer mundo? ¿Y qué decir de Carlos Romero Deschamps, el “dirigente” más corrupto del movimiento obrero mexicano?
De ahí que sea impensable suponer que vayan a ser molestados, mucho menos defenestrados sin cortapisas, pues sus servicios son ampliamente estimados en las altas esferas del empresariado y del “gobierno federal”. Si acaso, para engañar demagógicamente a la ciudadanía, se les hará algún regaño público, y llegado el momento se hará el relevo de cada uno de ellos, cuando el control sobre el movimiento obrero sea total, de acuerdo con la estrategia fascista de liquidar los organismos de defensa con que cuenta la clase trabajadora, objetivo último que se persigue con la reforma laboral que tan empeñado está Calderón en imponer al país. Por ahora siguen siendo indispensables, para la oligarquía, los servicios de la señora Gordillo, no tanto los de Romero Deschamps. Ahora lo único que cabe esperar es la reacción de las organizaciones democráticas del país en defensa del SME. No dar una batalla frontal, sin caer en provocaciones, sería suicida para el país.

gmofavela@hotmail.com

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