Durante el rectorado de Jorge Carpizo  los sueldos vitalicios en la UNAM llegaron a su fin. No obstante, la  normatividad universitaria establece que, bajo ciertas circunstancias,  los exdirectivos académicos conservarán su remuneración mensual durante  los tres años posteriores a la conclusión de su cargo. Así, de 2005 a la  fecha, esta casa de estudios ha destinado 10 millones 525 mil 594 pesos  a los sueldos de 44 exdirectores y de un exrector: Juan Ramón de la  Fuente. Durante los próximos 30 meses, erogará, al menos, otros 2  millones 716 mil 254 pesos en este rubro.     
De 2005 a la fecha, la  Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha destinado 10 millones  525 mil 594 pesos en los sueldos que, según la legislación  universitaria, debe pagar a sus exrectores y exdirectores durante los  tres años posteriores a la conclusión de su cargo. Bajo el mismo  concepto, esta casa de estudios erogará, hasta junio de 2014, al menos  otros 2 millones 716 mil 245 pesos.            
       
              
       
           
      
    
De 2005 a la fecha, la  Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha destinado 10 millones  525 mil 594 pesos en los sueldos que, según la legislación  universitaria, debe pagar a sus exrectores y exdirectores durante los  tres años posteriores a la conclusión de su cargo. Bajo el mismo  concepto, esta casa de estudios erogará, hasta junio de 2014, al menos  otros 2 millones 716 mil 245 pesos.Son 45 los exfuncionarios beneficiados con dinero público: 44  exdirectores de institutos, escuelas y facultades; y un exrector.  Juntos, representan un gasto de 13 millones 241 mil 839 pesos en un  lapso de nueve años.
 La Dirección General de Personal proporcionó esta información en  respuesta a las solicitudes presentadas por Contralínea a través  del Portal de Transparencia y Acceso a la Información Pública de la  UNAM; omitió los nombres de los beneficiarios. La Unidad de Enlace, a  cargo de Óscar Barreiro Perera, se justificó: “El artículo 9 del  Reglamento de Transparencia, Acceso a la Información Pública y  Protección de Datos Personales para la UNAM, establece: ‘La Universidad,  a través de la Unidades Universitarias, sólo podrá divulgar, transmitir  o hacer públicos los datos personales y la información confidencial del  interesado mediante su consentimiento por escrito o por disposición  legal…’”.
 No obstante, de los datos obtenidos por Contralínea se  desprende la identidad de estos exdirectivos: Tila María Pérez Ortiz,  Guillermo Monsiváis Galindo, Gloria Soberón Chávez, Gustavo Tolson  Jones, Wolf Luis Mochán Backal, María de Lourdes Sánchez Obregón, Rito  Terán Olguin, Ignacio Salazar, José de Jesús Franco López, Roberto  Escalante Semerena, Jorge Basave Kunhardt, Ramón Peralta y Fabi, Arturo  Pascual Soto, Lucy María Reidl Martínez, Mercedes de la Garza Camino,  Jesús Adolfo García-Sáinz, Victoria Antonieta Martín Granados, Ambrosio  Velasco Gómez, Hermelinda Osorio Carranza, Vicente Quirarte Castañeda,  Luis Enrique Sansores Cuevas, Fernando Pérez Correa, Adrián Guillermo  Aguilar Martínez, Carlos Arteaga Basurto, Julio Vigueras Álvarez,  Fernando Serrano Migallón, Héctor Takeshi Arita Watanabe, Juan Ramón de  la Fuente Ramírez, Adolfo Gracia Gasca, Juan Pedro Laclette San Román,  Arturo Menchaca Rocha, María Teresa Uriarte Castañeda, José de Jesús  Bazán Levy, Luz del Carmen Vilchis Esquivel, José Antonio Stephan de la  Peña Mena, Diego Valadés Ríos, Héctor Enrique Herrera León y Vélez, René  Millán Valenzuela, Virginia Guedea Rincón Gallardo, Santiago Capella  Vizcaíno, Juan Antonio Montaraz Crespo, Arturo Díaz Alonso, Francisco  Xavier Soberón Mainero, Jaime Urrutia Fucugauchi y Luis Alberto Zarco  Quintero.
 
Destaca Juan Ramón de la Fuente, rector durante el periodo  1999-2007. El médico siquiatra recibió 1 millón 233 mil 600 pesos, de  2007 a 2010. Entonces, su sueldo mensual de exdirectivo funcionario  académico fue de 34 mil 267 pesos; 151 por ciento mayor al de los  académicos mejor pagados de la institución. De acuerdo con el Contrato  Colectivo de Trabajo 2001-2013, se trata de los profesores ordinarios de  carrera, titulares, de nivel C y tiempo completo, cuya remuneración  mensual es de 22 mil 692 pesos.
 También Gustavo Tolson Jones; María Teresa Uriarte Castañeda, del  Instituto de Investigaciones Estéticas; Tila María Pérez Ortiz, del  Instituto de Biología; Wolf Luis Mochán Backal, del Instituto de  Ciencias Físicas; Adolfo Gracia Gasca, del Instituto del Ciencias del  Mar y Limnología; Guillermo Monsiváis Galindo, del Instituto de Física;  Vicente Quirarte Castañeda, del Instituto de Investigaciones  Bibliográficas; Lucy María Reidl Martínez, de la Facultad de Sicología; y  María de Lourdes Sánchez Obregón, de la Dirección General de la Escuela  Nacional Preparatoria. De 2005 a 2014, la UNAM habrá destinado en  promedio 340 mil 532 pesos para compensar a cada uno de estos nueve  universitarios, posterior a su gestión directiva.
 En el artículo 59 del Estatuto del Personal Académico está el  sustento legal de dichos sueldos: “Los profesores e investigadores de  carrera designados por la Junta de Gobierno para el desempeño de un  cargo directivo de funcionario académico conservarán como remuneración  mensual, cuando dejen dicho cargo directivo, la establecida en el  tabulador vigente a la fecha de su separación durante los tres años  inmediatos posteriores a la fecha en que termine el mencionado cargo,  además de la correspondiente a su categoría y nivel académico, siempre  que sigan formando parte del personal académico de carrera de tiempo  completo en forma ininterrumpida, y estén en alguno de los siguientes  supuestos: 1. Tener más de 20 años de antigüedad académica al servicio  de la UNAM y haber permanecido cuando menos dos años en el cargo  directivo de funcionario académico; 2. Haber desempeñado sin  interrupción durante cuatro años el cargo directivo de que se trate”.
 
El fin de los sueldos vitalicios
En el contexto del 75 aniversario de la UNAM, con Jorge Carpizo Mc  Gregor como rector, los sueldos vitalicios de exrectores y exdirectores  fueron abolidos. Así, desde 1986 se cancelaron las remuneraciones de por  vida en la Universidad, a diferencia del Instituto Politécnico Nacional  (IPN), donde los exdirectivos sí cobran mensualmente más de 95 mil  pesos de manera vitalicia (Contralínea, 254  http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/10/09/9-exdirectores-del-politecnico-cobran-mas-de-10-mdp-al-ano/).
 Los sueldos vitalicios en la UNAM se habían iniciado en la década  de 1960, durante la gestión de Ignacio Chávez Sánchez, con el propósito  formal de evitar que, al término de su periodo, los directores y  rectores que adquirían experiencia y capacidad en sus puestos fueran  cooptados por el gobierno o la iniciativa privada.
 En cumplimento del acuerdo tomado por el Consejo Universitario en  su sesión de noviembre de 1985, la modificación al artículo 59 del  Estatuto del Personal Académico fue publicada en la Gaceta UNAM,  el 6 de enero de 1986, y signada por José Narro Robles, entonces  secretario general y actual rector universitario.
 Como lo documentó Proceso (edición 469), en aquel momento,  en que se destinaban 1 millón 800 mil pesos mensuales en sueldos  vitalicios, la opinión de la mayoría apuntaba incluso a la derogación  del artículo 59 del Estatuto del Personal Académico. “No se debe retener  al personal con criterios mercantilistas; el ser director no es  garantía de ser un excelente académico; no es justo que se pague un  sueldo que no se trabaja; se crea una imagen negativa; el espíritu  inicial del sueldo ‘posgestión’ se ha perdido”, fueron los principales  argumentos.
 María Esther Ibarra, la reportera, también recogió las voces  contrarias: “Es tan insignificante lo que se percibe que no sé cuál es  la intención de la propuesta; puede fastidiar a muchos que estamos  trabajando; es ridículo lo que se percibe, pero es un ‘pedacito  del sueldo’; no se debe derogar, es un pago simbólico por años de  trabajo y dedicación; las críticas de la prensa han presionado; no se sangra  la economía de la UNAM; deben de pagarse los salarios hasta dos o tres  años después de que se dejó el cargo”.
 
Finalmente, una postura intermedia se impuso: “Que se renueven  durante dos o tres años, ‘pues en ese lapso un director puede  reincorporarse a tareas docentes’”. Agustín Valera y Luis F Rodríguez,  entonces directores de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales  Acatlán (ahora Facultad de Estudios Superiores) y del Instituto de  Astronomía, respectivamente, explicaron: “Un director tiene que  enfrentar muchos problemas de tipo político, tiene que hacer frente a  muchos asuntos burocráticos y no le queda tiempo para la docencia o la  investigación. De hecho, un director está burocratizado y rezagado en lo  académico. Así, es muy difícil reincorporarse al campo de la academia o  a otras tareas que le permiten nivelar sus ingresos”.
 Cuestionado respecto de las remuneraciones que a la fecha conservan  los exdirectores y exrectores de la UNAM, el senador Francisco Javier  Castellón Fonseca considera que académicamente pueden ser sostenibles,  como una medida para “resarcir en términos fiscales lo que se dejó de  hacer en la academia para dedicarse a la administración”; aunque  financieramente suelen representar una “carga”, sobre todo para las  universidades públicas pequeñas.
 
Aclara, también, que dicha prerrogativa no es exclusiva de la UNAM o  del Instituto Politécnico Nacional: “Se trata de una costumbre  administrativa que se deriva de la práctica de otorgar pensiones  vitalicias a expresidentes”.
 Castellón, quien se desempeñara como rector de la Universidad  Autónoma de Nayarit de 1998 a 2004, recuerda lo que sucedió en esa casa  de estudios durante la gestión que le sucedió. Por problemas de  financiamiento, los sueldos que conservaban los exdirectivos  funcionarios académicos con más de 20 años de antigüedad, y que  siguieran desempeñando labores académicas para esta institución,  desaparecieron.
 Al representante del Partido de la Revolución Democrática le  resulta difícil afirmar “si es malo o bueno” el conservar tal beneficio.  Invita, más bien, a analizar a detalle el tema. Por un lado indica que  no hay que perder de vista las deterioradas condiciones de jubilación de  muchos profesores universitarios; por el otro, que prefiere que se les  siga pagando a los exdirectivos antes que a “porros o guardias  armados”. Al fin y al cabo, “no se trata de gente con honorabilidad  dudosa”; “de un uso mafioso o indebido de los recursos”.
 Para la realización de este trabajo se solicitó entrevista con José  Narro Robles, rector de la UNAM. La gestión se realizó a través de  María Guadalupe Díaz Silva, directora de Enlace y Relaciones Públicas.  Hasta el cierre de esta edición, no se obtuvo respuesta.
 
















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