Denuncian disidentes “padrón inflado” para favorecer a incondicionales de Gordillo
Férreo control de acceso a los cónclaves realizados en el DF para renovar dirigencias
Laura Poy y Karina Avilés
Con la presencia de decenas de guaruras, delegados “hermanados”, “simpatizantes”, grupos de golpeadores y la pretensión de Elba Esther Gordillo de imponer a toda costa a sus “incondicionales”, comenzaron los congresos para la renovación de las dirigencias de las secciones 10 y 11 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), donde también hubo enfrentamientos entre líderes charros y maestros disidentes.
Con un fuerte dispositivo de control de los participantes, la tónica que marcó los encuentros fue la denuncia de un “padrón inflado” y la presencia de delegados que fueron nombrados “ilegalmente, porque en sus escuelas nunca se realizaron las asambleas”, advirtieron profesores “democráticos”.
Incluso, los docentes opositores al grupo gordillista destacaron que fueron tales las “corruptelas y las mañas caciquiles” que se recurrió a la vieja usanza impuesta por Carlos Jongitud Barrios, ex dirigente del gremio magisterial, “cuando rodeaba con golpeadores la mesa de debates y se intimidaba a los participantes con la presencia de porros”.
En la rebatiña por el poder de la sección se barajaban nombres como los de Agustín Avilés, secretario de asuntos jurídicos del actual comité; Francisco Luna, secretario de finanzas saliente, y Jorge Velásquez, integrante del CEN del SNTE. De acuerdo con fuentes magisteriales, la línea institucional era presentar dos planillas, ante el encono entre los diversos grupos elbistas.
El encuentro de dicho comité seccional, que agrupa a 70 mil maestros, se desarrolló en el auditorio del Centro Médico Siglo XXI, adonde los congresistas llegaron por versiones de sus compañeros, ya que la invitación al acto les fue entregada en el momento en que se registraron.
Varios filtros
Ahí se les dio un gafete con la leyenda “presunto delegado”, para posteriormente pasar por otros dos filtros, hasta obtener la etiqueta de delegado oficial y ostentar el voto para la elección de la nueva dirigencia seccional.
Fue justo en el momento en que el dirigente elbista empezaba su mensaje cuando un recinto a medio llenar le lanzó una rechifla que se prolongó por más de cinco minutos: “¡Ratero! ¡Corrupto! ¡Vendido!”, le gritaron. Pero no sólo sus adversarios, sino hasta grupos adheridos al charrismo sindical.
Uno de los asistentes subió al podio y colocó unas monedas en el atril que se encontraba frente a Carlos Antonio Pérez, lo que generó un enfrentamiento a empujones. Jorge Román Soto cayó a consecuencia de los empellones que le propinó un grupo encabezado por Saúl Cruz, lo que generó jaloneos y una guerra verbal entre los maestros disidentes y los gordillistas.
Los profesores agredidos detectaron que integrantes de la Dirección de Educación Física fueron quienes se encargaron de iniciar el intercambio de golpes. A raíz de ello empezó un receso que se prolongó por más de seis horas, y fue aprovechado para hacer los amarres entre los “institucionales”, quienes también llegaron divididos ante la falta de acuerdos para la repartición de carteras en el próximo comité seccional.
Situación similar se repetía en el congreso de la sección 11, que se efectuaba al mismo tiempo en la llamada Puerta del Sol, la nueva sede del SNTE –ubicada en un exclusivo fraccionamiento de Santa Fe–, hasta donde se trasladó en autobuses a más de 700 delegados que fueron citados frente al Auditorio Nacional.
A su llegada se aplicó un férreo control en el acceso, y sólo con previa identificación se permitió el ingreso de los congresistas, algunos de los cuales son integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Sin embargo, prevaleció el mayoriteo de las corrientes institucionales, quienes por fast track sacaron los acuerdos, ya previstos en las siete mesas de trabajo. Así se efectuó un congreso “terso” para los intereses de la lideresa magisterial.
Se imponen fuerzas politécnicas
Mientras en la sede de Santa Fe no había mayores obstáculos, en el auditorio del Centro Médico Siglo XXI continuaban los amarres entre los distintos grupos que aspiran a quedarse con el control de la sección 10, donde se han impuesto las fuerzas politécnicas vinculadas a las organizaciones porriles.
La división entre los charros obedece al cuestionado quehacer de Carlos Antonio Pérez al frente de la sección, quien fue señalado por los participantes como responsable de un fraude por 4 millones de pesos en las arcas del Instituto Politécnico Nacional. Esto ocasionó una fractura en su propio grupo, lo que profundizó la disputa por el poder y obligó a abrir canales de negociación incluso con miembros del Consejo Central de Lucha.
Hasta el cierre de esta edición continuaban las discusiones en torno a quiénes serán los nuevos dirigentes seccionales. Aunque se preveían los dos escenarios tradicionales de control: el fast track o dilatar los trabajos de los congresos hasta alcanzar una mayoría que permita imponer al nuevo comité.
Indignante y asqueante resulta que quienes estén encargados de la educación en México conformen un mafia de corruptos y de la peor canalla; si en estas manos está la educación de los niños y jóvenes del país ya nos imaginamos la clase de formación ética que tendrán y resulta muy deprimente pensar en el futuro que puede depararle a los mexicanos con estas generaciones educadas por delincuentes y por agachados.
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