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viernes, mayo 22, 2009

El derrumbe

Si cabron, pidele a tu Dios que te ayude porque de plano no das una...hijo de puta!

Porfirio Muñoz Ledo

Parece difícil que un régimen pueda sostenerse cuando carece de los medios para asegurar el ejercicio de la autoridad sobre el territorio, frenar una acelerada depresión económica y mantener el respeto de la comunidad internacional. Menos aún, cuando estalla una crisis de representación política.El conjunto de factores que socavan el endeble aparato del Estado tiene hoy mayor gravedad que los que se acumulaban en 1809 o en 1909. Se trataba entonces de una suma de agravios históricos y de miserias crónicas, precipitados por la efervescencia ideológica en un giro de la coyuntura mundial.El fenómeno que ahora enfrentamos es una combinación de desventuras objetivas con el descrédito absoluto del poder público. Aparece como la etapa terminal de una transición abortada que generó la coagulación de una oligarquía cínica, depredadora y dramáticamente incompetente.Una frase del General Díaz -en el contexto de una entrevista sobre la situación del país- desencadenó procesos que condujeron al estallido de la rebelión. Anunció que México estaba preparado para la democracia, con lo que daba por terminado un sistema de legitimidad y ponía en movimiento aspiraciones sociales soterradas.No fue producto de la senilidad, ni los “científicos” lo forzaron a retractarse, sino una declaración premeditada con objetivos precisos. Tampoco Miguel de la Madrid actuó de modo imprudente ni se dejó llevar por el rencor del engaño. Lo hizo para desmarcar su gestión de gobierno de las atrocidades cometidas por su sucesor.Podría haberle bastado -como en ocasiones anteriores- reiterar que no se equivocó al designarlo -y al investirlo mediante fraude- “dadas las circunstancias de entonces”, pero que los errores de Salinas “fueron problemas de él”. Las insólitas acusaciones que hoy formula tienen algo de confesional –una suerte de descarga moral- y también de denuncia frente al ministerio público.Con independencia de sus motivaciones, los dichos están ahí y contienen enormidades que la autoridad está obligada a investigar. De la Madrid rechaza esa hipótesis por el escándalo que provocaría y añade: “un gobierno que enjuicie a Salinas se va a desprestigiar”. Concluye: “es muy poderoso”, aunque esté “indiciado -o al menos contagiado- de corrupción y hasta de criminal”.La clave de la acusación no es el hurto de la partida secreta sino las relaciones de la familia con el narcotráfico y los delitos que de ello pudieran derivarse -desde el asesinato de Buendía hasta el de Colosio. En el fondo, la creación de un poder paralelo en México por encima de las instituciones, fundado en hechos y complicidades aberrantes y al que los gobiernos sólo pueden aliarse y someterse.Un contubernio nacido del acuerdo entre Salinas y el PAN en 1988 y refrendado mediante el apoyo que el PRI brinda a Calderón para falsear las elecciones y encaramarlo en la Presidencia. Por ello, la palabra central del texto es IMPUNIDAD, como “condición para que la maquinaria siga funcionando” y la frase lapidaria: “la justicia estorba para gobernar”.En pocos meses han surgido testimonios concatenados para interpretar el pasado reciente. Libros reveladores como los de Martha Anaya y Carlos Ahumada, declaraciones y relatos polémicos de actores políticos y pruebas irrefutables de una conducción gubernamental ineficaz, degradante y atentatoria contra el futuro de la sociedad mexicana.A los pecados se suman las penitencias que otros pagan, hasta que el país aguante. La interrogante angustiosa es cómo salir de tan profundo abismo y en última instancia, si México tiene todavía solución. El proyecto de cambio democrático que planteamos hace veinte años fue traicionado por quienes se repartieron cínicamente los despojos del antiguo sistema. Y ahora: ¿qué viene?La cuestión es la viabilidad de una renovación tajante de la vida pública al margen de una vigencia revolucionaria. La vía electoral se ha estrechado peligrosamente y no parece haber condiciones para que emerja una nueva mayoría desvinculada de las amarras de la corrupción.Necesitamos un inmenso sacudimiento que no complique la violencia existente con violencia agregada o que acelere la picada económica en irreparable derrumbe. Requerimos una salida que no conduzca a la instauración de un protectorado extranjero sino que transfiera poder a la sociedad y permita reconstruir al Estado desde sus cimientos.La nación aguarda con urgencia un llamado distinto a la rutina sexenal del 2012, por la simple razón de que el destino ya nos alcanzó. Está urgido de un plan racional y creíble para celebrar el bicentenario con dignidad y esperanza.

Cayó 8.2% el PIB en enero-marzo, tercera baja más fuerte en un siglo

Estamos en un ciclo recesivo que afecta exportaciones, industria y empleo, afirma el InegiLa contracción económica ocasionó en 12 meses una destrucción de riqueza de 55 mil mdd, equivalente a 10 veces los efectos socioeconómicos de los huracanes que pegaron al país en 2005.

Una contracción de 8.2 por ciento en la economía mexicana en el primer trimestre de 2009, superior a la previsión más pesimista realizada por el gobierno federal, provocó una destrucción de riqueza en el país del orden de 716 mil 612 millones de pesos, unos 55 mil millones de dólares, reveló este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El hoyo recesivo en que cayó la actividad productiva a partir de la segunda mitad del año pasado tiene ya un costo económico en los últimos 12 meses que, para efectos comparativos, equivale a 10 veces la destrucción provocada por los huracanes que golpearon al país en 2005, año que marca un antes y un después en cuanto al efecto económico de los desastres naturales en el país.La caída en la actividad económica en el primer trimestre del año es la tercera más pronunciada en un siglo. Hasta ahora, la mayor ocurrió en 1932 –cuando el país era arrastrado por la gran depresión en Estados Unidos–, cuando el producto interno bruto (PIB) se contrajo 14.9 por ciento; la segunda se dio en el segundo trimestre de 1995, con una caída de 9.2 por ciento, de acuerdo con información del Inegi.Banamex, el segundo grupo financiero del país, calificó de "drástica" la caída del PIB en el primer trimestre de este año. Los datos divulgados ayer muestran que dos de los motores económicos del país, las exportaciones y el mercado interno, se han deteriorado."Estamos en un ciclo recesivo en la economía", declaró ayer Eduardo Sojo, presidente del Inegi, al opinar sobre la contracción de 8.2 por ciento del PIB en el primer trimestre de este año. "Lo vemos en las exportaciones, en la producción industrial y en el empleo (cuyas caídas) muestran la recesión en que se encuentra el país desde finales del año pasado", añadió. "Seguimos viviendo tiempos difíciles", dijo.La caída del PIB, el indicador que mide el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos por la economía en un periodo determinado, fue más pronunciada que las estimaciones hechas, incluso ayer mismo por la mañana por la Secretaría de Hacienda, que había anticipado una contracción no mayor de 8 por ciento. Hace dos semanas, el Banco de México anticipó una reducción en el tamaño de la economía de 7 a 8 por ciento.En el reporte publicado ayer, el Inegi informó que la disminución del producto interno bruto en el primer trimestre de este año, respecto del periodo comparable de 2008, se derivó de un desempeño negativo tanto de las actividades industriales como de los servicios. En particular en este último renglón se registró una caída a plomo del comercio, que se contrajo 17.2 por ciento, respecto del nivel alcanzado en marzo del año pasado.El PIB de las actividades secundarias o industriales, que en conjunto aportan 27 por ciento del producto y entre las que se incluye a la manufactura, construcción, minería, electricidad, agua y suministro de gas, se redujo en marzo 9.9 por ciento, en comparación con el mismo mes de 2008. En particular, las manufacturas registraron una contracción en su PIB de 13.8 por ciento anual en marzo pasado; la construcción se redujo en 7.7 por ciento.En cuanto a los servicios, el Inegi reportó que el conjunto de actividades terciarias, donde se genera 60 por ciento del PIB nacional, tuvo una caída en el primer trimestre de este año de 7.8 por ciento a tasa anual, asociada sobre todo al desplome de las actividades comerciales; de alquiler de inmuebles, que cayó 10.6 por ciento y de los servicios financieros, con una contracción de 4.3 por ciento, especialmente notable si se toma en cuenta que hace apenas un año este subsector crecía a tasas de dos dígitos.En cambio, el PIB de las actividades primarias –agricultura, silvicultura y pesca– registró en el primer trimestre de este año un aumento de 1.4 por ciento anual. Este rubro contribuye con 4 por ciento del PIB nacional.
