Si no hay solución, 23 de julio de 2007 (Revoluciones).- Hace algunos días comentaba la grave crisis que padecemos los como mexicanos a nivel personal. Cada uno de nosotros tiene que confrontar día con día su realidad, eso representa desde líos amorosos, laborales, familiares, de dinero, etc. ¿ha de ser estresante agregarle a lo anterior todavía un escenario político verdad? Quizás por eso pocos se atrevan a mantener el ritmo y paso de la resistencia o la que intenta ser resistencia aún. Pero aquí no está a debate si es o no complicado lo que estamos viviendo los mexicanos, creo eso le queda claro hasta a los chinos y japoneses que saben de nuestra fama por la corrupción y permitir tantos paraísos, como fiscal y religioso.
Lo que realmente quisiera abordar, pensando en ese contexto propio que cada sujeto tiene es en algo que muchas veces AMLO y uno que otro político honesto pronuncia directa o indirectamente y es la autoridad moral. Primeramente toda sociedad para que quede conformada como eso "como una sociedad" debe ponerse de acuerdo con todos los que la conforman para darle el cuerpo y contenido que quieren, es por nosotros (en apariencia) que están delimitadas las instituciones y sus funciones, el que trabajen o no ya es secundario, pero se supone que están porque nosotros así lo quisimos. Es como cuando usted va al súper de compras o al mercado, lleva su bolsa o la consigue ahí mismo pero mete lo que más quiere o le conviene, no va andar metiendo cosas podridas o sí mete por error alguna la saca cuando se da cuenta del error.
Sucede similar en lo que vivimos, nosotros nos hemos pasado la vida dejando que la porquería entre a nuestra sociedad, nosotros no hemos sabido tomar las riendas de las instituciones y renovar o mejorar su funcionamiento. Es más, hasta hay clásicas reuniones familiares [de replay] que lo más cómodo es decir "ese es problema de los políticos, para eso les pagamos" ¿nada más los asalariados tienen que ver por la democracia, justicia y libertad de un país? Me temo que no. Aquí es donde entra usted y yo, en el compromiso de asumirnos como ciudadanos y no solo como hombres, el definirnos como ciudadanos como dirían los franceses ilustrados ya implica un contrato con mis semejantes y no ir en esa ruta sería estar fuera de la sociedad y por ende del orden humano que prevalece en medio de ella. El caso concreto de México presenta serias fracciones, rupturas, divisiones y pleitos entre la ciudadanía, me van a decir ¿de donde sacas ese disparate? No es disparate, ¿cuándo fue la última vez que en su colonia se reunieron los ciudadanos con el delegado o jefe municipal a tratar el asunto del agua o del alumbrado público –por citar esos ejemplos nada más-?, ¿cuándo fue la última vez donde convivieron amigos y vecinos sin que necesariamente sea el cumpleaños de Rubencito? Pero deje de eso, cuando usted y toda su familia a sido solidaria con el desempleo de don Juan el de enfrente de su casa, o cuando usted a seguido de cerca el actuar de los burócratas para ver quien anda o no tranzando.
Efectivamente la cultura que debería de integrarnos de manera humana y social está enterrada a beneplácito de los potentados. Mire que es necesario que usted y yo entendamos que la autoridad es precisamente contar con argumentos irrefutables para denunciar, exigir y conseguir algo. Los poderes fácticos jamás van a hacernos caso mientras cada quien siga en su cada cual, tampoco podremos pedirles que se quiten del poder si nosotros mismos mostramos peor incompetencia para podernos conformar como sociedad y por ende para poder ejercer el mismo poder que ahora ellos detentan. La autoridad moral sirve para que cuando te revisen tus números con hacienda estés limpio, pero también sirve para que revisen como son tus relaciones humanas y todo ande sino perfecto si dentro del plano de lo ideal. Es por que hemos querido que nos han vendido (pues ni gratis es) el México que hoy tenemos y que solo sentimos orgullo por él si 11 hombres de los equipos de fútbol de los mismos potentados se ponen una playera verde y le ganan a alguna isla del caribe por goleada (bueno fuera que le supieran ganar a los "equipos grandes"). Igualmente nos esperamos a que repriman primero, a que reformen a lo bruto primero y luego nos quejamos, mentamos madre al mayoreo, olvidando que es precisamente con lo opuesto a lo que los potentados son como les podremos ganar.
En más de una ocasión lo hemos analizado hasta el cansancio en este espacio, pero es cierto que da rabia, coraje, impotencia, muchas cosas que son reacciones elementales ante situaciones aberrantes como las que suceden en México. Pero yo le invito a que reaccione primeramente con usted mismo, automiéntesela de ser necesario, pero sea congruente con su manera de vivir, podemos estar uno y cien años demandando justos gobiernos pero si la sociedad en su medula sigue siendo injusta no va servir de mucho tener el mejor gobernante entre nosotros. Recuerde usted que el gobierno no es el diputado o la senadora, ni el presidente, ni los magistrados nada más, también usted y yo como pueblo tenemos papel protagónico, el estelar diría yo. Así es que el día que usted guste denunciar algún funcionario hágalo con respeto, con educación (con guante blanco se dice), mostrando usted disposición a ser confrontado con la ley para que vean que no hay falla, que usted si paga impuestos, que usted nunca ha robado, ni le ha mentido al fisco, que usted es una persona de paz, honorable y que se dedica a lo suyo en casa y fuera de casa, de testimonio de que usted es un buen ciudadano. Créamelo que cuando las oficinas de los malos funcionarios estén llenas de ciudadanos honorables pidiendo amablemente cuentas, estos malos funcionarios solo tendrán que salir por la puerta de atrás sin decir nada con la cara ardiéndoles de vergüenza.
Hay que preocuparnos por el pueblo, por la sociedad, por el gobierno, por todo pero dándole este enfoque, pues tampoco podemos caer en el error que muchos han caído de que "quizás Andrés Manuel nos lleve a la victoria", sáquese esa idea del cerebro, el señor AMLO es un caballero respetable pero él no es todo México, ni representa toda la moral de los mexicanos, apoyemos sí su visión siempre y cuando está sea a favor del país, igual apoyemos a hombres y mujeres que saben ser ciudadanos con autoridad moral, autoridad que renueva las cosas sin necesidad de armas, es más, hasta marchas e inundaciones de gente en el Zócalo nos podemos ahorrar. Impulsemos la revolución de conciencias compañeros, poniendo en orden nuestra vida, nuestro lenguaje, nuestro tiempo y ganaremos terreno sobre esos potentados. Ellos pueden gobernar dentro del México dividido, hecho un caos y todo desmoralizado, pero nunca podrán gobernar una patria que no está a su nivel, que somos más que ellos, por eso abusados y que no le digan, que no le cuenten: el cambio empieza en usted.
Publicado por ::: Sam VII :::
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