lunes, junio 14, 2010

Irán anuncia el envío de dos barcos con ayuda humanitaria a Gaza

*El régimen de los ayatolás sopesa escoltar la misión con fuerzas de la Guardia Revolucionaria
*Netanyahu supera tres mociones de censura en el Parlamento en plena crisis por el asalto a la flotilla


Un policía palestino llora junto al cadáver de uno de los milicianos muertos ayer frente a la costa de Gaza. AP / LEFTERIS PITARAKIS

RICARDO MIR DE FRANCIA / Jerusalén


Una fiesta de pirómanos en el bosque difícilmente puede acabar bien, y ese es el escenario que se avecina si nadie lo remedia. La Media Luna Roja iraní anunció ayer que enviará dos barcos con ayuda humanitaria y voluntarios a Gaza antes de que acabe esta semana. La iniciativa cuenta con el apoyo de la República Islámica y podría incluir una escolta naval de las fuerzas de élite de la Guardia Revolucionaria. En Israel, por ahora, apenas ha habido reacciones. La bronca interna es mayúscula y se ha abierto la veda a los navajazos políticos. La unidad en tiempos de crisis, esta vez hace aguas.

No es la primera vez que Irán envía una flotilla con ayuda humanitaria a la franja desde el inicio del embargo hace cuatro años. Ya ocurrió en enero del 2009, en plena invasión de Gaza. El barco iraní fue entonces interceptado por la Marina israelí después de que Egipto le prohibiera atracar en sus puertos para transportar la ayuda por tierra hasta la franja. El incidente apenas tuvo resonancia, pero esta vez el contexto es más propicio para las aventuras.

Israel no tiene un frente bélico abierto y sí muchos problemas diplomáticos, mientras que Irán espera pronto una nueva ronda de sanciones internacionales por su programa nuclear. El grado del desafío dependerá de la decisión que adopte el régimen de Teherán. Alí Shirazi, uno de los principales asesores del ayatolá Alí Jamenei, aseguró ayer que si «el líder supremo lo aprueba» las fuerzas navales de la Guardia Revolucionaria escoltarán a la flotilla.

VEDA ABIERTA / Mientras, las críticas por la gestión del problema de la flotilla se han desatado en Israel. No es habitual que el apoyo interno al Gobierno se resquebraje en plena crisis, pero esta vez la veda se ha abierto antes de que logre capear la tormenta diplomática. La oposición presentó ayer sin éxito tres mociones de censura en el Parlamento. La iniciativa partió de Kadima, el partido de la exministra de Exteriores Tzipi Livi y fue secundada por el izquierdista Meretz y los partidos árabes.

Livni acusó al Ejecutivo de «evadir su responsabilidad» y «ahondar el aislamiento de Israel». El creciente distanciamiento de EEUU y la comunidad internacional, vino a decir, afectará a la capacidad de maniobra del Ejército israelí en la región. Pero la postura de Livni se antoja tremendamente oportunista.

Como le recordó Netanyahu, durante la guerra de Gaza, cuando él era jefe de la oposición y ella cancillera, su partido apoyó al Gobierno en todo momento. Por entonces, la indignación internacional no tenía nada que desmerecer a la actual y, aun así, Netanyahu se pasó la guerra haciendo de portavoz en las televisiones de EEUU. «Exijo contención y responsabilidad teniendo en cuenta que la próxima flotilla está en el horizonte», dijo como respuesta.

EL BLOQUEO / Hasta ahora el Ejecutivo no había mostrado un ápice de autocrítica por lo ocurrido, pero las críticas de la prensa, los reservistas y parte del Parlamento dieron ayer frutos. «La frustración es comprensible, esto no es lo que buscábamos», dijo el ministro de Defensa, Ehud Barak, durante el debate parlamentario. Pero se mostró inflexible respecto al bloqueo de Gaza, un bloqueo que cada vez cuenta con más detractores en Israel. Barak dijo que el embargo se mantendrá para «prevenir que Hamás gane más poder en Gaza», maniobrar en las negociaciones del soldado cautivo Gilad Shalit e impedir la llegada de armas a la franja.

A falta de anuncio oficial, el diario Haaretz sostenía ayer que Israel se decantará por investigar el asalto a la flotilla mediante una comisión interna. La comisión estaría formada por juristas israelís y supervisada por observadores de EEUU. Esta formula, negociada con Washington, está muy lejos de la comisión externa exigida por la comunidad internacional. Parece un blanqueo de la justicia y, más, después de que Barak dijera que el comité debe dejar claro que el bloqueo de Gaza es legal.

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