lunes, mayo 21, 2007

Censura y persecución en Estados Unidos contra Michael Moore

Por Eduardo Lliteras

República de las Bananas

El Departamento de Estado de los Estados Unidos ama erigirse como máximo árbitro de las libertades y de los derechos humanos en el mundo. Sin embargo, en casa persigue con saña a los periodistas para que revelen sus fuentes y recurre a la censura, con amenaza de cárcel, para un cineasta que denuncia al sistema de salud estadounidense por su exclusión de 50 millones de pobres, entre ellos, 9 millones de niños.
En efecto. El país más rico del planeta, que gasta más de 600 mil millones de dólares en la conquista y aniquilación de otro pueblo (el iraquí) para apoderarse de su petróleo, tiene un sistema de seguridad social que sólo atiende a los ricos.
En su último documental, el cineasta estadounidense Michael Moore evidencia no sólo al sistema de salud de Estados Unidos y a las transnacionales que lucran con la enfermedad, sino que muestra el desprecio de George W. Bush por las víctimas del tan traído y llevado 11 de Septiembre de 2001 (11-S).
Michael Moore en esta ocasión muestra la tragedia de un grupo de trabajadores que laboraron en el rescate del 11-S y que a resultas de ello se enfermaron. Moore los llevó al campo de tortura y confinamiento -al margen de la ley y el derecho internacional- que está ubicado en la base militar estadounidense de Guantánamo. El objetivo de Moore era que fueran atendidos en el hospital que existe en el campo de prisioneros acusados por la Casa Blanca de ser “terroristas”. Pero sucedió que fueron rechazados en su intento de desembarco y después admitidos en un hospital cubano donde fueron curados.
Como es de suponer la Administración Bush está que echa chispas y escupe diablos. Con el pretexto de la aplicación de la ley que impone el brutal bloqueo contra la isla de Cuba, el gobierno estadounidense quiere ahora bloquear el estreno de la película en las salas de Estados Unidos.
Pero Mike se adelantó, astutamente, a la censura gubernamental de su país y desembarcó en el festival de Cannes, donde ha acaparado la atención precisamente con su documental titulado SiCKO.
El pasado 2 de mayo la Administración Bush hizo saber que inició una acción legal (y “preventiva”) contra Michael Moore y sus colaboradores por haber entrado ilegalmente en Cuba. La Casa Blanca no aclaró si la acción “preventiva” incluye el lanzamiento de misiles o el desembarco de marines en Cannes o en aquella sala cinematográfica que tenga la osada idea de exhibir SiCKO.
Moore anunció que corre el riesgo de “ser arrestado y su filme de ser confiscado”.
En su página blog (www.michaelmoore.com) comenta lo siguiente: “el secretario del tesoro de Bush, Henry Paulson, lanzó una investigación sobre un viaje hecho a Cuba para girar algunas escenas de la película. Estas escenas involucran a un grupo de rescatistas del 11-S los que padecen enfermedades adquiridas trabajando en Ground Zero. Ellos han recibido poca o ninguna ayuda del gobierno”.
No cabe duda que esta acusación ha sacado de sus casillas a Bush, quien centró su campaña de engaños y manipulación para legitimarse precisamente en las víctimas del 11-S y en los ataques contra Nueva York. Ahora, que se acerca el año electoral de 2008, preocupa a los republicanos la posibilidad de que los estadounidenses descubran uno más de los incontables engaños de su “presidente en guerra”, quien ha construido su discurso manipulador alrededor del miedo al terrorismo y de la parafernalia guerrera para “combatirlo”, azuzando el patrioterismo fascista para anular las críticas, censurar y perseguir a sus opositores y críticos y movilizar a la opinión pública detrás de su política exterior de conquista. Campaña imitada ahora en México con la llamada “guerra contra el narco” que lleva a cabo el gobierno de Felipe Calderón, para intentar legitimarse a través de los muertos y de las bayonetas.
Moore viajó a Europa a presentar su documental precisamente ante la evidente amenaza de que sería requisado su trabajo fílmico antes de que pudiera ser proyectado en las salas estadounidenses. Al igual que algunos directores de cine chinos o iraníes (utilizados con frecuencia por la Casa Blanca para exponer la censura en dichos países) Moore acudió a Cannes, antes de que la persecución judicial desencadenada por Bush lo alcance y deje enlatado su trabajo.
En 2002 presentó Bowling at Columbine (obteniendo el Oscar al mejor documental) que evidencia la paranoia inoculada por los medios estadounidenses en los ciudadanos ante la suspuestas amenazas externas al modus vivendi americano. En 2004 filmó Fahrenheit 9/11, un documental demoledor sobre las reiteradas mentiras de la Administración Bush sobre los ataques a las Torres Gemelas. Dicho documental fue bloqueado en todas las formas posibles en EU. Pero en Cannes, precisamente, obtuvo la Palma de Oro. Ahora, la Administración Bush busca detener a SiCKO antes de que sea exhibida en las salas de cine. Pero Michael ha vuelto a aparecer en Cannes. Ahora la Casa Blanca la tendrá más difícil para aplicar la censura.

No hay comentarios.: