En materia de justicia la Suprema Corte suele quedarse corta. Entre paréntesis hay que decir que el concepto de justicia que tienen los magistrados del máximo tribunal mexicano es al menos platicable: se aprobaron, los magistrados, un sueldo que duplica al percibido por sus homólogos de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Esto, en un país en el que sólo durante 2009 la cifra de los que padecen pobreza alimentaria aumentó en 6 (seis) millones de personas. Así que la justicia puede ser pobre, pero los magistrados no.
Sin embargo, es muy positivo el resultado del estudio de la comisión investigadora de la Suprema Corte, la que investigó si en el caso del incendio de la bodega-guardería ABC hubo violaciones graves a garantías individuales. Los resultados que se dieron a conocer ante el pleno de la corte, permiten abrigar esperanzas de que el reclamo de justicia de los padres de los niños fallecidos y lesionados se escuche en el máximo tribunal. La comisión hace responsables de violaciones graves a Juan Molinar, a Eduardo Bours y a Ernesto Gándara, además de otro grupo de funcionarios dependientes de ambos tres.
En su primer corte, la (comisión de la) Suprema Corte se atreve a señalar a estos altos funcionarios pero, faltaba más, se queda corta. Mientras las responsabilidades alcanzan a los titulares de los gobiernos municipal y estatal, omite señalar las responsabilidades del titular del gobierno federal. Abundemos: si Bours es responsable de lo que dejó de hacer su secretario de Hacienda; si Gándara es responsable de lo que hizo su director de Protección Civil, ¿Por qué Calderón no es responsable de lo que hizo y dejó de hacer su director del IMSS?
Cuando Margarita Zavala Gómez del Campo (la prima de su prima Marcia) fue diputada federal, trabó amistad con Carla Rochín, a quien a la postre hizo, con Molinar, directora de general de guarderías. Extrañamente, el informe de la comisión no señala responsabilidades para la amiga de la primera prima, sino para quien actualmente ocupa el mismo cargo, directora de guarderías. O la justicia es muy corta, o la primera dama tiene la mano muy larga…deja tú la mano…
No se señalan tampoco responsabilidades para el actual director del IMSS, Daniel Karam, quien ocultó información durante las semanas posteriores al incendio, según han documentado los padres de las víctimas. Luego de este ocultamiento, Daniel Karam hizo aparecer documentación apócrifa, con la que pretendió lavar las culpas propias y las de Juan Molinar, su antecesor.
Sin embargo la comisión hace una omisión aún más notoria. Dice el informe de la comisión que en las mil quinientas guarderías del IMSS hay un “desorden generalizado”. O sea que aquello, para decirlo con rigor técnico, era y es un desmadre… una cloaca, tradujeron algunos medios. La desgracia ocurrió en la bodega ABC, pero pudo ocurrir en cualquier otra pues, según la comisión de la Corte, el 99.7 de las guarderías funcionaban, en el momento del incendio, de manera irregular. Luego entonces, si aquello era un desorden generalizado, ¿no hay responsabilidades para la contraloría interna del IMSS? ¿No hay responsabilidades para la Secretaría de la Función Pública? (esa secretaría que Felipe Calderón se quiere llevar a un rinconcito de Los Pinos).
Por último, en lo que toca a cortedades de la Corte, no se establecen responsabilidades para los procuradores estatal y federal. Ni el procurador de Bours, ni el procurador de Padrés, que extrañamente se llaman igual, pudieron avanzar un ápice (los ápices deben ser muy chiquitos) en procurar justicia para las víctimas. Tampoco la procuraduría federal ha hecho nada relevante. Entonces, si las procuradurías estatal y federal no han dado con los responsables del incendio criminal ¿No han violado gravemente éstas, las procuradurías, garantías individuales de las víctimas?
En fin, es positivo el informe de la comisión de la Suprema Corte, porque señala responsabilidades de algunos funcionarios que contribuyeron a que las guarderías se convirtieran en trampas mortales. Pero en la lista de responsables de la Corte podrán ser todos los que están, pero no están todos los que son.
Martín Vélez.
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