La privatización del patrimonio petrolero de los mexicanos, igual que la narcoguerra, es un pleito por el botín que representa el control de un gran negocio, que desde ahora deja ganancias al Gobierno de Facto, aun antes de que éste (o sus personeros más conspicuos) lo dominen.
por Fausto Fernández Ponte
A Ana Guadalupe Rodríguez Hernández y Raymundo Loeza Betancourt, bienvenidos al ámbito promisorio de la medicina.
I
De los asuntos nacionales de interés público, el presente y futuro del patrimonio petrolero --desde 1946 usufructo privado-- y la "narcoguerra" sobresalen por su importancia.
Esa importancia es, a nuestro ver, estratégica, entendida ésta en términos de geopolítica y, a la vez, por su vera naturaleza económica, política, social y cultural y atributos concomitantes.
A la luz de las actuaciones del Gobierno de Facto --así descrito porque su titular, Felipe Calderón, es considerado por millones un mandatario espurio--, esa importancia no es registrada por aquél.
Así parece. Cabría añadir que ambos asuntos nacionales tienen denominadores comunes y, desde cualesquier perspectivas historicistas, están vinculados entre sí en lo estructural.
Mas no sólo eso. También están vinculados entre sí en sus manifestaciones coyunturales económicas, políticas, sociales e incluso de la cultura popular misma y, visto sin soslayo, de la cultura del poder.
Trátase --no es vano subrayarlo-- de la cultura del poder en México, país cuya forma de organización económica y política tiene consecuencias terribles, no eximidas de dramatismos lacerantes.
II
Esas consecuencias son visibles: desigualdad, injusticia, iniquidad en el ejercicio del poder formal y fáctico --que sirve sólo a los ricos-- y la agudización de antagonismos clasistas.
En ese contexto, el poder es ejercido en función de imperativos y premisas que nada tienen que ver con el bienestar general ni la seguridad --sea ésta social o pública-- de la población. Lo opuesto.
La narcoguerra es un pingüe negocio crematístico --monetario-- y político para el poder que don Felipe representa. Las ganancias materiales se emblematizan en el botín actual y potencial.
Esa narcoguerra es, pues, por el botín. Y éste ya se manifiesta: el contrabando de armamento sofisticado --diseñado para uso militar-- existe porque el Gobierno de Facto lo tolera y propicia.
Esa guerra es, resumiendo, por el control de un gran negocio, el cual ya desde ahora deja ganancias al Gobierno de Facto, aun antes de que éste (o sus personeros más conspicuos) se lo arrebaten al narco.
Enristrado en el mismo hilo conductor de la dialéctica, ubícase el asunto de la puja legislativo-jurídica por el usufructo particular, empresarial, del patrimonio petrolero de los mexicanos.
III
Es, pues, al igual que el propósito real de la narcoguerra, una lucha por un botín cuya dimensión y magnitud en dinero líquido es de fábula: son miles y miles de millones, billones y trillones de dólares.
Esos son los móviles subyacentes del Gobierno de Facto en ambos asuntos, sospechados sin tapujos por el pueblo de México, cuyo tesauro petrolero le está siendo robado desde hace varias generaciones.
Y los perpetradores de ese robo colosal son empresarios mexicanos y extranjeros y no pocos políticos --incluso Presidentes de la República-- al servicio impúdico, impune y cínico de éstos.
Estos empresarios y políticos de hoy, conforman una generación que no querría quedarse a la zaga en materia de corrupción respecto de sus predecesores. El botín es tan grande que despierta apetitos.
Y esos apetitos los llevan incluso a traicionar a México y a los mexicanos, sin detenerse en pruritos morales y éticos ni en los agravios que esas traiciones causan. Es la filosofía del despojo.
Por sus enunciados, ésa es la filosofía de los fines del poder en México. Si don Felipe lograre sus metas, sería en 2012 un exPresidente a la altura del creso Carlos Slim y su ángel putativo, el Otro Carlos.
Glosario:
Concomitantes: que aparecen o actúan conjuntamente con otras cosas.
Creso: inmensa, fabulosamente rico. Deviene de Creso, rey de Lidia, de quien se decía que todo lo que tocaba se convertía en oro.
Enristrado: estar en una ristra.
Estructural: en sociología, relativo a estructura. Conjunto de relaciones internas y estables que articulan a diferentes elementos de una totalidad concreta.
Pruritos: deseos persistentes y obsesivos de hacer algo de la mejor manera. Comezón, picazón.
Putativo: tenido por padre, hermano, etcétera, no siéndolo.
S. Castro
“Nada se puede aceptar de un malvado so pena de envilecerse”.(Madame Roland)
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