FELIPE CALDERÓN REMATA EL SUR MEXICANO
Por Rodolfo Sánchez Mena
El gobierno de derecha del PAN de Calderón Hinojosa, remata los estados del sur mexicano, Veracruz, Oaxaca, Campeche, Tabasco y Chiapas, al capital y a las corporaciones norteamericanas y sus socios españoles, en tanto, en el Congreso las facciones partidistas debaten el modo de permitir al capital foráneo invertir en áreas reservadas constitucionalmente solo al Estado, lo que implica una capitulación del Estado mexicano.
Los estados norteños mexicanos fabrican materiales de alto valor para el complejo militar industrial militar norteamericano ampliado globalmente a la OTAN, las plantas automotrices, y el complejo minero de alto valor estratégico, Uranio de Chihuahua, así como la zona de maquila, abastecimiento de petróleo y gas, productos agropecuarios y la mano de obra abundante de bajo salario. Mención especial requiere el tráfico de estupefacientes, personas y armas, normados por un capitulo especial de la Ley Patriota de George Bush II, USA Patriot Act of 2001, y los acuerdos específicos en torno al llamado perímetro de seguridad.
En el Foro "Estados Unidos y México: construyendo asociaciones en infraestructura", organizado por la Agencia para el Comercio y el Desarrollo de Estados Unidos y el Servicio Comercial, también de aquel país, el gabinete de Felipillo fungió como un equipo de edecanes-vendedores, entre ellos el veterano privatizador, Luís Téllez Kunzler, ahora en Telecomunicaciones, el foxista, Eduardo Sojo, y los novatos Georgina Kessel, y, Juan Rafael Elvira, de Energía y Medio Ambiente, respectivamente.
Téllez el agente de Halliburton en México y secretario de Comunicaciones, lo define como la oportunidad, esto es, el programa de infraestructura de Felipe Calderón ofrece al capital norteamericano una parte de la inversión y hacer un excelente negocio. Según Sojo, México, ofrece a los inversionistas norteamericanos un programa económico sólido, con reglas claras y un TLC que los protege.
La apertura del país al capital extranjero en renglones estratégicos y el remate de las entidades del sur más ricas del país, por Felipillo pone en peligro la supervivencia de la Nación mexicana. Mientras los países latinoamericanos establecen una estrategia integral de seguridad económica y militar, Banco del Sur (BANSUR) y Bloque Militar Regional (BMR) ante la amenaza norteamericana y española de la OTAN, en México el gobierno de derecha panista de Calderón se apresura a liquidar los recursos fundamentales del país, antes de que los vientos frescos de los países del sur lleguen a México y se retome la estrategia de desarrollo en sus propias manos.
En piso de remate Calderón ha puesto a los estados sureños y a su población sin la menor consulta a las soberanías de las entidades, en un acto de prepotencia centralista. A menos que los señores gobernadores estén metidos en el negocio y sean cómplices de la venta de sus estados. Calderón ofrece la privatización del agua y los recursos energéticos; la creación de infraestructura y obras hidrológicas de generación eléctrica, abasto industrial, doméstico y agropecuario; la apropiación de recursos forestales; la apertura de nuevas fronteras marítimas y aéreas, puertos y aeropuertos, así como al transporte, carretero, ferrocarrilero y de cualquier índole.
Cobra sentido lo aquí señalado en otras notas, cuando asegurábamos que el sur mexicano se encontraba bajo el asedio del control militar y policiaco, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico de Calderón. Una estrategia política centralista y de control de ventas.
Para reforzar el control militar y policíaco del sur mexicano, Bush acudió a auxiliar a Calderón con el llamado Plan Mérida que se abocará a proteger los intereses de sus inversionistas, con empresas privadas de inteligencia, cuerpos paramilitares y de intervención disfrazada.
La supresión de las garantías constitucionales y la violación de los derechos humanos contra la población del sur, en las entidades seleccionadas para ser rematadas al mejor postor, ha logrado establecer un récord de clima de terror y meter a los gobernadores bajo control por las fuerzas de ocupación, militares y policíacas.
El despliegue de las fuerzas de seguridad norteamericana, bajo el paraguas del Plan Mérida darán protección a los inversionistas, crearán un cinturón de contención a futuras y previsibles protestas sociales para manipular y nulificar los reclamos al despojo de sus recursos de propiedad social que serán transnacionalizados y sus legítimos propietarios, poblaciones enteras, se verán obligados a emigrar o a formar campos de concentración de refugiados en su propia tierra, al ser despojados por las trasnacionales y perseguidos por nuevos cuerpos de guardias blancas como en los tiempos en los que las empresas petroleras se habían apropiado del sur mexicano.
Estamos entonces frente al regreso de las poderosas compañías extranjeras que vienen a saquear nuestro país y a perseguir y matar a toda inconformidad que se haga sentir. Por lo pronto, se ha dado paso a las primeras manifestaciones en Campeche contra la privatización de PEMEX, durante la reunión de gobernadores con Calderón, por la entrega a las petroleras texanas y a las empresas del gallego secretario de gobernación, Juan Camilo Mouriño.
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