Darrin Wood
El Comando Norte (Northcom) de Estados Unidos fue creado en 2002 después de los ataques del 11-S del año anterior. Aunque ese país tenía casi todo el mundo dividido militarmente, Norteamérica quedó fuera de sus mandos alrededor del mundo: Comando Sur, Pacífico, Europa y Central (a finales de 2007 o principios de 2008 el Comando Africa será creado dada la creciente importancia estratégica del continente; antes estaba bajo responsabilidad del Comando Europa).
Con el Comando Norte, Canadá y México quedan bajo vigilancia y "protección" de Estados Unidos. En las pasadas semanas un tema controvertido, que afectará a los tres países, salió a la luz: el envío de un destacamento de fuerzas especiales estadunidenses al cuartel general del Comando Norte, ubicado en la base aérea de Peterson, en Colorado Springs, Colorado.
La noticia fue publicada el 20 de junio por el Washington Examiner y causó que los bloggers de Estados Unidos y Canadá se quejaran por las posibles violaciones a soberanías nacionales y derechos humanos por las operaciones de las fuerzas especiales en esos países.
El experto que destacó aún más la información sobre el programa del Comando Norte fue William A. Arkin, especialista en temas militares del Washington Post.
Este afirma que desde la creación del Comando Norte una célula fue diseñada para dirigir y planear operaciones "delicadas" en territorio estadunidense, canadiense y mexicano. No menciona si los gobiernos de Canadá o México fueron informados de ese plan.
En su columna "Early Warning", Arkin señaló que las operaciones "delicadas" están bajo control de los jefes del estado mayor de las fuerzas armadas de Estados Unidos mediante un programa diseñado para encubrir actividades especiales de sus militares y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés).
Una de las asignaciones citadas es la de "actividades especiales", que Arkin dice que no es más que un eufemismo de "operaciones encubiertas" en los países de Norteamérica.
Desde la publicación de esta información no ha habido reacción oficial de los gobiernos de Estados Unidos, Canadá ni México, a pesar del escándalo que podría provocar si estos reportes recibiera mayor cobertura en los medios de comunicación de los segundos dos países.
Uno sólo tiene que mirar el caso de Italia, donde más de una docena de agentes de la CIA fueron descubiertos -aunque no detenidos- después de secuestrar a un ciudadano egipcio y ahora están acusados por la justicia italiana por los crímenes cometidos en un país presuntamente "aliado".
Las acciones encubiertas fueron bien descritas por el periodista Mark Bowden en su libro La caída del halcón negro, en el cual un miembro de la ultrasecreta Fuerza Delta cuenta al escritor que la mayoría de sus actividades jamás salen a la luz pública, "pero cuando leas en la prensa que un presunto narcotraficante o terrorista cayó asesinado en algún lugar de América Latina, puede ser obra de nosotros".
Los estadunidenses, canadienses y mexicanos que conocen este programa están -en su gran mayoría- en contra de tener miembros de las fuerzas especiales dentro de su país, como es el caso de Estados Unidos, y de que fuerzas extranjeras actúen de manera clandestina en su territorio, como en el caso de Canadá y México.
Pero ¿cuál sería la reacción cuando esto ocurriera por primera vez? ¿O si se hace público que ya ha ocurrido?
*Darrin Wood es especialista e investigador en temas militares.
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