Centro de Mando en Iztapalapa. Semejanza
En su lucha contra el narcotráfico, el gobierno de Felipe Calderón recurre cada vez con mayor frecuencia a oficiales policiacos de Colombia, quienes acuden a México para brindar asesoría y entrenamiento. Más aún, copia métodos y estructuras policiales de ese país sudamericano y, con anuencia de Washington, se comprometió, junto con las autoridades de Colombia, a establecer una oficina de “enlace permanente” en El Paso, Texas.
BOGOTÁ.- El pasado 3 de junio, 12 de los más experimentados oficiales de la Policía Antinarcóticos de Colombia, integrantes de los Comandos Jungla, llegaron en secreto a Guadalajara, Jalisco, para enseñar a un centenar de miembros de la Policía Federal cómo combatir a los poderosos cárteles del narcotráfico de México.Los oficiales colombianos, que en su larga trayectoria participaron en el exterminio de los cárteles de Medellín, Cali y Norte del Valle, adiestrarán hasta mediados de julio a policías mexicanos en maniobras de alto riesgo, como manejo de explosivos, patrullaje en selvas y ciudades, tiro, técnicas de combate fluvial y terrestre y operaciones antiterroristas.Su presencia en territorio mexicano es parte de los acuerdos de cooperación binacional establecidos entre los gobiernos de Álvaro Uribe y Felipe Calderón. En los hechos, refleja la creciente influencia de Colombia en la lucha contra el narcotráfico que realiza México.Se trata de una alianza estratégica que día a día toma más fuerza debido a la distancia que México está poniendo con Estados Unidos a partir de las condiciones que el Congreso de éste último país pretende imponer para aprobar la llamada Iniciativa Mérida. La colaboración entre México y Colombia no es nueva, pero se ha intensificado desde el inicio del sexenio de Calderón. Prueba de ello es que, en la segunda semana de 2007, Calderón llamó por teléfono al general Óscar Naranjo Trujillo, en ese momento recién ascendido director de la Policía de Colombia, para pedirle ayuda. El presidente mexicano le dijo que había una enorme tarea por cumplir y que contaba con la experiencia colombiana para superar el difícil trance por el que atravesaba su país, donde los cárteles del narcotráfico dominan amplios territorios y han penetrado a los cuerpos policiacos.Desde 1984, Colombia emprendió una larga y sangrienta guerra contra el narcotráfico y luego de 20 años logró exterminar a los principales cárteles de la droga. De hecho, actualmente sólo quedan unos cuantos capos visibles y las organizaciones que sobreviven son pequeñas y sin estructura definida. Aún conservan la capacidad para exportar droga, pero ya no constituyen una amenaza para el Estado.La dolorosa experiencia acumulada por las autoridades colombianas, de la cual Naranjo es protagonista clave, empezó con el asesinato de un ministro de Justicia –Rodrigo Lara Bonilla–; pasó por la muerte de tres candidatos presidenciales en un sólo año –Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro–; siguió con el asesinato de 500 policías en seis meses y la explosión de medio centenar de coches-bomba que mataron a casi 2 mil personas en las calles de las principales ciudades del país, y terminó con la extradición a Estados Unidos de 800 narcotraficantes.
