Carlos Fernández-Vega
Las urgencias sociales, cada día más grandes y cada vez cuentan con menos recursos
Justo 15 años después del regalo salinista, el Grupo Villacero vendió la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Sicartsa, al mayor consorcio acerero trasnacional del planeta, por un monto 7.36 veces superior a los 195.5 millones de dólares que supuestamente pagó aquel 21 de diciembre de 1991, cuando la entonces Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal se la entregó.
Con esta operación de compra venta a la trasnacional Arcelor Mittal (un consorcio con capital de Luxemburgo, España, Francia, India e Inglaterra, que en sus comunicados habla de un país llamado Méjico), que involucra mil 439 millones de dólares, alrededor de 75 por ciento de la industria acerera "nacional" ya pertenece al capital extranjero, una proporción sólo superada, hasta ahora, por el sector bancario (90 por ciento).
Con Sicartsa, una de las joyas de la industrialización promovida y financiada por el Estado, el Grupo Villacero y su cabeza visible, Julio Villarreal Guajardo, proceden de la misma forma en que no hace mucho lo hicieran otros selectos beneficiarios de la privatización de la infraestructura productiva del Estado; es decir, obtener los bienes prácticamente regalados, exprimirles hasta la última gota, dejarse "rescatar" y "sanear" por las finanzas nacionales y proceder a su venta al capital extranjero, tal y como sucedió con los especuladores que se quedaron con la banca, los farmacéuticos que se apropiaron de los satélites, los ex banqueros que acapararon las líneas aéreas, los traficantes de influencias que concentraron las concesiones carreteras, los refresqueros que acopiaron los ingenios azucareros y pocos más en otros sectores estratégicos. Es el grupo de "hombres de negocios" que en menos de lo que canta un gallo extranjerizó lo que al Estado mexicano le llevó décadas construir.
Tras 25 de privatizaciones, ¿de qué sirvió el desmantelamiento de la infraestructura productiva del Estado? ¿Dónde condujo aquella política privatizadora que no sólo "modernizaría" al país y "confirmaría" que la iniciativa privada "siempre hace mejor las cosas", sino que "liberaría" abundantes recursos públicos para "atender las grandes urgencias sociales"? Sirvió para que esa infraestructura terminara en manos trasnacionales, condujo a demostrar que los "hombres de negocios" de la iniciativa privada mexicana son saqueadores natos y confirmó que las urgencias sociales no sólo son cada día más grandes, sino que cuentan cada vez con menores recursos públicos.
El Grupo Villacero y su presidente, Julio Villarreal Guajardo, son felices. Durante 15 años le sacaron raja, económica y política, a Sicartsa, y ahora recibirán mil 439 millones de dólares. Cuando el gobierno salinista se la regaló, supuestamente pagaron 195.5 millones de dólares, es decir, menos de 8 por ciento del valor real de la siderúrgica, estimado en aquel entonces en más de 2 mil 500 millones de billetes verdes.
Es una excelente fórmula para hacer "negocios". Tanto, que el propio Villarreal Guajardo la utilizó en otra de sus adquisiciones durante el salinato: Banpaís. Sobre este asunto, aquí hemos relatado que este personaje (un accionista de la casa de bolsa Inverlat e integrante del Grupo Financiero Mexival) se esforzó por colgarse la medalla de banquero, y no encontró mejor socio que Angel Isidoro Rodríguez, El Divino, ni mejor banco que Banpaís para sumarse a la camada de "neobanqueros" del salinismo. Los nuevos dueños de esa institución financiera la quebraron aparatosamente y pasaron la multimillonaria factura al Fobaproa.
El "rescate" de Banpaís le sigue costando al erario, pero a pesar de ello el gobierno foxista autorizó a Villarreal un nuevo negocio en el mismo sector: el Grupo Financiero Afirme, con sede en Monterrey, del cual es presidente y director general ejecutivo el propio Villarreal, y en la que el director general adjunto de Tesorería se llama Alberto Sojo Garza.
Eso fue en el negocio bancario. Ahora toca el negocio acerero. En 1991, el gobierno salinista decidió "partir a la mitad" a la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas y la "creación" de seis entidades para el armado y venta de dos paquetes. El primero, con el que se quedó el Grupo Villacero, se integró de la siguiente manera: Sicartsa, Servicios Minero Metalúrgicos de Occidente, 50 por ciento de Servicios Siderúrgicos Integrados, Inmobiliaria Sicartsa, Inmuebles Minero Metalúrgicos y 50 por ciento de Inmobiliaria Sersiin.
La otra mitad (Siderúrgica del Balsas, 50 por ciento de Servicios Siderúrgicos Integrados, Inmobiliaria Siderbal, 50 por ciento de Inmobiliaria Sersiin y 29 por ciento de las acciones de Controladora Peña Colorada) terminó en manos de la trasnacional Mittal Steel Company, propiedad del Lakshmi Niwas Mittal, el quinto hombre más rico del mundo (Forbes estima su fortuna en 23 mil millones de dólares), uno de los "patrocinadores" de la campaña de Tony Blair para convertirse en primer ministro británico, y ahora tras la compra de Sicartsa codueño, junto Arcelor, de la otra mitad originalmente regalada al Grupo Villacero.
Quince años después, la industria acerera "nacional" pertenece en 75 por ciento al capital trasnacional. En ese lapso las utilidades empresariales crecieron sostenidamente, mientras cerca de 50 por ciento de la plantilla laboral del sector engrosó las filas del desempleo. ¿Qué ganó el país?
Las rebanadas del pastel
Felicidades: para que millones de mexicanos "vivan mejor", la generosidad patronal, la complicidad gubernamental y la "representación" obrera se tradujo en un "aumento" de 3.9 por ciento los salarios mínimos, o lo que es lo mismo menos de dos pesos diarios. Ello, mientras el desempleo se mantiene al alza... La "unanimidad" de los diputados se fue al caño y la mayoría senatorial rechazó el 5 por ciento de impuesto a refrescos.
Las urgencias sociales, cada día más grandes y cada vez cuentan con menos recursos
Que nadie se sorprenda, el plan de Fecal lo explicó AMLO hasta el cansancio.
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