Miles de opositores marcharon ayer en protesta por la decisión del gobierno del presidente Hugo Chávez de no renovar la concesión a la cadena por su apoyo al fugaz golpe de Estado de abril de 2002.
No cabe duda que la democracia debe escuchar a todas las voces. Ahora las voces de miles de venezolanos exigieron su derecho a ser manipulados por una televisión apoyada por Washington y la oligarquía de Venezuela. Para Estados Unidos y la derecha venezolana es importante mantener ese espacio a través del cual puede atacar las decisiones del gobierno para beneficiar a la población más pobre y manipular la información. El ataque a esa política es libertad de expresión, ni hablar, aunque resulte dudoso si la falta de ética de manipular la información y poner en riesgo la estabilidad también esté considerada como libertad de expresión.
Hugo Chávez quizás tendría que llamar a un pleibiscito.
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