Carlos Fernández-Vega
Todo indica que el platillo está listo para que la gran comilona comience su tercera temporada, en la que participan los mismos cocineros, iguales comensales e idéntico tiradero. Tras los dos "rescates" previos, "a mediados" de año (léase dentro de unas semanas) "arrancará la licitación para reprivatizar dos paquetes de carreteras rescatadas en 1997", de acuerdo con el feliz anuncio de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Quince años y decenas de miles de millones de pesos después, y tras dos experiencias más que desastrosas, los cocineros de la "continuidad" (que también lo fueron de la "solidaridad", del "bienestar para la familia" y del "cambio") se aprestan a servir el mismo platillo (aunque pretendan presentarlo como "novedad"), con iguales ingredientes y a los comensales de siempre, quienes, una vez más, se frotan las manos.
Celebran, pues, que "ya llegó, ya está aquí" la tercera ola privatizadora del sistema carretero nacional, dejando a un lado el pequeño detalle que, a la fecha, la política gubernamental de "rescate" en esta actividad (léase Farac) implica al erario un pasivo cercano a 180 mil millones de pesos. Pero qué más da si, como dice el cocinero mayor, Luis Téllez, secretario de Comunicaciones y Transportes de la "continuidad", "no queremos construir carreteras a medias".
Y como recordar es vivir, va el recuento que sobre este asunto presentamos en marzo pasado: en agosto de 1997, el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes Carlos Ruiz Sacristán, reconocía que con el "rescate" carretero puesto en marcha por el gobierno zedillista "se asumirán pasivos por casi 60 mil millones de pesos y un costo fiscal cercano a 19 mil millones; el costo fiscal se absorberá a largo plazo". Diez años después, el nuevo secretario del despacho en el gobierno calderonista, Luis Téllez, justifica la reprivatización y asegura que ''no se han utilizado recursos fiscales para el rescate carretero, sino que con ingresos propios ha sido posible operarlas y mantener'' las autopistas involucradas.
Entre una y otra declaración el saldo financiero del mencionado "rescate" se multiplicó por tres (de 58 mil a más de 170 mil millones de pesos; la cifra más reciente es de 180 mil millones) y el número de autopistas "rescatadas" creció en casi dos tantos (de las 23 originales en agosto de 1997 a 45, más cuatro puentes, en marzo de 2007), amén que las empresas concesionados por el salinato y "rescatadas" por el zedillato y el "cambio" mantendrán con Calderón no sólo la impunidad sino el flujo de contratos públicos.
A saber qué cuentas habrá hecho el gobierno calderonista ("mediante licitaciones públicas, se obtendrán 275 mil millones de pesos, de los que 160 mil se destinarán a pagar la deuda neta del FARAC, y 115 mil para el desarrollo de obra nueva"), pero con las autopistas concesionadas procede igual que en el "rescate" bancario. "Rescatados" los banqueros y "saneados" los bancos, salen a la venta al mejor postor, y en el caso de las instituciones financieras el promedio de "recuperación" fue 15 centavos por peso, en el mejor de los casos. Y el esquema se traslada a las autopistas.
En aquel agosto de 1997 cuando se anunció el "rescate" carretero, una combativa bancada legislativa alzó su voz para "manifestar nuestro desacuerdo con la medida, porque con recursos fiscales se salva a unas cuantas empresas privadas... El programa es un engaño y exigiremos una investigación para que se finquen responsabilidades a los funcionarios de las Secretarías de Hacienda y de Comunicaciones y Transportes, del sexenio anterior y del actual", dado el daño causado y el fracaso de la concesión de carreteras. Ahora, con el anuncio calderonista, se esperaría igual reacción de esa aguerrida bancada legislativa, pero el problema es que sus integrantes pertenecían al Partido Acción Nacional, y también se quejaban del Fobaproa. Y el presidente nacional del blanquiazul se llamaba Felipe Calderón Hinojosa.
En marzo pasado, Luis Téllez detalló que desde enero de 2007 comenzó la reprivatización carretera. En ese mes arrancó la licitación de cuatro autopistas: Guadalajara-Zapotlanejo, Zapotlanejo-Lagos de Moreno, León-Aguascalientes y Maravatío-Zapotlanejo, que se concesionarán a 30 años "a cambio del pago de una contraprestación que servirá para indemnizar al FARAC y contar con recursos para terminar la construcción de la autopista Durango-Mazatlán". Pues bien, la autopista Guadalajara-Zapotlanejo fue concesionada a ICA en enero de 1993; la Zapotlanejo-Lagos de Moreno el 15 de abril de 1990 al consorcio Alfa-Omega; la León-Aguascalientes el 7 de noviembre de 1990 a ICA-Gutsa, y la Maravatío-Zapotlanejo el 9 de octubre de 1992 a la trinca infernal: ICA, Tribasa (hoy Pinfra) y Grupo Mexicano de Desarrollo (GMD).
Y los nombres de esos consorcios (obvio que el de sus dueños también) volverán a fulgurar en la marquesina de focos rojos. Lo bueno, sin embargo, es que Téllez no quiere "carreteras a medias".
Las rebanadas del pastel
¿En qué país viven los mexicanos? ¿En el real o en el virtual de Felipe Calderón con sus 3 mil 700 millones de pesos en propaganda (sólo en 2007 y mayoritariamente gastados en televisión)? Quisieran vivir en la perfección y la felicidad del segundo, pero no los dejan. En su primer año de gobierno, el inquilino de Los Pinos "casi duplica el gasto en comunicación social y publicidad en comparación con el mismo periodo del ex mandatario Vicente Fox" (El Universal)... Implosión: la "bomba" yucateca tronó, y el trovador se llama Manuel Espino, quien no es precisamente de la casta divina.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario