José Steinsleger
La política de Estados Unidos resulta a tal grado coherente que hasta la Organización de Estados Americanos, ministerio de colonias del imperio, se ha visto obligada a manifestar su incomodidad frente al dictamen judicial que en El Paso (Texas) ordenó en días pasados la excarcelación del terrorista cubano-venezolano Luis Posada Carriles.
Posada Carriles, quintaesencia del terrorismo y el crimen, retornó a su hogar de Miami, capital mundial del terrorismo y el crimen, donde el gángster Al Capone terminó sus días luego de purgar prisión por evadir impuestos. Y así parece que acabarán los de Posada, luego del tirón de orejas que el imperio le dio por mentir al servicio de inmigración.
Algunas inteligencias que siguen creyendo en el "sistema de justicia estadunidense" (sic) piensan que si en la Casa Negra habitase otro gobernante, el fallo de Texas hubiese sido distinto. Ahí tenemos el drama del niño Elián González, secuestrado por la mafia cubana y devuelto a La Habana por el gobierno de William Clinton, luego de ardua batalla judicial.
¿El "caso Elián" sería buen ejemplo para establecer grados de omnipotencia entre el gobierno que destruyó a Yugoslavia y el que destruyó Irak? El "caso Posada" escapa a las circunstancias perentorias de un gobierno. Posada Carriles es el sistema. Un sistema que representa el deber ser del modelo político que trata de imponerse en el mundo como paradigma de justicia, libertad y democracia.
Trata, pero no puede. Aquí radica el meollo del caso: OK... si durante medio siglo hemos fracasado en nuestro intento de acabar con la revolución cubana, sólo nos queda rendir homenaje a los perros fieles de esta guerra. Un modo de encubrir que Posada sabe demasiado acerca de la dinastía dictatorial de la familia Bush y de la putrefacción moral que impregna a las instituciones de America, the beautiful.
En tal sentido, podría aventurarse la siguiente paradoja: la excarcelación de Posada se suma a las constantes victorias de la ética revolucionaria cubana sobre sus enemigos. Las pruebas de la infamia son abrumadoras y, en principio, nada hay que discutir: el hombre que en 1976 dinamitó un avión civil en vuelo causando la muerte de 73 pasajeros, fue puesto en libertad.
Pero esa verdad, más enorme que el sol, ya mereció sus "peros" por parte de personajes menos peligrosos, aunque más cobardes que Posada Carriles. A un escritor temido por su insidia bufonesca y pensamiento retorcido, le preguntaron en la Feria del Libro de Buenos Aires su opinión y respondió: "Posada Carriles no puede quedar en libertad. Pero no hay que olvidar que Cuba vive en dictadura..."
¿Qué hubiese respondido su mamacita en caso de haber sido él víctima del atentado? ¿Que su hijo murió en un avión porque Cuba vive en dictadura? El imperio no sólo paga a los perros armados de su guerra. También alimenta a los perros del intelecto que predican cuentos acerca de la "tolerancia" y la "libertad de expresión".
Otra paradoja. ¿Por qué intelectuales y políticos relativamente informados y honestos de Estados Unidos adelantan que las cosas no quedarán así, y en América Latina se requiere ser "de izquierda" para condenar una monstruosidad como la del fallo judicial de marras?
No, no hay paradoja, esos intelectuales y políticos si bien pueden estar "relativamente informados" no son para nada honestos, son gentuza al servicio del poder, eso es todo.
Brett Morris, colaborador del periódico Collegiate Times, del Politécnico de Virginia, donde el mes pasado tuvo lugar el asesinato de 32 estudiantes, se pregunta: ¿por qué no extraditamos a Posada? "El motivo oficial es que a Estados Unidos le preocupa que Venezuela pudiera torturarlo, lo que me parece un chiste..."
Morris asegura que no se extradita a Posada porque "... otros criminales que hemos contratado podrían recibir el mensaje de que si participan en actividades ilegales también tendrían que enfrentarse a la justicia algún día, lo cual constituiría sin duda una posibilidad devastadora..."
Los Angeles Times compara a Posada con Zacarías Moussadi (que purga cadena perpetua por supuesta participación en el atentado de las Torres Gemelas); la revista U.S. News World Report (vocera oficiosa del Pentágono) asegura que Posada "... constituye una papa caliente para varias agencias estadunidenses" (14 de mayo), el congresista Jim Mc Dermott dijo que "tres letras explican todo: C-I-A"; el demócrata de Massachussets William Delahunt opinó que la impunidad de Posada pone en duda el compromiso estadunidense de combatir el terrorismo...
Y una paradoja más. El pasado 14 de abril, un grupo de opositores al gobierno cubano se reunió para discutir la necesidad de que José María Aznar elimine de su agenda el tema Cuba, y no mencione más a los disidentes y opositores, ya que "... sus referencias les resultan dañinas".
Los reunidos alegaron que la defensa de Aznar es equivalente a la que de ellos hace el terrorista Luis Posada Carriles. Uno de los presentes observó que el dirigente del Partido Popular español está tan desprestigiado que para el gobierno (cubano) es una buena noticia que este personaje autoproclamado servidor de George W. Bush, aparezca vinculado a los disidentes.
Enrique Krauze y Manuel Espino, asesores del caballero Aznar, sufrieron un colapso depresivo.
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