lunes, diciembre 25, 2006

CURARSE A SÍ MISMO (1)

De Alvaro:

La Conspiración de acuario, de Marylin Ferguson, causó una enorme sacudida científica y filosófica en los ochentas y sigue siendo un libro importante y de gran actualidad. Habla sobre el cambio en todos los órdenes: social, político, económico, educativo, médico, espiritual, y, por supuesto, personal... Será un libro de lectura esencial en la Universidad de la IV República, especialmente en los temas del cambio educativo, del cambio en la medicina y del cambio social...

Con este correo comienzo a compartirles algunos párrafos del capítulo dedicado al cambio de paradigma en la salud y en la medicina, para que mis compañeros de la izquierda comprometida que todavía no lo han hecho se animen a respaldar este Proyecto y a difundirlo y a hacerlo exitoso en bien de nuestra IV República y de sus Nuevas Instituciones... Créanme que les será muy valioso leer esto que les iré compartiendo aun cuando no se interesaran por la Universidad de la IV República ni por la Homeopatía, pues Marilyn habla de la Medicina en general y sus conceptos les resultarán muy útiles en el cuidado y atención de su propia salud, sin importar el método o sistema que prefieran...

CURARSE A SÍ MISMO (Marilyn Ferguson)

Salud perfecta y despertar son una misma cosa.
THARTANG TULKU

Algo que estábamos disimulando nos había hecho débiles.
Hasta que descubrimos que éramos nosotros mismos.
ROBERT FROST

La esperanza de una auténtica transformación social no necesita apoyarse en evidencias puramente circunstanciales. Hay un campo de primerísima importancia, el cuidado de la salud, que ha comenzado ya a experimentar un cambio drástico. La inminente transformación de la medicina en un escaparate en que puede verse reflejada la transformación de todas nuestras restantes instituciones.

Aquí puede observarse lo que sucede cuando los consumidores comienzan a cuestionar la legitimidad de una institución autoritaria. Vemos surgir individuos que cuidan por sí mismos de su salud, vemos transformarse la profesión partiendo de sus primeras figuras, el influjo de los nuevos modelos científicos, y el modo cómo el cambio se extiende a amplia escala geográfica por obra de las redes descentralizadas.

Podemos también apreciar aquí la fuerza de una minoría mentalizada para acelerar el cambio de paradigma, el poder de los medios de información y de las comunicaciones informales para modificar la imagen y las expectativas que tenemos con respecto a la salud, la mayor eficacia del «aikido político» frente al enfrentamiento y la retórica, la utilización de fuentes de poder antes inexplotadas, el potencial de las psico-técnicas, y un nuevo aprecio por la intuición, los lazos humanos y la escucha interior.

La autonomía, tan evidente en los movimientos sociales, está también golpeando duramente a las viejas concepciones sobre la medicina. La búsqueda de sí mismo se ha convertido en una búsqueda de la salud, de la totalidad: en una búsqueda de ese depósito de sabiduría y salud mental que hasta ahora parecía escapar del alcance de nuestra conciencia. Si aprendemos a responder al mensaje oculto en el dolor y en la enfermedad, la necesidad de adaptación, podemos alcanzar un nuevo nivel de bienestar.

A pesar de su bien ganada fama de conservadurismo, la medicina occidental está experimentando una revitalización sorprendente. Pacientes y profesionales están comenzando a buscar el contexto de la enfermedad más allá de los síntomas: en las tensiones, en la sociedad, en la familia, en la dieta alimenticia, los ciclos biológicos, las emociones. Así como el surgimiento de un nuevo electorado con unas líneas definidas provoca una nueva política, así también las nuevas necesidades de los pacientes pueden hacer cambiar el ejercicio de la medicina.

Los hospitales, en otro tiempo bastiones de una estéril eficacia, se esfuerzan hoy en día por rodear de un entorno más humano el nacimiento y el fallecimiento de las personas, y tratan de flexibilizar más sus reglamentos. Las escuelas de medicina, agarrotadas en un frío academicismo desde tiempo atrás, están tratando de atraer a estudiantes más creativos y preocupados por la gente. Empujados por una auténtica avalancha de investigaciones sobre la psicología de la enfermedad, quienes en otro tiempo identificaban el ejercicio de la medicina con la separación entre el cuerpo y la mente, intentan hoy recomponer su unidad por todos los medios.

Nadie podía pensar lo vulnerable que era el antiguo sistema médico. En unos pocos años, sin que haya habido que disparar un solo tiro, el concepto de salud holística ha sido reconocido oficialmente por programas estatales y federales, ha recibido el respaldo de los políticos, ha sido recomendado y garantizado por las compañías de seguros, aceptado en cuanto a su terminología (si no siempre en la práctica) por muchos médicos, y adoptado por los estudiantes de medicina en general. La gente aspira a una «salud holística», han surgido multitud de nuevos complejos sanitarios que la ofrecen, y muchos grupos de médicos buscan personas que sepan exponer sus principios.

La medicina norteamericana, tras tomarse el pulso a sí misma, ha proclamado su propia necesidad de reforma, la necesidad de preocuparse por los valores, la ética y las relaciones humanas. La mayoría de los médicos, por ejemplo, han adquirido poca o ninguna preparación para enfrentarse al hecho de la muerte, no sólo para saber aconsejar a los pacientes y a sus familiares, sino para saber manejar sus propios sentimientos de miedo y de fracaso.

Cada vez aparecen más artículos sobre el contexto humano de la medicina en las publicaciones médicas profesionales. Un antiguo editor del Journal of the American Medical Association describía su propia manera de recurrir al tacto físico con los pacientes, dándoles una palmadita en la espalda o un caluroso apretón de manos. Decía que los médicos modernos saben tal vez escuchar los diferentes órganos de la gente mejor que los mejores médicos de otros tiempos, pero éstos sabían escuchar mejor a la gente: «Me sospecho que nuestra sensibilidad diagnóstica sufrió algún tipo de atrofia el día que sustituimos la observación subjetiva por los datos objetivos de laboratorio. »... Un editorial de otra publicación médica expresaba su interés por esa serie de «conocimientos imponderables» que deben poseer los nuevos doctores: la capacidad de reconocer los aspectos psicológicos, sociales y espirituales de la enfermedad.

Álvaro, ciudadano de la IV República

Toda la información sobre la Universidad de la IV República y sobre su Licenciatura en Medicina la podrás encontrar en:

http://universidaddela4arepublica.blogspot.comCURARSE A SÍ MISMO (1)

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