Enrique Galván Ochoa
Aunque la mayoría de los medios dirán hoy que el precio del petróleo rompió todos los récords al alcanzar los 100 dólares por barril –fue una sola operación, luego retrocedió–, lo cierto es que todavía está atrás de la marca de abril de 1980, cuando llegó a 102.81 –si ajustamos los precios nominales a la inflación. Estadística aparte, los efectos en Estados Unidos y en México se dejarán sentir fatalmente. Nuestra economía es satélite de la vecina, además de que 20 millones de mexicanos viven de aquel lado y son la principal fuente de divisas del país, inclusive arriba de Petróleos Mexicanos. La Bolsa Mexicana de Valores sufrió ayer un revés, pero no debe asustarnos: sólo concierne a un pequeño grupo de millonarios nacionales y extranjeros. Las caídas de la bolsa no repercuten en la economía familiar, como tampoco las subidas, ya ven ustedes que aunque nuestros ricos ganen miles de millones de dólares no suben los sueldos ni las prestaciones. ¿Entonces, qué es lo que hay que temer? Los expertos del gobierno ubicarán el origen de nuestros problemas en los fenómenos internacionales, lo cual es cierto, pero sólo en parte. Son factores internos los que determinarán otro año malo para la economía de las pequeñas empresas y las familias mexicanas.
Corrupción y despilfarro
Como pueden ver en el cuadro que aparece en esta página, la escalada de precios coincidió con el sexenio de Fox. Sin embargo, los ingresos extraordinarios no se invirtieron debidamente; se esfumaron en la corrupción. La familia Fox-Sahagún-Bribiesca se cuenta entre las más ricas del mundo –según ha revelado por el propio clan en las páginas de la revista de sociales–, pero dejó una herencia de más mexicanos en la miseria. Lo que condicionará otro mal año son la carga del Fobaproa, el gasolinazo, el casi nulo aumento de los sueldos, los nuevos impuestos y el alza general de precios. Y, desde luego, la continuada corrupción y el dispendio de recursos, como la construcción del nuevo edificio del Senado que absorberá 2 mil millones de pesos.
e@Vox Populi
Asunto: sueños de grandeza
Qué tal Enrique: el próximo 20 de enero nace mi primer bebé y espero que tus predicciones no afecten a mi crío, porque está cabrón. Tengo 29 años, nací en un poblado de Campeche y hoy resido en Cancún. Vivo muy bien al igual que muchos mexicanos, al menos los que trabajamos y no perdemos el tiempo. Creo que tus predicciones son terribles, pero cada quien persigue su destino. Este país no está tan mal como ustedes, los columnistas de La Jornada, dicen. Por favor ya no alimenten el rencor entre los mexicanos, este país se merece un mejor destino; los gobiernos, sean de cualquier partido, tienen intereses, porque así es la política, y el hecho que tu candidato, AMLO, no haya ganado, no significa que el país esté mal. Suerte para la próxima. Por cierto, ¿quien te dijo las predicciones acerca de los niños que nacerán en este año? Por favor, pásame el teléfono, saludos y gracias.
Daniel Tuyub/Cancún
R: Estimado Daniel: no veo que tu nombre esté incluido entre los mexicanos de la lista Forbes, así que me sorprende que digas que vives muy bien, porque vivir bien, lo que se llama bien, sólo pueden decirlo 100 familias, cuando mucho. Los demás –los que ganamos lo necesario para empujar el carrito de compras en Wal-Mart, para enviar a los niños a un colegio privado a que aprendan un inglés sancochado, los que pagamos en abonos un cochecito y un pichonavit, sudamos para abonar las tarjetas de crédito y alguna vez vamos a gastar unos dolaritos duramente ganados a Disneylandia– sólo habitamos el país de la ilusión. Entiendo que de repente te sientas parte del club de los Azcárraga y los Salinas Pliego y no quisiera despertarte a la realidad, sigue pegado a la televisión y ojalá tu bebé tenga un mejor destino que el de la mayoría que nacerá este año. (A propósito: no soy perredista ni milito en ningún partido)
Lo escrito por Daniel es un ejemplo perfecto de los clasemedieros que para su fortuna aún tienen un trabajo y ahí van, pero que bajo una visión individualista carecen de la capacidad de ver lo que sucede a su alrededor, aún cree que AMLO no ganó las elecciones y que muchos mexicanos viven bien, que luchar para transformar a México es pérdida de tiempo, que a protestar por la injusticia se le llama rencor, es en parte el resultado de la propaganda oficial que desinforma. Si Daniel hubiese vivido en la época de Hitler hubiera sido de los alemanes que tenían un horno crematorio a unas cuadras de su casa sin saber que ahí se estaban sacrificando judíos.
Asunto: chili beans
Cómo se ve que la subsecretaria de Industria y Comercio, Rocío Ruiz Chávez, no tiene madre que le cocine unos frijolitos a la moderna y con cariño. Mira qué cara dura: decir que los mexicanos ya no consumimos tanto frijol porque quién va a gastar dos horas de su tiempo y el correspondiente gas para cocinarlos –sancocharlos como dirían por acá en Yucatán. Es claro que la doña jamás ha puesto una olla de frijoles a cocer y debería saber que puestos a remojar la noche anterior y en olla express, al menos aquí a nivel del mar están listos en 15 minutos. Claro que, si como ella dice, se compran los que vienen con hartas piedritas a razón de $8.50 el kilo, es probable que se cumpla el tiempo de preparación que dice. Y obviamente, que la gente come menos si hay kilos en el súper del tan socorrido llenador, hasta por $17.50, o sea, el doble de costo que el “empedrado”. Así que vamos mandando a la subsecretaria con su madre, que siendo mexicana y abnegada, seguramente le podrá preparar unos deliciosos frijoles que le sacarán las lágrimas de la emoción.
David Garrido/Mérida
R: Tengo entendido que es una de las expertas del Tratado de Libre Comercio. Quizá sólo conoce los frijoles en su versión gringa: chili beans.
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