Por Ricardo Andrade Jardí
Unos hacen como que “gobiernan” y los otros hacen como que son “oposición”. La farsa la tienen armada desde hace tiempo.
Entre unos y los otros no hay en realidad una diferencia sustancial. Quizás que unos son ladrones más elitistas y los otros son ladrones más populares. Pero son a fin de cuentas la misma cosa.
Ya habíamos advertido que se aprobaría el dos por ciento de aumento al consumo. Y el domingo pasado destacados priístas anunciaban que efectivamente ese partido aprobará el porrazo del 2l consumo. Por ahora, dicen, que no en alimentos y medicinas. Ya no es necesario. El “impuesto” al consumo ya está aumentado con el descarado aumento al azúcar. Y la aprobación será el camino inequívoco para que otra vez aumenten aún más todo, incluidos los alimentos y las medicinas.
¿O alguien cree que los empresarios intermediarios y productores no subirán el costo de sus mercancías ante el incremento del 2 por ciento a todo ante el menor pretexto pues?
O mejor dicho, a casi todo, pues no aplica el impuesto a la compra de oro, plata ni bienes raíces, por aquello de que todos los mexicanos somos compradores compulsivos de joyería cara y muchas y variadas propiedades.
Y, sí, poco a poco veremos cómo el “Nuevo PRI”, comandado nuevamente por el chupacabras de Salinas de Gortari, se moviliza para rematar de una buena vez todo lo que Salinas y familia no pudieron rematar ni robarse en los años de la imposición salinista.
Hay que preparase contra lo que se anuncia. El impuesto del 2 por ciento al consumo no es una mala estrategia económica, es más bien una estrategia de golpe contra “inmóviles” mayorías ciudadanas que serán las que paguen por la estupidez administrativa de los tecnócratas políticos.
Sabemos que México está en el último lugar del continente en cuanto a crecimiento económico y será el último en recuperase de la crisis financiera. Suponiendo, sin otorgar, que dicha crisis tenga una verdadera salida política. Millones de mexicanos seremos el sostén hambriento de los privilegios de unos cuantos oligarcas y sus compinches políticos, los que por supuesto no se bajarán el sueldo, faltaba menos. No sea que a alguien se le ocurra proponer que todos los mexicanos ganemos 6,000 pesos, con lo que 75 millones de personas elevarían su nivel de vida y nadie estaría ya por encima de nadie, cuando menos salarialmente. Lo que además es posible si se recortan los altos salarios de funcionarios, consejeros electorales, magistrados, gobernadores, directores de área, etc., etc. Todos: seis mil pesos, ni más ni menos.
Pero no. Para el “Nuevo PRI”, ala centro del PRIAN y los telecráticos tecnócratas que anuncian el relevo generacional de nuestra corrompida clase política, no se trata de cambiar el rumbo económico ni de mejorar la vida social. Se trata de jugar hacer como que se gobierna en tanto se puedan seguir rematando los recursos naturales del país, no en beneficio de los mexicanos, por supuesto, sino en beneficio de algunos mexicanos y de otros no tan mexicanos, elegidos cuidadosamente por un sistema que promueve el agandalle como señal de éxito y condena al fracaso todo aquello que suene a cooperativismo o comunidad.
Televisa y TV Azteca son ahora los voceros encargados de hacernos saber lo que es “moderno”, “maduro”, “democrático”… De imponernos, mediante previo pago, con dinero público, las imágenes de los políticos a modo que serán las futuras imposiciones de la oligarquía para administrar sus intereses desde el desgobierno de la bananera república que somos. Y en tanto esas concesionarias empresas se encargan también de condenar todo aquello que está fuera de su lógica, de su impuesto estilo de vida y fuera en realidad del poder de su control.
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