Catálogo calderonista de falsedades básicas
En el catálogo calderonista de falsedades básicas, destaca una amplia gama de elementos que se pretende hacer pasar como verdades indubitables, entre ellas que se va ganando la guerra al narcotráfico que asesina altos mandos policiacos porque se encuentra debilitado y desesperado, al tiempo que insiste en su “estrategia” y acusa a los medios por destacar la ola de violencia que inunda a la República.En dicho catálogo de mentiras, que pretenden inútilmente ocultar la realidad que vivimos y padecemos los mexicanos, se encuentran aseveraciones tales como asegurar que en el país no nos afecta la crisis económica de la “metrópoli” del Norte, que no hay inflación en la canasta básica, que el desempleo y la migración disminuyen; que el Tratado de Libre Comercio es beneficioso para el país, que Elba Esther Gordillo y los líderes petroleros son unos demócratas, que Juan Carlos Mouriño no trafica con influencias y es una persona honesta, que no se pretende privatizar PEMEX, que Calderón es presidente legítimo, en fin el rosario de falacias es extenso. No es un exceso reiterar que el gobierno ilegítimo ha perdido el rumbo, mas preciso es señalar que nunca lo tuvo, y a lo largo y ancho de la República se disemina el narcotráfico y el crimen organizado con su secuela de sangre y sufrimiento, que afecta ya a la población civil y no únicamente a delincuentes y fuerzas policiacas y militares que los enfrentan, como trata de hacernos creer la propaganda gubernamental.El fracaso del calderonismo no se da únicamente en el ámbito de la seguridad pública, sino también en los terrenos de la política social, como queda patente al constatar que el proyecto neoliberal continúa empobreciendo a amplios sectores de la población que se ven amenazados por el aumento de precios de los productos de la canasta básica (alimentos y medicinas), que se encuentran muy por encima de la inflación oficial como lo podemos ver en la precariedad de la vida de millones de mexicanos.En la propaganda oficial se insiste en subrayar que las bandas de narcotraficantes se matan entre ellos debido a que las llamadas fuerzas del orden les dificultan el “negocio” y que por tanto no tiene sentido investigar “levantones”, ejecuciones y demás delitos que esos actos criminales conllevan ya que finalmente las víctimas se lo merecen por formar parte de la delincuencia organizada.Concediendo que así fueran las cosas, aunque desgraciadamente la realidad no es tan simple, vemos que el Estado cede terreno y permite, por omisión, negligencia o complicidades, que el territorio nacional se convierta en un auténtico campo de batalla en el que los adversarios (los diversos carteles del narcotráfico) en ocasiones, con frecuencia alarmante, cuentan entre sus filas a elementos de las fuerzas policiacas.Ejemplo de esto son las ejecuciones de altos mandos de la Policía Federal Preventiva, así como de elementos de las policías estatales -entre ellos un comandante de la policía de Tabasco-, en las que están involucrados elementos internos responsables de filtrar información confidencial que facilitan los asesinatos. Para tal clase de operaciones no basta con el poder de fuego de los cuernos de chivo, es necesario, además, disponer de redes de infiltración e inteligencia adentro de las propias corporaciones para conocer los movimientos y las debilidades de las víctimas.Así vemos que la estrategia calderonista está haciendo agua, no basta con exigir valentía y subrayar que a manera de ofrenda por la paz y el orden, es necesario sacrificar vidas humanas. Ese camino no lleva a un destino feliz, los resultados están a la vista: miles de ejecuciones (decapitados, degollados, incinerados, torturados, acribillados de cientos de balazos, etc.) que devalúan el valor de la vida; civiles inocentes asesinados en los fuegos cruzados, la convivencia pacífica afectada severamente en amplias regiones de la República.Esto impacta al enterarnos que en Sinaloa la población se autoimpone un “toque de queda”, dado que salir a la calle es un verdadero peligro e incluso se da el caso de que en Navolato policías se niegan salir a patrullar las calles por el temor a los comandos de narcotraficantes fuertemente armados (armamento de grueso calibre cuyo tráfico, por cierto, es uno de los grandes negocios estadounidenses). Situaciones similares se padecen en Chihuahua -que se declara en alerta roja-, Tamaulipas, Baja California, Guerrero, Michoacán y una larga lista de entidades que prácticamente incluye todo el territorio nacional sin obviar por supuesto la capital de la República y el paradisiaco Cancún.
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