Estado Fascista de Derecho.
Salvador Castañeda O´conor
En unas cuantas horas, el Congreso de la Unión acabó con una tradición legislativa de varios siglos: proteger mediante normas de la más alta jerarquía, los derechos fundamentales del Hombre frente a los excesos del Estado. A los diputados y senadores del PAN, del PRI y del PRD “se les hizo chico el mar para hacer un buche de agua” y decidieron, sin más, arrojar al basurero de la historia parlamentaria del mundo la Declaración de los Derechos del Hombre de la Asamblea Nacional Francesa de 1789; la Cuarta Enmienda de la Constitución Americana; las Constituciones nuestras de 1824,1857 y de 1917; y la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que México suscribió junto a la mayor parte de los países del mundo. Embriagados por el poder y el alcohol se olvidaron de la Gran Revolución Francesa, de la Revolución de Independencia de los EEUU, de la revolución de Independencia de México, de la Revolución de Ayutla, de la Guerra de Reforma y de la Revolución Mexicana.
El Congreso de la Unión profanó, por así decirlo, el santuario de las garantías individuales, que es la parte dogmática de nuestra Constitución, para disminuir o suprimir de plano, entre otras, aquella garantía que se refiere a la inviolabilidad del domicilio, autorizando a los policías, sin orden judicial ni autoridad competente alguna a allanar los hogares mexicanos cuando, según su criterio, se den las circunstancias que la propia reforma señala. Quedan autorizados asimismo, los cateos domiciliarios sin orden judicial. El Congreso también suprimió en parte, la garantía constitucional que se refiere a la inviolabilidad de la libertad de las personas, al autorizar el arraigo de los individuos hasta por 80 días sin que exista causa ni proceso formal en su contra. Este último atentado contra la libertad de los seres humanos, nos hace recordar a cientos de ciudadanos de Afganistán que los gringos mantienen detenidos e incomunicados en Guantánamo, al margen de todo proceso legal y sin la más mínima posibilidad de defenderse. Nos hace recordar también al famoso personaje de Kafka quien fue detenido y encarcelado para no saber jamás de que delito se le acusaba.
En adelante, las victimas de estos atropellos, ni siquiera podrán acudir al juicio de garantías porque sus demandas serán declaradas improcedentes, según el principio de que no hay amparo en contra de la Constitución.
La burguesía mexicana que nació luchando por los derechos y libertades del Hombre, que nutrió a nuestra Constitución en su capitulo sobre las garantías individuales con los principios de las constituciones más avanzadas del mundo, hoy se ve precisada a renegar de esos preceptos y a cancelar los derechos fundamentales del ser humano, para satisfacer los requerimientos del imperialismo yanqui, a quien sirve dócilmente.
Las reforma a diversos artículos de nuestra Constitución, en materia de justicia, aprobadas por el Congreso de la Unión, pretenden en la practica adecuar nuestra legislación, para ponerla en consonancia con las medidas arbitrarias y represivas e inconstitucionales que Bush le ha impuesto al propio pueblo norteamericano a pretexto del terrorismo. Sólo que Bush no se atrevió a intentar siquiera modificar la Constitución de su país, mientras que sus empleados en México, no tuvieron inconveniente en elevar la represión y el atropello a la jerarquía de norma constitucional.
El humanismo ha sido sustituido por el fascismo en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Estas reformas son la primera consecuencia de la llamada “Iniciativa Mérida” suscrita recientemente por Bush y Felipe Calderón en la capital del estado de Yucatán. Muchos medios de información advierten con justificada alarma, que estas reformas constitucionales en materia de justicia, independientemente de las bondades que pudiera tener, conducen a la implantación de un Estado policiaco, cosa que es cierta, sólo que agravada por el hecho de que la policía será norteamericana a consecuencia de la propia iniciativa Mérida.
Llama la atención que algunos de los legisladores que apoyaron esta aberración jurídica y esta monstruosidad histórica, apelaron a la modernidad para justificar la conveniencia de las reformas que se hicieron entre otros al artículo 16 constitucional.
Ya antes, a pretexto de esta modernidad, se vendieron las empresas del sector público, se derogaron las funciones del Estado mexicano en materia económica, se desmanteló nuestro sistema jurídico y nuestra constitución fue suplantada por las cláusulas del Tratado de Libre Comercio. El resultado de todo ello ha sido, la pérdida de la soberanía nacional, más el hambre, el sufrimiento y la marginación de nuestro pueblo, en beneficio del imperialismo yanqui y de los grandes monopolios internacionales. A nombre de esa modernidad se quiere ahora enviar encarcelar a todo nuestro pueblo, convirtiendo al país en un gran campo de concentración nazi.
Colocar precisamente en el capítulo de las garantías individuales de nuestra Constitución, la facultad o el derecho que tienen los policías de introducirse arbitrariamente en el domicilio de los mexicanos, significa ni mas ni menos que poner el derecho al revés, y conduce al absurdo de que los policías puedan acudir al juicio de amparo, y que señalen como responsables a los particulares que les impidan el ingreso a sus hogares, valiéndose de las armas o de cualquier otro medio. Hay que recordar que a partir de la reformas neoliberales y contrarrevolucionarias que Salinas le impuso a nuestra Carta Magna, son ahora los particulares los que pueden expropiar de sus bienes a la nación mexicana, por causa de utilidad privada y en beneficio de los monopolios nacionales y extranjeros.
El Partido de los Comunistas llama al pueblo a oponerse decididamente a estas reformas constitucionales, que significan nada menos que el establecimiento de manera general y permanente de un estado de excepción, o sea de suspensión de garantías, sin necesidad de que el presidente le pida permiso al Congreso en los términos del articulo 29 de la constitución. Más bien este artículo se va a aplicar al revés, cuando excepcionalmente y a causa de la pasividad de nuestro pueblo se restablezcan las garantías individuales. Con estas reformas absurdas nuestros gobernantes ya no podrán hablar de su famoso Estado de derecho, porque lo que aquí va a existir es un Estado Fascista de Derecho, dependiente además del imperialismo norteamericano.
Los comunistas no esperamos nada de estos miserables mandaderos del imperialismo, ni llamamos al pueblo a movilizarse para que nuestras autoridades detengan el atropello. Llamamos al pueblo a movilizarse para expulsar del poder a estos genocidas y apátridas.
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