Jaime Martínez Veloz
La escena es patética. A pregunta de las entrevistadoras Katia D' Artigues y Sabina Berman sobre sus extravagancias, el candidato del PRI a la gubernatura de Baja California, socarronamente presume su predilección por mandarse a hacer un chaleco de pene de burro. ¡Chúpale, pichón! ¿Qué haces? ¿Te ríes? ¿Te apenas? ¿Qué dirán los priístas que un día se vieron reflejados en el pensamiento justiciero de la Revolución Mexicana o en el pensamiento de Colosio? ¿Qué dirá Beatriz Paredes, quien propuso al PRI convertirlo en una organización con una ideología de izquierda? ¿Un espécimen de esta naturaleza puede representarlos? Aunque parezca mentira, la irracionalidad existe y se ha apoderado de segmentos de ese partido, acostumbrados a obedecer y tragar camote. La nómina es la nómina.
La posibilidad de esa candidatura ha sido generada por la forma en que el PAN hizo gobierno durante 18 años en Baja California, donde las crisis que atraviesan al estado se profundizan y se agravan.
La creatividad panista se congeló en la campaña negra contra López Obrador: queriendo repetir el esquema contra AMLO hoy acusan a Jorge Hank Rhon de ser un peligro para México. ¡Más respeto para el pasaje! Entre López Obrador y Hank no existe ninguna coincidencia ideológica y ningún elemento que permita hacer la mínima comparación. En realidad Jorge Hank no es un peligro para México, pero sí para la especie de jumentos que empiezan a preocuparse de los gustos extravagantes del señor de los chalecos.
Lo cierto es que su aportación a la democracia bajacaliforniana ha sido su rupestre forma de concebir el mundo y la vida. Acostumbrado a vivir en un mundo ajeno al que habita la mayoría de los ciudadanos, ha constituido un imperio de poder con resultados nefastos para la vida pública.
Ayer, en el debate de la Coparmex en Tijuana, el candidato del PRI lució desgarbado, ausente, sin argumentos y fue rebasado en mucho por sus adversarios del PRD y del PAN. Le preguntaban cosas de Tijuana y respondía con asuntos de San Felipe; su evidente desconocimiento de la cosa pública lo llevaba a afirmar que "los ferrocarriles se han nacionalizado de nuevo". Su aspecto era grotesco, combinando una dosis de cinismo e ignorancia. Sin embargo, encarrerado en el mundo de la política -donde hace de todo, menos política- intenta apoderarse del gobierno de Baja California para continuar su frenética carrera de acumulación de poder y riqueza y así lanza por enfrente una estrategia de compra, cooptación, amenaza y chantaje con tal de conseguir su propósito mezquino.
Así consiguió que el conductor de Televisa, Fernando del Monte -respetado periodista hasta ayer- lo acompañe en la fórmula del PRI como candidato a presidente municipal de Tijuana. Parafraseando al subcomandante Marcos, quien dice "que en tiempos de crisis no hay matices", resulta que el periodista de marras es acompañante del candidato a la gubernatura, cuyo jefe de guardaespaldas está en la cárcel, acusado de homicidio de un colega del periodismo: Héctor El Gato Félix, del semanario ZETA. No sólo es asunto de ética, sino hasta de sentido común.
De la misma manera Jorge Hank ha desatado una labor para lograr apoyos de donde vengan, usando todas las mañas y recursos del erario. Antes había conseguido el apoyo "ecológico" del Niño verde y de un grupo de ambiciosos de otro membrete estatal.
En estos momentos se reparten 100 mil despensas en las colonias populares de Tijuana con claro propósito electoral. Ha conseguido el apoyo de incautos, ambiciosos, pretenciosos e ignorantes; algunos los ha conseguido valiéndose del temor y la amenaza, abierta o velada. A Hank le fascina que la gente le tema, pues quisiera emular a El Padrino, aunque en versión chafa y ridícula del personaje de Mario Puzo. No tengo la menor duda de que si algo llegara a pasar durante la presente campaña, sería responsabilidad directa del candidato del PRI, Jorge Hank Rhon.
Ayer, durante el debate de la Coparmex, un militante panista fue agredido a pedradas por simpatizantes de Hank. En este concierto de agresividad ninguno estamos exentos, mucho menos quien esto escribe. Pero mucho he caminado y recorrido como para dejarme atrapar por el temor. No obstante, tengo la plena convicción de que la sociedad bajacaliforniana está conformada en su mayoría por gente respetable y responsable, y toda ella sabrá detener con su voto las ambiciones de un candidato que ya fracasó como gobernante de Tijuana.
Estoy seguro de que las convicciones de los ciudadanos de Tijuana son en mucho superiores a las ambiciones de un candidato que, más que un cargo público, requiere del tratamiento de un siquiatra.
Los bajacalifornianos tendrán que sufrir su falta de criterio político y lo que les ha representado ser gobernados por sátrapas. Pobre gente que no cuenta ni con criterio ni con gente decente que gobierne, el que Jorge Hank sea su mejor opción lo dice todo, pero como tampoco saben qué es gente decente tampoco la apoyarían si la tuvieran, seguirán metidos en la mierda hasta que aprendan a salir de ahí, lo malo es que los que sí tienen valores no se merecen vivir en la cloaca, pagan justos por pecadores que son muchos más pues si como dice el autor la sociedad bajacaliforniana estuviera conformada por gente respetable y responsable no estarían en la situación en la que están. Qué asco.
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