Ricardo Andrade Jardí
Dentro de la farsa democrática que vivimos desde la imposición del usurpador Fecal, mucho se dice sobre la tolerancia, el diálogo, los acuerdos, la pluralidad etc., etc., etc…
Pero lo cierto es que la “Democracia Corporation S.A.” con la que hoy se desgobierna México es intolerante, rastrera, mentirosa, mafiosa y sobre todo fascista…
Durante meses se berreó sobre la “necesidad” de la reforma energética. Durante meses se anunció y se preparó la resistencia civil pacífica contra la idea de abrir al capital privado (extranjero y nacional) los recursos energéticos del país y se anunció también la necesidad de abrir un debate nacional donde todas las voces se manifestaran. Pero la telecracia sólo dejó ver su falsa verdad, interesada que está en probar suerte en la industria petrolera, intentó, con todos sus corruptos recursos, ignorar y acallar las cientos de miles de voces que por todo el país intentaron argumentar y justificar con datos y estudios las razones diversas de sus oposiciones a la apertura de la “inversión” privada en PEMEX, pero, una y otra vez, estas voces fueron ignoradas e ignorado también fue el debate nacional propuesto por los pensadores más brillantes del México contemporáneo, quienes tienen el respaldo de miles de voces más.
El intento de silenciar esas voces fue la estrategia de la usurpación fecalista y los poderes de facto que lo impusieron como pelele. La intolerancia disfrazada de tolerancia se presentó con toda su prepotencia y pretende vendernos la idea de una reforma energética que será debatida, sin debate, de una reforma de ley que ignoró todas las posiciones que propusieran algo contrario a la apertura “privada” de la industria energética, es decir descalificó todo argumento, sin escucharlo siquiera, que no respondiera a los intereses de la inversión privada y la especulación global.
La “reforma energética” del usurpador no es más que el manual de las trasnacionales corporaciones que cada día se apoderan más de los recursos de México. En la reforma fecalista no hay nada que justifique, con verdad, la necesidad de la inversión privada extranjera o nacional. Pero… está llena de la neoliberal demagogia de que sin ella el país caminará al fracaso, como si el foxismo y el lamentable proceso electoral del 2006, no fueran ya la confirmación misma del fracaso social, político, cultural y económico de un sistema que ha conducido al país por la senda inequívoca de su ruina; la “reforma energética” de Fecal es en realidad el nuevo FOBAPROA. Se trata de convertir en privada toda la ganancia y en pública toda la pérdida.
La gravedad del asunto radica en la incongruencia de pretender un diálogo posterior a la propuesta de “reforma” sin que se abrieran los democráticos cauces de un debate nacional previo. De la misma forma que la telecracia intenta borrar el enorme movimiento de resistencia civil pacífica que promete defender hasta las últimas consecuencias lo que por derecho nos pertenece a todos, lo que la cerrazón tecnocrática intenta arrebatarle a nuestros hijos. Sin entender que el desinformativo, del concesionado dúopolio televisivo, no podrá detener lo que ya empezó a andar.
La organización civil ha provocado un Despertar Ciudadano sin precedentes y ha impulsado las subjetividades de participación y lucha, que ya no podrán ser ignoradas y que se enfrentarán inevitablemente a las subjetividades de opresión, con las que los medios comerciales de la mentira telecrática intentan borrar y controlar, sin entender tampoco que sólo un verdadero debate nacional con todas las voces de la sociedad es lo que ya está aquí. ¡México no se vende, la PATRIA se defiende!
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