sábado, julio 07, 2007

El desigual reparto de la riqueza en AL es peor que hace 30 años

Hecho expuesto en el seminario de Santander; contrapeso al optimismo desplegado
La aparición de la clase media es incipiente en la mayoría de los países de la región, afirma el gobernador del banco central de España
Esa población, factor de estabilidad, refiere experto

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

Santander, 6 de julio. En América Latina, una parte del mundo en la que viven 500 millones de personas, la desigualdad en la distribución de los frutos del crecimiento económico no cede. Incluso ahora el reparto de la riqueza es peor que hace tres décadas. Es un hecho que fue expuesto hoy en un seminario convocado por el Grupo Santander, con el que se ha puesto un contrapeso al optimismo con que algunos sectores políticos y empresariales quieren que hoy sea vista la región.

El dato fue puesto sobre la mesa por Miguel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España (banco central): la aparición de clases medias en Latinoamérica es incipiente en la mayoría de los países, dijo. Es resultado largamente gestado "de las profundas" transformaciones económicas ocurridas en la región en las últimas dos décadas, consideró.

"En cualquier caso se trata de un fenómeno incipiente. De hecho, si comparamos la situación actual con la de hace 30 años, el peso de las clases medias ha disminuido en el conjunto de América Latina, mientras que la distribución de la renta ha empeorado y los niveles de informalidad laboral se han mantenido elevados. Sin embargo, en el mismo periodo, la pobreza ha disminuido hasta su nivel más bajo de los últimos 25 años", abundó Fernández Ordóñez.

Este VI Encuentro Santander América Latina, organizado por el grupo financiero español y que hoy concluyó, giró en torno a la idea de que en la región está emergiendo una nueva clase media que no sólo representa un universo de consumidores sino que puede ser un factor de estabilidad económica y política, como lo comentó José Juan Ruiz Gómez, economista en jefe de la división América del Grupo Santander.

Desde el punto de vista de los directivos del Grupo Santander y de sus jefes de estudios económicos en la región, la idea de que América Latina ya no debe ser vista como una región de fracaso económico sino como una zona geográfica que camina hacia la prosperidad está sustentada por hechos económicos. Un crecimiento del producto interno bruto que se ha mantenido por más de tres años arriba de 3 por ciento; equilibrio de las cuentas macroeconómicas y estabilidad de precios y cambiaria, así como amplio acceso al crédito para empresas y familias. Y, por otra parte, fin de la dependencia del ahorro externo para financiar el crecimiento. De hecho, las reservas internacionales de la región superan al monto de su deuda externa.

Un matiz fue puesto sobre la mesa por dos expertos europeos que conocen la región. Primero, Joaquín Almunia, ex ministro socialista de Economía y actual Comisario Europeo de Economía, insistió en que Latinoamérica sigue siendo la región más desigual del mundo y que la reducción de la pobreza que se está dando en varios países no ha dado paso a una mejor distribución del ingreso.

"Una tarea pendiente que distingue a Latinoamérica de otras regiones del mundo es que se debe reducir la desigualdad. No hay otras regiones con tal persistencia y tamaño de la desigualdad", comentó Almunia.Y enumeró otros pendientes: la baja capacidad de los sistemas tributarios para recaudar; informalidad de su fuerza de trabajo; concentración de su comercio exterior, y la necesidad de mejorar el funcionamiento de sus instituciones.

"Las reformas políticas no se pueden hacer sin las clases medias. No es posible pedir a la población que pague impuestos -y quien los paga son las clases medias--y a la vez no ofrecer nada en contrapartida", apuntó. "En la izquierda tradicional se consideraba a las clases medias casi enemigos de clase. Pero ahora son un factor de estabilidad social y política", dijo.

Sobre este punto, el ex presidente de Chile Ricardo Lagos opinó que uno de los problemas que tiene ahora América Latina es cómo hacer que el crecimiento económico sea percibido por la población. "El tema es de distribución", dijo.

El caso de México ilustra lo que ocurre en la región. El crecimiento económico de los últimos años ha generado un "ahorro relativo" en el nivel de ingresos de los más pobres, explicó Héctor Chávez, economista jefe de Santander en México. Pero en la distribución no hay mejora: 20 por ciento de la población de mayor ingreso concentra 52 por ciento de la renta nacional, indicó. Aunque, mencionó, el último dato disponible apunta a que la participación en el ingreso de los estratos más pobres crece a un ritmo superior que el de las capas más altas, aunque todavía insuficiente.

Después de ofrecer datos sobre el incremento en el consumo de algunos bienes, entre ellos lavadoras, teléfonos celulares y refrigeradores, así como el aumento en la matricula en colegios privados (que pasó de 2.5 millones de alumnos en 1996 a cuatro millones en 2000), Chávez consideró que la clase media mexicana va creciendo.

El gobernador del Banco de España puso sobre la mesa de la discusión las limitantes que puede tener en el futuro el crecimiento económico que se ha dado en la región y que, según el discurso optimista que ha prevalecido en el foro, ha ampliado la capa de población de clase media y por tanto las posibilidades de consolidación del modelo de mercado.

Fernández Ordóñez mencionó que pese a los avances en el terreno de la estabilidad macroeconómica, persisten en Latinoamérica vulnerabilidades financieras y fiscales latentes que podrían emerger ante la aparición de turbulencias financieras intensas o si el ciclo económico entrase en una fase de crecimiento más débil. Además, añadió el gobernador del Banco de España, en comparación con otras economías, el crecimiento potencial de la región es más reducido y la productividad ha crecido muy lentamente durante décadas, lo que ha llevado a América Latina a perder peso en el conjunto de la economía global.

"La bonanza económica actual no ha contribuido a intensificar el ritmo de las reformas, pues ha podido reducir la sensación de urgencia para acometerlas. Pero además, en América Latina el último periodo de crisis ha generado fatiga reformista, derivada de la percepción de escasos resultados de las reformas de la década de los noventa. Este desencanto ha propiciado en algunos países giros intervencionistas que, aunque distan de ser generalizados en la región, resultan preocupantes", declaró.

Fernández Ordóñez planteó que esta época de crecimiento económico que se extiende ya por varios años debe ser aprovechado en los países para "generar consenso social" sobre las reformas pendientes para elevar la competitividad de la zona.

Los pactos sociales, dijo, permiten un reparto del costo de las reformas necesarias para promover el crecimiento a largo plazo, como son las reformas laboral o la fiscal.

"En los últimos años, los avances de las reformas han sido escasos, aunque en algunos casos, como México, se abren ahora nuevas oportunidades para llevar a cabo una serie de reformas, entre ellas la fiscal, que permitan romper algunos círculos viciosos", añadió.

Una serie de contradicciones de la cual lo único que se saca en claro es que no tienen ni puta de idea de cómo hacerle para seguir gratificando su avaricia.

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