Víctor M. Quintana S.
Hay algo que cala más en Chihuahua que los grados bajo cero de las últimas semanas: las promesas incumplidas de Felipe Calderón y la farsa de su Oportunidades Energético.
El estado norteño vive el invierno más riguroso de los últimos 30 años. El pasado jueves en buena parte de la zona occidental la temperatura no subió de cero en todo el día. Las precipitaciones de nieve han batido los registros oficiales y los recuerdos de los más viejos.
Pero, más allá de los paisajes para la foto o de la diversión de la nevada, está el problema grave de las familias para calentar su casa. Los calefactores y las estufas han tenido que permanecer encendidos más tiempos que nunca. Apenas si se apagan en la noche y eso para evitar las intoxicaciones con monóxido. Las filas de gente para llenar su cilindro en las gaseras son interminables, así como las cuentas del llenado de tanques estacionarios, del servicio de gas natural o de electricidad. El consumo se ha disparado en 40 por ciento con respecto a los últimos cinco inviernos. También se disparan los precios: el cilindro de 45 kilos de gas butano, que costaba 352.8 pesos en diciembre de 2005, cuesta ahora 418 pesos. Y en Ciudad Juárez, donde se consume sobre todo gas natural, éste ha visto aumentar su precio en 11 por ciento tan sólo de fines de 2006 a lo que va de 2007.
Si las clases medias resienten ya el peso de su factura por energéticos, más las clases populares. (Ver reportaje de Miroslava Breach, La Jornada, 24/1/07).
Para calentar una recámara de regulares dimensiones se requiere, cuando menos, tener un calefactor encendido, en un radiante durante 12 horas. Con esto se consume un pequeño cilindro de 15 kilos de gas butano en cuatro días, que cuesta 70 pesos, es decir, 17 pesos con 50 centavos diarios, sólo por calentar una recámara. En medio entibiar la casa y comer tortillas una familia chihuahuense gasta más de la mitad de un salario mínimo.
Antes en Chihuahua predominaban los calefactores de petróleo diáfano que, en los meses de invierno, tenía un subsidio del gobierno federal. Este energético se dejó de producir y ahora predominan los calefactores a gas y, en algunas zonas del campo, las estufas de leña. Sociedad y gobierno chihuahuenses han venido clamando desde entonces por un subsidio invernal al gas natural o al gas en cilindros y a la electricidad. Por respuesta han tenido la insensibilidad de los funcionarios centralistas o la necedad de la tecnocracia de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad.
A mediados de enero Eduardo Sojo vino a Chihuahua en sustitución de Calderón temeroso de ser cuestionado sobre los subsidios y lo único que acertó a balbucear es que "el precio real del gas bajará, pues será menor a la inflación".
Cuando López Obrador en su campaña se comprometió a bajar los energéticos de consumo doméstico, las y los chihuahuenses ya veían adelgazarse sus recibos por calefacción y por aire acondicionado. No les importó que luego copiaran la iniciativa los candidatos presidenciales del PRI y del PAN.
Al llegar Felipe Calderón por la puerta de atrás a la Presidencia se cobijaron muchas ilusiones de tener un invierno sin fríos. La ilusión se deshizo como un copo de nieve. Al dar a conocer su programa Oportunidades Energético, Calderón dejó constancia de que el apoyo en energéticos será sólo a las familias que ya están dentro del programa Oportunidades. Se les apoyará con la enorme suma de 100 pesos bimestrales. Y para el resto de hogares pobres o de clase media en problemas, nada. La promesa calderoniana se perdió en una de las urnas que nunca quisieron destapar.
Con 50 pesos mensuales que el gobierno federal les da para calentar su hogar, las familias en extrema pobreza podrán comprar 25 kilos de leña, mismos que consumirán en dos días. Podrán llenar un cilindro de 10 kilos de gas, para calentarse durante 36 horas. Pero esa oportunidad sólo la tienen 60 mil familias, cuando en el estado entero hay 250 mil en la pobreza. De las 40 mil en extrema pobreza en Ciudad Juárez, sólo 3 mil recibirán el subsidio.
No sin razón hace unos días gritó un aterido hombre maduro de una colonia popular: "Si Calderón no nos cumplió, lo único que nos queda es que Hugo Chávez nos mande gas barato como a los barrios negros de Nueva York".
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