René Drucker Colín
Desconozco si a Lucía Morett le preparan o no una acción penal en cuanto retorne a México. Sin embargo, por como el actual gobierno mexicano ha actuado a la fecha, es bien probable que esto se convierta en la realidad que le esperaría.
Vergonzoso fue el escaparate que mostró el Estado mexicano cuando dio respuesta vigorosa e inmediata a Venezuela en el asunto Cemex, y muy, muy tardíamente y con tímida intensidad, respondió a la pérdida de vida de los jóvenes mexicanos, a raíz del artero ataque colombiano al campamento de las FARC en Ecuador.
Independientemente de las confusiones y opiniones que cualquiera de nosotros pueda tener sobre los extraños sucesos que se dieron en aquella región, la pobre respuesta de las autoridades mexicanas en defensa de connacionales es realmente preocupante. Más preocupante aún es la ausencia total de apoyo a una estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México y la posible amenaza que se cierne sobre su futuro. Desde luego, los oligofrénicos ataques a la universidad nacional, tratando de vincularla con guerrillas, muestran la repugnante cara de un segmento de la sociedad mexicana que no pierde oportunidad alguna para tratar de ensuciar la imagen de una institución pública que tanto ha dado y seguirá dando a la nación.
Pésele a quien le pese, la fuerza de la UNAM está precisamente en el hecho de que tiene en sus filas el más amplio abanico de alianzas con la sociedad. En el caso de Lucía Morett, quien tuvo el valor de ir a hacer lo que hizo en Ecuador, no se le ha fincado ninguna demanda legal allá, no cometió ningún ilícito, palabras más palabras menos del presidente Correa. ¿Por qué se le prepararía aquí en México una acción penal?
Las autoridades judiciales del país, en lugar de estar contemplando fincar responsabilidades en un asunto de poca monta para el Estado, pero devastador para el futuro de Lucía, ¿por qué no mejor se esfuerza en armar un expediente penal sobre aquellos que desfalcaron al país durante el sexenio anterior, por ejemplo? ¿Será porque son del mismo equipo?
La gente de dentro y fuera del gobierno, que tiene la costumbre de procurar desprestigiar a la máxima casa de estudios, institución insustituible, haría más bien al país si buscara formas de ayudar a ésta a impulsar, aún mejor de lo que lo hace hoy día, sus actividades sustantivas.
Está clara la evidencia del gran desprecio y desconfianza que se le tiene en éste y en el anterior sexenio a la educación pública, a la ciencia, y de paso a la cultura. Para muestra un botón: sólo hay que ver el desastre que es hoy el Conacyt, resultado de casi ocho años de apatía e incompetencia.
La UNAM es la conciencia de este país y como tal se esfuerza día a día por encontrar los cauces más apropiados por los cuales pudiera transitar la nación, para que logre ser mejor para la mayoría de los mexicanos. Es la universidad el centinela crítico y propositivo de esta sociedad. Los miembros de esta institución participan en las más variadas y amplias tareas de la sociedad. Algunas quizá no gusten, asusten y preocupen, pero son necesariamente parte de la vida universitaria.
Lucía Morett es ejemplo de eso y no hay que perder de vista que es importante preservar esto. Por eso hay que defenderla a ella y a la libertad de pensar diferente. Los límites legales del pensamiento diverso están en la Constitución.
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