Más que un "catarrito"El año pasado, cuando el mundo se preparaba para enfrentar la crisis económica, las autoridades mexicanas minimizaron el problema. El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, calificó el posible efecto sobre México como "un catarrito", mientras el presidente Felipe Calderón se declaró "emocionado" por enfrentar las dificultades y aseguró, ante banqueros españoles, que la economía mexicana era "un navío de gran calado".La economía es hoy 8.2 por ciento menor que hace un año. En estos últimos 12 meses, según el Consejo Nacional de Población, el número neto de mexicanos aumentó en un millón 413 mil 104, si se toma en cuenta la diferencia entre las personas que nacieron y murieron en el periodo.Esto significa que ahora hay un pastel menor y más convidados a la fiesta. Y que, por lo tanto, en términos del ingreso por habitante –que es uno de los indicadores más generales sobre el nivel de bienestar– ocurrió un retroceso.La destrucción de riqueza asociada a la reducción en el tamaño de la economía nacional puede ser comparada, en términos de su magnitud económica, con 10 series de huracanes como los que devastaron el Caribe mexicano en 2005, que fueron calculados en 4 mil 300 millones de dólares.En precios corrientes de 2003, lo que quiere decir que son comparables un año con otro por haber sido descontado el efecto inflacionario, el producto interno bruto en el primer trimestre de 2008 tuvo un valor de 8 billones 714 mil 636 millones de pesos. Para el mismo periodo de este año cayó a 7 billones 998 mil 24 millones de pesos, de acuerdo con el reporte emitido ayer por el Inegi.Así, la destrucción de riqueza en un año se cifra en 716 mil 612 millones de pesos, cantidad que equivale a 55 mil millones de dólares.Un reporte publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en 2007 determinó la magnitud de los efectos socioeconómicos de los huracanes Stan y Wilma que azotaron a la República Mexicana en 2005.El monto acumulado de daños en México por esos meteoros sumó 45 mil millones de pesos, es decir, más de 4 mil 300 millones de dólares al tipo de cambio de entonces, de acuerdo con ese organismo.La Cepal se detiene en los huracanes de 2005 porque su fuerza destructiva estableció una diferencia con los años previos, una expresión de los efectos del cambio climático.La cifra de daños económicos en México por esos dos huracanes, añadió, “es seis veces mayor que el promedio histórico que tiene el país por daños de desastres de diversa índole, que es de 700 millones de dólares anuales."El año 2005 significó una brusca acentuación de la tendencia creciente que venían representando los desastres de tipo hidrometeorológico en México en el conjunto de los desastres de todo tipo ocurridos en el país. Las cifras acumuladas por los desastres ocurridos en los últimos 25 años (1980-2004) sufren, en efecto, una modificación significativa al incluir en ellas lo ocurrido en el año 2005", indicó la Cepal.Para Eduardo González Nolasco, analista de Banamex, los datos publicados este miércoles por el Inegi confirmaron "la drástica" contracción de la actividad económica durante el primer trimestre del año. "El desplome del PIB ha sido resultado del desplome en la demanda de exportaciones y de una severa contracción en el mercado interno", dijo.

lunes, abril 13, 2009

Estúpido proceder

* El total fracaso económico y social del gobierno de Vicente Fox se explica -además de su incapacidad y la de su equipo para planear el desarrollo del país- porque dilapidó la renta petrolera de seis años en gasto corriente y servicios personales
* Pasó de 778 mil 200 millones de pesos a un millón de millones 345 mil 900 millones de pesos, entre el inicio y el fin de su sexenio, concluye la Comisión de Presupuesto en su informe sobre las cuentas públicas foxistas
MEXICO, D.F., 12 de abril (LA JORNADA/UNIVERSAL).- El total fracaso económico y social del gobierno de Vicente Fox Quesada se explica no sólo por la incapacidad del ex presidente y de su equipo para planear el desarrollo del país, sino porque dilapidó la renta petrolera de seis años en gasto corriente y servicios personales, rubro que pasó de 778 mil 200 millones de pesos a un billón 345 mil 900 millones de pesos, entre el inicio y el fin de su mandato, concluyó la Comisión de Presupuesto, en su informe de las cuentas públicas del primer gobierno del PAN.En el documento, que se prevé sea discutido en el Pleno a pesar de la oposición de Acción Nacional, los legisladores indican que Fox Quesada “desaprovechó la década de mayor crecimiento” impulsada por las principales economías del mundo, y cuestionan que privilegió los altos salarios de los funcionarios públicos a la inversión en capital.Las cuentas públicas de los seis años de Vicente Fox aún no han sido votadas por el Pleno de la Cámara de Diputados, debido a los obstáculos que ha presentado el PAN desde la 59 Legislatura, y más recientemente a las constantes faltas del presidente de la comisión, Raúl Alejandro Padilla.Y es que las conclusiones del sexenio foxista no son positivas, especialmente en el derroche de recursos para la nueva clase política del PAN. Así, por ejemplo, se señala que si bien hubo un recorte de personal en distintas áreas del gobierno federal, y que por ejemplo en el sector energético las nuevas plazas sólo se incrementaron en 16.9 por ciento a lo largo del sexenio, las remuneraciones a los nuevos funcionarios crecieron 43.2 por ciento.La administración federal 2000-2006, agrega, estuvo mal planeada desde el arranque de la misma.Expresa que mientras los criterios generales de política económica para el último año de gobierno de Ernesto Zedillo consideraron un crecimiento de 4.5 por ciento del PIB, Fox prometió que ese indicador sería de 7 por ciento al cierre de su primer año de gobierno.Asimismo, en una gráfica sobre el crecimiento económico de esos seis años, ubican un desplome de la economía entre el 2000 y el 2001, así como un ligero repunte a partir del 2002 y un cierre de 3 por ciento, muy lejos de la oferta de campaña de Fox.También señala que si bien para el 2006 el balance presupuestario fue positivo, de más 0.4 por ciento, equivalente a 9 mil 109.6 millones de pesos, los primeros cinco años fueron deficitarios, lo que para efectos de crecimiento económico expresa un déficit promedio de menos 2.27 por ciento. Esto es, define, “se considera como un sexenio perdido en términos de crecimiento y desarrollo económico”.Además, los ingresos también modificaron su perfil. De ser un 70 por ciento los tributarios y 30 por ciento los no tributarios en el 2001, ambos indicadores pasaron a casi 58 por ciento y 42 por ciento, respectivamente, para el fin del gobierno. Si bien uno de los factores que incidieron en ello fue una caída crítica de los ingresos en el 2002, en especial los obtenidos por hidrocarburos que se redujeron más de 25 por ciento, la modificación en el tipo de ingresos no varió.Respecto del análisis del gasto, a lo largo de la administración de Fox, se mantuvo en una proporción de 65 por ciento y 35 por ciento entre el gasto programable y el no programable. Esto indica, señala el documento, “que el 35 por ciento del gasto fue improductivo, con las consiguientes consecuencias en el crecimiento económico, empleo, ingreso per cápita y combate a la pobreza, y que (Fox) destinó más de un tercio de los recursos en gasto corriente, en servicios personales y en materiales y suministros”.Inclusive, de manera sostenida, la Secretaría de Hacienda autorizó constantes incrementos al gasto corriente y se precisa que los ramos y entidades que mayores variaciones presentaron entre el presupuesto ejercido y el autorizado por la Cámara de Diputados en gasto corriente fueron las secretarías de Energía, Educación Pública, Medio Ambiente y Comunicaciones y Transportes, así como Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad y el Instituto Mexicano del Seguro social, así como la propia Hacienda.También advierte que si bien a nivel general existió una política de reducción de personal, ésta “fue aparente dado que en algunos sectores hubo un crecimiento excesivo, así como de remuneraciones, lo cual dejó ver claramente una falta de racionalidad, disciplina presupuestal, de control de gasto corriente, y por tanto una estrategia financiera errática”.El Pleno de la Cámara de Diputados debatirá esta y la próxima semanas la validez de las cuentas del gasto público que entregó Vicente Fox, de los últimos cuatro años de su sexenio, cuya revisión había pospuesto la actual Legislatura, a la que sólo le restan siete sesiones para cumplir con esa obligación constitucional.La Junta de Coordinación Política, que reúne a los coordinadores de las ocho bancadas de San Lázaro, aprobó debatir los ejercicios fiscales del trienio 2003, 2004 y 2005, el próximo miércoles 15, y la Cuenta Pública del 2006, con la que se cierra el expediente de Fox en San Lázaro, el jueves 23 de abril.Desde septiembre del 2008, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública había concluido el estudio de los ejercicios fiscales, que quedaron en la congeladora de la cual deben salir cuanto antes, en cumplimiento de las obligaciones de los diputados.La oposición en San Lázaro tiene un paquete de reclamos hacia la gestión del sexenio anterior, por cuestiones de ineficiencia, pero también por acusaciones de corrupción sobre los proyectos de Enciclomedia, la Megabiblioteca y la Terminal 2 el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a la cabeza de un catálogo de escándalos.El debate de los últimos cuatro años de Fox en la Presidencia de la República tendrá lugar cuando los partidos políticos realizan actividades para recuperar posiciones en la preferencia electoral de la opinión pública.En la revisión de las cuentas públicas, que sancionó la Auditoría Superior de la Federación, los partidos políticos obtienen elementos para la calificación de la eficiencia del gobierno del presidente Vicente Fox.

