De cada siete empleos seis se generan en el ámbito informal, señala
Mano de obra barata, falta de prestaciones y mala actuación de sindicatos, otras constantes
PATRICIA MUÑOZ RIOS
Se empiezan a agotar las principales válvulas de escape que tenía el sector laboral para sobrevivir, como en el caso de la maquila, el cual se ha fatigado por la abrupta salida de cientos de empresas al continente asiático y a Centroamérica; mientras, la economía informal se ha saturado al grado que seis de cada siete empleos generados son del ámbito informal y subterráneo.
Aunada a esto ocurre una grave pérdida de valor del trabajo en México, impulsada por los empresarios y el gobierno, la cual está provocando una verdadera situación de "violencia económica" en contra del sector.
El informe titulado La desvalorización del trabajo y crisis del sindicalismo, elaborado por la especialista Laura Juárez Sánchez, coordinadora del área de investigación de la Universidad Obrera de México (UOM), plantea que además de que los obreros mexicanos están siendo excluidos de los servicios de salud, seguridad social y educación, también han visto deteriorarse gravemente su salario y se están siendo orillados a emplearse en formas indignas de trabajo.
El documento indica que la brecha salarial entre México y los países desarrollados se agranda cada vez más, debido a que la mano de obra en el país tiene la cotización más baja entre una lista de 30 naciones. En promedio aquí se paga 1.5 y 2 dólares la hora, tasa que está por debajo de las naciones llamadas los tigres asiáticos.
En Corea el promedio de salarios es de 11.5 dólares la hora; en Singapur de 7.4 dólares; en Taiwán de 5.9; Hong Kong de 5.5 y en Portugal 7 dólares la hora. En relación con las naciones desarrolladas, el promedio salarial en Noruega, Alemania y Dinamarca es 14 veces mayor que en México, al situarse entre 33.7 y 34.6 dólares la hora, mientras que en Estados Unidos la remuneración es nueve veces superior, al situarse en promedio en 23 dólares el pago por cada hora de trabajo en el sector manufacturero.
A esta desvalorización del trabajo por la contención salarial se añaden otras formas como es el desempleo, la precarización laboral, caracterizada por la existencia de plazas laborales en condiciones injustas e ilegales, con el fin de abaratar el costo de mano de obra, y otras como el aumento de las jornadas de trabajo, la falta de prestaciones de ley y los contratos temporales o verbales, señala la investigación.
Otro fenómeno a que hace referencia la autora es el hecho de que, ante el deterioro de los salarios, los trabajadores aumentan sus jornadas para completar el ingreso, así, mientras en 1993 los empleados que trabajaban de 40 a 56 horas a la semana representaban 60 por ciento de la población ocupada, este porcentaje se elevó a 65.3 por ciento en 2004, ya que al menos 27 millones 33 mil personas tienen que completar su salario de esta forma.
Por otra parte, al año 2006 el número de ocupados que no cuentan con seguridad social ascendió a 26 millones 967 mil personas y representan el 63.7 por ciento de la PEA y a esta precarización de las condiciones de trabajo se suma el deterioro del llamado salario social relacionado con la "desaparición de la política de desarrollo social del país, la cual cierra el círculo de la pobreza a la que han sido sometidos los trabajadores mexicanos", según indica es informe el cual llama a revisar la actuación de los sindicatos en toda esta continuidad de la política neoliberal.
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