viernes, mayo 23, 2008
La mentira como regla o el terrorismo de Estado como evidencia
María Teresa Jardí
Incluso para una dictadura cuatro mil ejecuciones, en menos de dos años, son una barbaridad y para un partido usurpador, que no se asume por un buen número de ciudadanos como la dictadura que es, lo son aún más y peor aún cuando se evidencia como certeza que la impunidad ha sido convertida en una de las reglas del fracasado, pero impuesto, sistema político que sólo a un puñado de familias mafiosas, que se han hecho de la empresa y del poder en México, beneficia.
Es falso que un grupo delincuencial desafíe a un Ejército Nacional puesto en la calle con orden de combatirlo.
Los delincuentes son transgresores de la ley, no locos de atar.
Ni pensando a todos los narcos que mueven droga y a todos los sicarios de esos narcos como irredentos drogadictos se habría llegado a los niveles de violencia que hoy se dan en México.
Incluso los locos conservan el instinto de conservación.
Salta a la vista, pues, que se trata de terrorismo de Estado para someter a los mexicanos a los designios de la nación extranjera que, con el pretexto de hacerse cargo de la violencia con la que no puede el desgobierno usurpador fascista, vendrá a imponer el control de sus esclavos mexicanos, que es en lo que nos convierte la entrega del petróleo y de la electricidad.
El problema de la derecha panista está en el relajamiento de valores y principios que nada más llegar al poder tuvieron sus militantes o que quizá habían tenido siempre, pero que como oposición fingían no tener. Lo más abominable de la derecha panista es su fascismo entreguista.
Lo mismo le pasó a la izquierda al llegar al poder. Pero como el PRD pinta para no gobernar nunca a nivel federal, tampoco es que importe demasiado que se siga acabando por sí sola esa opción que alguna vez fue generadora de la esperanza de que las cosas en México podían ser de otra manera.
El PRI se corrompió de manera inaudita a lo largo de setenta años de presidencialista dictadura sexenal. Y, claro, es responsable de lo que aquí sucede incluso porque su deterioro es tan espectacular que perdida la Presidencia, como oposición empeñada en regresar, colecciona gobernantes asesinos y pederastas sometidos al usurpador en turno avalado por la peor, sin ninguna duda, legislatura de nuestra historia.
Cuando la lógica más elemental había tenido que soplarles al oído a los priístas que para volver tenían que cambiar, al igual que a los panistas y perredistas habría tenido que soplarles que para ellos el futuro estaba en justamente lo contrario, es decir, en no imitar nunca al que el pueblo ya no quería más como eterno gobierno corrupto.
Habría bastado con que el PAN no se exhibiera con la inmoralidad que a final de cuentas es su divisa principal y con que el PRD hubiera mantenido el principio de no robar ni avasallar para que México se encontrara al lado del Cono Sur de nuestro Continente construyendo un mejor país incluyente en América Latina.
Pero en México la lógica, al lado de la ética, descansa en el panteón de la basura donde han sido enterrados los principios y los valores. Principios y valores que son los que propician, con el andamiaje ético de las instituciones, la seguridad nacional, pública y jurídica, que son las justificantes de la existencia de los gobiernos debido a la autorización de los pueblos otorgada por los ciudadanos, a través de la firma del pacto social, para que el gobierno haga uso de la fuerza policiaca en determinadas situaciones perfectamente controladas y señaladas por la ley y siempre en beneficio del colectivo social. Ni más ni menos, eso es lo que es un Estado de Derecho.
Si estamos de acuerdo en que el bien principal es la vida y el PAN responsable hoy de las más de cuatro mil ejecuciones de la era de la usurpación calderonista va por el mundo defendiendo la vida desde el momento mismo de la concepción, con lo que hasta podemos coincidir, es un ultraje para el pueblo mexicano la evidencia de que a partir del nacimiento la vida no vale nada para la derecha fascista que desgobierna el país.
No hay repito, banda delincuencial, ejército si se le quiere llamar así, que se enfrente a un Ejército en la calle decidido a combatir el crimen organizado. Ni siquiera en Colombia, a pesar de la existencia milenaria de distintos grupos guerrilleros y de haber sido la cabeza del narcotráfico, procesador de cocaína del Continente, coleccionaban, los distintos gobiernos, los muertos como canicas como colecciona el panismo usurpador hoy en México. No, al menos, hasta antes de que otro bastardo gobernante traidor hubiera negociado con los yanquis la implementación del Plan Colombia.
Y de eso tratan aquí los más de cuatro mil ejecutados de la era de la usurpación panista de México con Calderón a la cabeza. De implantar el Plan México para rematar el país.
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