El Congreso Constituyente de Querétaro

Jorge Mantilla

Sin duda el momento de mayor gloria de la Revolución Social Mexicana inició al publicarse la convocatoria al Congreso Constituyente de Querétaro el 19 de septiembre de 1916. Como lo dijo el propio Venustiano Carranza en la plaza pública: “Nada hay que pueda impedirnos llevar a cabo lo que la Revolución ha conquistado. El mayor anhelo de un pueblo, terminada la lucha armada, es encauzarse, dentro del ministerio de la Ley, en el régimen constitucional. Habiendo terminado la lucha es el mayor anhelo del gobierno, establecer el orden Constitucional en la República…”
Tras la convocatoria los intelectuales, los partidos políticos y los grupos de obreros y campesinos reconocieron que el Congreso Constituyente al que convocaba el Jefe del Ejército Constitucionalista -y desde octubre del mismo año, candidato a la Presidencia de la República por el Partido Libertad Constitucionalista-, era la mejor vía para dar respuesta a las causas que habían generado la lucha armada y de paso concretar los anhelos sociales y los deseos de libertad y de justicia surgidos en varios años de refriega. Desde luego que las mentes más ingeniosas y sagaces entendieron que era la oportunidad de cristalizar los ideales revolucionarios elevándolos a la categoría de normas constitucionales.
Desde inicios del mes de febrero de 1916 se había publicado en el Diario Oficial La Sombra de Arteaga, el decreto mediante el cual se declaraba como capital provisional de la República, por el tiempo que fuese necesario, a la ciudad de Querétaro. Qué mejor para el Constituyente que una ciudad que le recordaba a Carranza las luchas por la independencia del corregidor Manuel de la Peña y Peña, o contra el colonialismo francés de José María Arteaga en momentos que se daba la expedición punitiva del ejército norteamericano en la búsqueda desesperada de Francisco Villa con el temor profundo de encontrárselo.
Después de una ardua y difícil discusión de la validez de las credenciales y representatividad de algunos diputados el Congreso Constituyente quedó integrado por 218 representantes: 58 abogados, 28 militares, 24 obreros, 21 médicos, 18 ingenieros, 13 profesores, 8 periodistas y 16 con diversas profesiones. Por Yucatán fueron Antonio Ancona Albertos, Enrique Recio, Héctor Victoria, Manuel González y Miguel Alonso Romero. Felipe Carrillo Puerto quedó como suplente de Manuel González por el distrito 4º. de Espita.
Las juntas preparatorias del Congreso comenzaron el 25 de noviembre con la presencia de 147 diputados, esto por la detallada discusión de las credenciales y la congestión en los servicios del ferrocarril de México a Querétaro. La inauguración oficial fue a las 15 horas del 1 de diciembre de 1916 en el Teatro Iturbide con la presencia de Venustiano Carranza y las más altas figuras de la política. Después de los actos protocolarios de la ceremonia de inauguración Fernando Lizardi leyó el proyecto de Constitución que Carranza había presentado. La monotonía propia de la lectura ceremoniosa y magistral solamente fue interrumpida por un corte de luz y los breves instantes que el presidente del Congreso y un oficial del Estado Mayor tardaron en prender dos velas para alumbrar el texto de la lectura.
El mensaje de Carranza fue breve pero sesudo y se desplazaba por el enorme teatro acentuando las razones de fondo que lo había llevado a él y a sus asesores a conformar un proyecto que realmente contuviera la voluntad del pueblo de México. Entre otros asuntos de importancia capital habló de la necesidad de recuperar el juicio de amparo que se había desnaturalizado porque la soberanía de los estados, las cortes, los tribunales, etc., dependían de la voluntad del Presidente.
La prensa nacional e internacional, sobre todo norteamericana, acudieron a cubrir el Congreso en todos sus detalles y en sus largas jornadas que entre posicionamientos y discusiones de los dos grupos, los moderados de Carranza y los radicales que querían asegurarse de lograr normas y principios Constitucional que respondieran a las necesidades de un México moderno, justo y democrático.
Querétaro estuvo efervescente y pletórica de gente durante los dos meses que duró el Congreso. Clausuradas la sesiones diarias las discusiones apasionadas se pasaban a las esquinas, en los cafés y restaurantes, en los parques y plazas, muchas veces en corrillos que vieron salir la luz del sol con indiferencia y sin agotamiento alguno. Era tal la dinámica de trabajo del Congreso que los diputados tuvieron que hablar con el Presidente Municipal de Querétaro para que suspendiera los toques de campana de las iglesias no sólo los sábados y domingos, que eran los días de receso del Congreso Constituyente. Aún más, el Ayuntamiento tuvo que prohibir, con protesta de los habitantes, las fiestas del 12 de diciembre en honor a la Virgen de Guadalupe y prohibir también un desfile muy arraigado en la ciudad de carros alegóricos y pasajes históricos que cada 24 de diciembre celebraban los queretanos. El movimiento de personas en Querétaro era realmente enorme y el tráfico del ferrocarril entre México y Querétaro era tan intenso que el 1 de enero de 1917 se produjo un terrible accidente en el que perdieron la vida 30 personas y hubo más de 275 heridos, entre los que se encontraban los diputados José Natividad Macías, Ignacio Ramos Praslow, Paulino Machorro y Narváez y Manuel M. Ponce.
El 17 de enero de 1917, a las 18:40 horas, Venustiano Carranza firmó la nueva Constitución con la misma pluma que tiempo atrás había empleado para firmar el Plan de Guadalupe. Sin que terminara la emoción profunda y el ánimo festivo pasaron todos a presenciar un desfile militar con la presencia del General Alvaro Obregón y posteriormente a un banquete en el restaurante “Centro Fronterizo”. Dice la prensa de la época que avanzada la noche del último día de enero de 1917 grupos de diputados caminaban por las calles de Querétaro lanzando vivas a la Constitución y pronunciando gloriosos discursos. Hoy en día hay más de 140 libros y muchas tesis que hacen la crónica del histórico Congreso Constituyente de Querétaro.