domingo, noviembre 16, 2008

La Cumbre Borrascosa

Asimetrías
La Cumbre Borrascosa
Fausto Fernández Ponte
"Muchos sueñan que con un simple cambio de mando en la jefatura del imperio, éste sería más tolerante y menos belicoso."
Fidel Castro


I

Los jefes de Estado y de Gobierno de los 20 países convocados por George W. Bush para participar en un cónclave denominado "Cumbre acerca de los mercados Financieros y la Economía Mundial" sólo firmaron lo siguiente:

"Echar los cimientos de reformas que aseguren que la crisis global como ésta no se repita". Dicho de otro arreo, caro leyente, estos personajes de tan alta jerarquía –los líderes del mundo-- no resolvieron en realidad nada.

¿Nada? ¡Nada! Mas antes de proseguir señálese que 19 de esos 20 Estados cuyos personeros del más alto rango se reunieron en Washington representan por imperativos de geopolítica intereses afines a los de Estados Unidos.

Y esos imperativos de la geopolítica son, por un lado, coincidencias y similitudes de intereses estratégicos del Imperio con ciertos Estados de la Unión Europea y de Asia; por otro, por dependencia y subordinación a EU, como México.

Así, la dialéctica de la relación del Imperio con otros Estados identifica un contexto dentro del cual las resoluciones orientadas a superar la crisis y evitar recurrencias resultan cosméticas y pírricas.

¿Por qué? Por la simple razón de que soslayaron las causales reales y veras de esta "crisis de la globalización", pero que es, sin duda, del capitalismo, el mercado, el consumo de lo innecesario y el lucro desorbitado.

II

Subráyese que a este cónclave no fueron invitados ni estuvieron presentes ni siquiera subrogadanmente los personeros de 180 y tantos Estados nacionales que padecen severamente los efectos de esta crisis.

Las decisiones aparentemente colegiadas tomadas por estos jefes de Estado y de Gobierno llamados por el de EU son en realidad disposiciones hechas con arreglo a los intereses del Imperio estadunidense.

Cierto. Los jefes de Estado y de Gobierno sólo fueron consultados pro forma acerca de las resoluciones elaboradas por el departamento del Tesoro del señor Bush y avaladas bajo la misma guisa convencional.

Véanse, primero, las causales "enraizadas" de la crisis ocurrente según el discernimiento del señor Bush compartido sin replicar por Los 20. Esas causas, según textos oficiales, son:

1) "Los participantes del mercado buscaron ganancias más altas sin la adecuada apreciación de los riesgos inherentes y fallaron en la práctica y ejercicio de una obligada y debida diligencia".

2) "Al mismo tiempo, débiles garantías y normas, prácticas impropias de manejo de riesgos, aumento en el número de productos financieros opacos y complejos y excesivo apalancamiento se combinaron creando vulnerabilidades en el sistema".

3) "Los políticos, reguladores y supervisores en algunos países desarrollados no dimensionaron adecuadamente ni atendieron los riesgos que se acumulaban en los mercados financieros…

4) "Tampoco mantuvieron esas autoridades (políticos, reguladores y supervisores) el paso con la innovación financiera ni tomaron en cuenta las ramificaciones sistémicas de las acciones regulatorias internas".

III

Entendidas así por el Imperio y sus aliados y manumisos –algunos de ellos (China, Brasil, Argentina, Japón) reticentes; pero otros, como México, exultantes­ las causales aparentes de la crisis, véanse las verdaderas, a saber:

Una, la forma de organización
económica imperante en gran parte del mundo. Esa forma se inspira en al filosofía del capital, el libre comercio y el consumo obsesivo y compulsivo de satisfactores tangibles o intangibles innecesarios.

Otra, esa forma de organización económica ha adquirido eficiencia a resultas del desarrollo de tecnologías para la comunicación y transferencia simultánea de recursos financieros y valores de aculturación. Tal es la globalización.

Una más, esa forma de organización ya globalizada tiene efectos negativos en las sociedades del planeta: crea mayor desigualdad económica, más injusticia social y acusada iniquidad. Mercantiliza brutalmente incluso los derechos humanos básicos y las obligaciones del poder y los gobernantes.

