Gilberto López y Rivas
El 16 de noviembre la página electrónica de nuestro diario publicó un documento del grupo Paz con Democracia denominado Llamamiento a la nación mexicana, el cual ha estado circulando en diversos espacios de la sociedad civil. Varias reuniones han tenido lugar para debatir sobre los grandes problemas nacionales analizados en un texto que es producto de un trabajo colectivo en el que los autores realizaron un esfuerzo de síntesis para expresar en sus apartados la esencia de procesos y fenómenos por los que atraviesa nuestra patria y las propuestas que Paz con Democracia presenta a la sociedad mexicana ante una situación de verdadera “emergencia nacional”.
El Llamamiento se fundamenta en 12 tesis generales que sostienen una idea básica: nuestra nación, como el resto del mundo, sufre de la profundización de un proceso de ocupación integral, a la vez abierto y silencioso, legalizado o fuera de la ley, en marcha, extendiéndose y profundizándose; impuesto por los gobernantes desde hace décadas para refuncionalizar nuestra nación “al proyecto globalizador” y hegemónico del “imperialismo colectivo que hoy domina una inmensa región del mundo, encabezado por Estados Unidos de América”. El concepto de “ocupación” es utilizado para describir las formas en que los grandes millonarios, consorcios y megaempresas trasnacionales han logrado acumular enormes beneficios a costa de la mayoría de la población, con todo tipo de sectores, incluso de los más bajos estratos sociales, como dependientes y socios que han hecho “del apoyo al proyecto globalizador su modo de vida, para obtener privilegios y pagos por sus servicios”.
Se sostiene que este proceso de ocupación neoliberal, llevado al cabo por la acción combinada de la represión y la cooptación, “ha provocado una degradación profunda de la política y vaciamiento de la democracia representativa, con la correspondiente crisis, descrédito y corrupción de los partidos, incluyendo a los de la llamada izquierda institucionalizada, que devienen útiles y funcionales al capital”.
Paralelamente el Estado nacional trasnacionalizado lleva a cabo una verdadera guerra social interna para facilitar la penetración y explotación trasnacional, criminalizando las protestas sociales, violando o cambiando a su favor las leyes y la Constitución, involucrando al país en la llamada “guerra contra el terrorismo” de Estados Unidos y provocando una crisis de las instituciones y la liquidación de una gobernabilidad mínimamente democrática.
El documento retoma la “cuestión nacional” y afirma que a contracorriente de la propaganda neoliberal, la nación sigue siendo el espacio de nuestras luchas de resistencia y la base estratégica de nuestra articulación con las resistencias de las naciones y pueblos del mundo entero al capitalismo. La disputa por la nación pasa por la defensa de sus recursos naturales y estratégicos. La resistencia patriótica es fundamento de las transformaciones democráticas y sociales de largo aliento, que nuestro país requiere urgentemente.
Se destaca que en la proximidad del Bicentenario de la Guerra de Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, “los objetivos de construir una nación libre, soberana y pluricultural y de garantizar la justicia social han sido traicionados y continúan siendo un pendiente histórico. Peor aún, la creciente integración a Estados Unidos, la subordinación a los intereses de las potencias y las grandes corporaciones, la aplicación de las políticas neoliberales que destruyen las conquistas sociales históricas, y hoy la amenaza de imponernos un Plan México o la “Iniciativa Mérida”, han venido alejando aquellos objetivos por los que tantos cientos de miles de mexicanos sacrificaron su vida”.
El documento desmenuza y detalla las dimensiones del proceso de ocupación integral en lo económico hasta llegar a la integración subordinada total. En lo político sostiene que no existe una transición a la democracia; han persistido las estructuras corporativas; no ha cambiado la violación constante a los derechos humanos y las garantías constitucionales; las fuerzas armadas han sido cuidadosamente preparadas para la guerra interna e incorporadas dependientemente a las estrategias militares y de inteligencia de Estados Unidos; la televisión y los medios siguen reproduciendo una realidad virtual al servicio de los poderosos; persiste el presidencialismo, junto al descrédito total de los poderes Judicial y Legislativo. En lo cultural la ocupación ha venido apropiándose de la cultura, saberes, memorias, patrimonios tangibles e intangibles. En lo educativo el proceso de ocupación está dirigido a la apropiación de la mente de los jóvenes y la producción de una fuerza de trabajo necesaria, “en función del lugar que ocupa el país en la división del trabajo del capitalismo internacional”, apoyando una educación desnacionalizada, con amnesia histórica y funcional al modelo hegemónico vigente. En lo jurídico se realizan reformas legislativas contrarias a la Constitución y a la vigencia de los derechos humanos.
El documento llama a la unidad en la diversidad de las fuerzas patrióticas y liberadoras a persistir en la lucha por la democracia, por un país soberano que permita a todos los integrantes de la nación su pleno desarrollo, y para ello juzga necesario e impostergable la organización de comunidades autónomas en todo el país, cuyos miembros se autoidentifiquen y se autogobiernen democráticamente.
Asimismo, “ninguna alianza, frente o bloque construirá otro mundo posible y mejor que se encamine a la emancipación humana, si no tiene física y moralmente a los pobres de la tierra y a quienes están decididos a echar su suerte con ellos”.
Invitamos a conocer y debatir este Llamamiento.
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