El modelo colombiano
Las autoridades mexicanas han empezado a crear estructuras policiacas que se asemejan a los cuerpos de investigación creados en Colombia. Por ejemplo, el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, propició la creación de la Subdirección de Investigación Criminal, que depende de la Policía Federal y cumple funciones parecidas a las que en Colombia desarrolla la Dirección de Investigación Criminal (Dijin). En otras palabras, México creó una nueva organización encargada de acopiar datos sobre los principales miembros de las organizaciones mafiosas y armar expedientes que culminen en procesos judiciales.De igual manera y con base en la experiencia colombiana, México creó el primero de 40 Centros de Mando de la Policía Federal, muy parecidos a los Bloques de Búsqueda creados por Colombia en 1989 en Cali y Medellín, con el objetivo de localizar a los capos de los cárteles que estaban asentados en esas ciudades.El primer Centro de Mando fue inaugurado en Iztapalapa el lunes 16 por el presidente Calderón y el secretario García Luna, quienes anunciaron que estas nuevas estructuras amplían las capacidades de acción y reacción de la Policía Federal, donde estarán desplegados 14 mil agentes, de los cuales 3 mil 160 realizarán labores de investigación.De manera similar a los Bloques de Búsqueda colombianos, estos Centros de Mando podrán movilizar cuerpos de asalto a cualquier lugar del país.García Luna no sólo ha entrado en contacto con jefes policiacos y con autoridades judiciales de Colombia, sino que ha propiciado el ingreso a México de algunos exoficiales que por años combatieron a los cárteles de la droga.Uno de ellos es el general en retiro Luis Enrique Montenegro Rinco, exsubdirector de la Policía colombiana, quien participó en las operaciones que culminaron con la muerte de los capos del cártel de Medellín, Gonzalo Rodríguez Gacha y Pablo Escobar, y con la captura de los jefes del cártel de Cali, Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela.Durante el último año, Montenegro ha viajado decenas de veces a México en calidad de “consultor para el análisis del crimen organizado” y ha sugerido numerosas estrategias para combatirlo. Así mismo, ha asistido a más de 20 foros internos organizados por la Secretaría de Seguridad Pública, en los que ha expuesto la experiencia colombiana en la lucha contra el narcotráfico. Recientemente capacitó a mil agentes federales en inteligencia e investigación criminal. Entrevistado por Proceso, Montenegro señala que las estrategias aplicadas hasta ahora por el gobierno mexicano van por el camino correcto y ello lo demuestra la reacción de los cárteles contra miembros de las policías federal, estatal y municipal. Calificó de “un acierto” la creación de los Centros de Mando, pues, dice, especializa la tarea de búsqueda de los capos. “Si toda la Policía Federal se dedica a combatir el narcotráfico, como ocurría hasta ahora, se genera un fenómeno de corrupción. La clave es crear grupos especiales o bloques de búsqueda con medios de combate a la mano, como helicópteros”, dice Montenegro.Según el general colombiano, a México le hace falta, aunque ya está en trámite, una ley que expropie los bienes que los narcotraficantes han obtenido del comercio de la droga. En otras palabras, se trata de empobrecer a los mafiosos y con ello reducir su capacidad para corromper a funcionarios. “En Colombia, los jefes del narcotráfico detenidos en las cárceles tuvieron a la mano una enorme capacidad financiera que les permitió mantener el control de sus organizaciones. Es muy importante cortarles el flujo de dinero”, señala. Y considera que “México está recorriendo un camino doloroso que al final producirá por cuenta de la extradición y las capturas, el desmantelamiento de los cárteles”.
La reunión de Cartagena
Otro ejemplo de la cooperación entre México y Colombia: el 9 de octubre de 2007, el titular de la Procuraduría General de la República, Eduardo Medina Mora, se reunió en el hotel Hilton de Cartagena, en la costa norte de Colombia, con la entonces administradora de la Agencia Federal Antidrogas (DEA), Karen Tandy, y con los siguientes funcionarios colombianos: Juan Manuel Santos, ministro de Defensa; Mario Iguarán, fiscal general, y Óscar Naranjo, director de la Policía.Un comunicado del Ministerio de Defensa de Colombia señaló que el encuentro tuvo como propósito estudiar fórmulas para mejorar el intercambio de inteligencia, y fortalecer la lucha contra el narcotráfico, el lavado de dinero y el tráfico de insumos químicos.Sin embargo, fuentes que conocieron pormenores del encuentro dijeron a Proceso que Medina Mora y los funcionarios colombianos acordaron ante Tandy establecer oficinas de enlace permanente de México y Colombia en la ciudad estadunidense de El Paso, Texas, con el propósito de agilizar el intercambio de información entre las agencias de los tres países encargadas de luchar contra el crimen organizado.En esta ciudad estadunidense funciona el Centro de Inteligencia en El Paso (EPIC), que concentra toda la información de inteligencia del gobierno estadunidense, excepto la del Pentágono. Allí tienen oficinas, entre otras entidades, el Buró Federal de Investigaciones (FBI), la CIA, la DEA y el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF). Los asistentes a la reunión de Cartagena se comprometieron a guardar en secreto dicho acuerdo. Por lo pronto, el gobierno colombiano ya envió en mayo pasado a El Paso al experimentado coronel de la Policía Carlos Camargo. Otros dos oficiales de menor rango llegarán a esa ciudad en las próximas semanas.Sin embargo, fuentes colombianas consultadas por Proceso aseguran que el gobierno de México aún no ha designado a un funcionario u oficial policiaco que se haga cargo de la oficina de enlace en El Paso. Consideran que las autoridades mexicanas mantienen reservas con las de Estados Unidos debido a la polémica que ha provocado la Iniciativa Mérida en el Congreso de ese país.
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