Y una cuarta causal: la forma de organización económica aquí identificada usa artilugios de recursividad y laya variopinta, sofisticadas incluso (v. gr., mercado equivale a democracia) para saquear países y explotar recursos humanos.

Ese saqueo y explotación se realiza mediante el diseño, la vigencia y la aplicación de los principios del mercado, el libre comercio, el régimen legal para las inversiones locales y extranjeras y desregulación de la mercantilización bancaria, bursátil y financiera.

Ello define a esta forma de organización económica como fundamentalmente antisocial; es decir, atenta contra las sociedades de todos los países. Por eso, la "cumbre" es borrascosa. Vendrán más borrascas.

ffponte@gmail.com

Glosario:

Apalancamiento: De apalancar. Levantar, mover algo con ayuda de una palanca. Colocar palancas. En finanzas, guardar o esconder; conseguir algo con astucia o por medios ilícitos; igualar condiciones y circunstancias para un fin.
Dialéctica: Relación entre opuestos. Proceso de transformación en el que dos opuestos, tesis y antítesis se resuelven en una forma superior o síntesis.
Pírrica: Victoria vana, inútil, contraproducente.
G-20: pocos avances

La cumbre del llamado Grupo de los 20 (G-20) concluyó ayer en Washington con el fracaso en fraguar un acuerdo concreto en torno a la regulación del mercado financiero, y con compromisos de los participantes de preservar los “principios del mercado, el libre comercio y los regímenes de inversión”
Sin duda habría sido ingenuo pensar que en una sola reunión se pudiese rediseñar la llamada arquitectura financiera mundial y avanzar en la construcción de un modelo económico distinto del actual, cuya voracidad y libertinaje ha conducido al mundo a una severa crisis. En cambio, era por lo menos deseable que surgieran medidas concretas en torno a la regulación de los mercados financieros, a efecto de prevenir nuevos desequilibrios en el futuro. En la declaración final, sin embargo, apenas se enumeran compromisos de carácter genérico con miras a la urgente reforma del sistema financiero, así como líneas muy generales de acción.
Es pertinente recuperar los asertos de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, quien señaló que el mundo se encuentra “no sólo ante un problema financiero, sino frente al fin de un modelo económico y político que pregonaba la falta de controles como concepto”, así como los del mandatario de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, quien atribuyó la desesperante situación actual a “la absoluta falta de mecanismos serios de regulación de los mercados financieros”. Estas consideraciones, de obvia sensatez, parecen haber sido ignoradas por el conjunto de los participantes en la cumbre del G-20.
Por añadidura, a tono con las advertencias del gobierno estadunidense sobre un regreso al “proteccionismo”, los líderes congregados en Washington acordaron reavivar las estancadas negociaciones en la Organización Mundial de Comercio (OMC) e inclusive amenazaron con hacer avanzar la ronda de Doha para finales de año, perspectiva por lo menos inadecuada cuando la circunstancia presente –en la que convergen una crisis económica y una alimentaria– demanda garantizar la soberanía de las naciones en materia de alimentos, todo lo contrario a lo que provoca el modelo de liberalización comercial agrícola impulsado por la OMC.
Cabe apuntar, por lo demás, que los magros resultados de esta cumbre bien pueden atribuirse, así sea en parte, a la presencia de George W. Bush al frente del gobierno de Estados Unidos: un interlocutor que está a pocas semanas de abandonar el cargo –lo que le resta peso político– y cuya popularidad, dentro y fuera de su país, se encuentra por los suelos. Además, y de manera significativa, el propio Bush mermó las expectativas que pudieron haberse generado sobre la cumbre, pues el mismo día que anunció su realización, el 18 de octubre, dijo que, de cara a la amenaza mundial de recesión, era necesario “preservar el capitalismo democrático, un compromiso con el libre mercado, la libre empresa y el libre comercio”, y acentuó esa postura hace unos días ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, cuando afirmó que “la crisis no fue un fracaso del libre mercado, y la respuesta no es reinventar ese sistema”. Es de esperarse que la toma de posesión, en enero próximo, del presidente electo Barack Obama pueda abrir las perspectivas y posibilitar el avance hacia un modelo económico más justo y un sistema financiero adecuadamente regulado.
Por último, no deja de ser irritante que una veintena de naciones se arroguen la facultad de tomar decisiones que afectan al conjunto de la población mundial, y que se excluya a la mayoría de los países cuyos habitantes sufren, tanto o más que los de los integrantes del G-20, los estragos de la crisis.