SSP, la más golpeada
La Secretaría de Seguridad Pública, que encabeza Genaro García Luna, volvió a ser sacudida por la tragedia, ahora con la ejecución de Igor Labastida Calderón, inspector General de Seguridad Regional, uno de los hombres más cercanos a Édgar Millán, comisionado de la Policía Federal Preventiva ejecutado el 8 de mayo pasado cuando presuntamente se iba a reunir en su departamento con personajes del narcotráfico.“Muchas muertes de agentes federales tienen que ver con la ruptura entre los hermanos Beltrán Leyva y El Chapo Guzmán (...) pero lo que me sorprende es la forma en que están ocurriendo los crímenes. Me da la impresión de que alguien desde adentro de la SSP los está señalando”, dice al respecto el comisario Javier Herrera Valles, excoordinador de Seguridad Regional de la PFP. Cuando Millán fue ejecutado, el presidente Felipe Calderón y el secretario García Luna resaltaron sus cualidades, sobre todo “su honestidad en el combate al narcotráfico”.Sin embargo, la averiguación previa P/PGR/DDF/SZC/CAM/1233/08 contiene datos en el sentido de que aquel 8 de mayo Millán iba a reunirse en su departamento con representantes del cártel de Sinaloa. Esto ya es investigado por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), que atrajo el caso días después. Poco menos de mes y medio luego de ese crimen, el jueves 24, el inspector Igor Labastida Calderón fue baleado en la Ciudad de México cuando comía con su escolta en una cocina económica de la colonia Argentina a la que acudía con frecuencia.Labastida tenía 45 años. Había iniciado su carrera como policía en el Estado de México y luego ingresó a la Agencia Federal de Investigación (AFI), donde se ganó la confianza de Millán.De acuerdo con el comisario Herrera Valles, Labastida Calderón fue uno de los oficiales a los que García Luna autorizó el ingreso a la SSP sin que presentaran los exámenes de confianza que exige la ley.
–¿No presentó un solo examen? –se le pregunta a Herrera Valles, quien ha denunciado la corrupción administrativa y los conflictos internos en la SSP
–Nada. Entró por la libre.
–¿Y esto es legal?
–Por supuesto que no, eso es precisamente lo que he denunciado: que gente con antecedentes de corrupción, con historias que los ligan con el narcotráfico y otras sucias complicidades, están siendo habilitados como altos mandos en la PFP por órdenes de García Luna.
Pasado comprometedor
En 2003 Igor Labastida fue señalado en una investigación federal, a cargo de la PGR, como presunto protector del capo Joaquín Guzmán Loera, jefe del cártel de Sinaloa.Poco después, familiares de varios agentes desaparecidos en Tamaulipas por el cártel del Golfo lo acusaron de negligencia durante las investigaciones; y fue amenazado de muerte por el narcotráfico. En ese mismo 2003 fue baleado en la colonia Cumbria de Cuautitlán Izcalli (averiguación previa CUA-IZC/III/4637/03). A finales del sexenio pasado volvió a ser objeto de amenazas de muerte, presuntamente del narcotráfico.En el año 2005, cuando era agente de la AFI, fue acusado por la Procuraduría General de Justicia del Estado de México de participar en los intentos de extorsión que derivaron en el asesinato de Enrique Salinas de Gortari. En esta trama también fueron implicados media docena de agentes más, entre ellos Nahum García, actual inspector-jefe de la Policía Federal Preventiva y uno de los personajes más cercanos a García Luna.En octubre de 2006, poco antes de que asumiera el poder la nueva administración federal, García Luna lo llamó, junto con otros incondicionales suyos, a colaborar a la SSP, donde se desempeñaba como inspector de Seguridad Regional y tenía la tarea de atacar el narcotráfico y el contrabando. Esta función no le correspondía al área de seguridad regional sino a la Coordinación de Inteligencia, dice Herrera Valles.
–¿Y entonces por qué le asignaron esa tarea?
–Por órdenes de García Luna, quien violando el reglamento interno de la institución le asigna funciones inexistentes a sus amigos. Dentro de la SSP Igor Labastida tejió relaciones con Édgar Millán –cuyos presuntos vínculos con el narcotráfico ya comenzaron a investigarse– y con Xavier Garza Palacios, a quien García Luna destituyó tras la ejecución de varios zetas en Sonora y posteriormente premió con el nombramiento de agregado de la SSP en la embajada mexicana en Colombia.Complicidad y muerteDe acuerdo con datos que dio a conocer hace un mes el procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, en lo que va del sexenio han sido asesinados poco más de 500 elementos, tanto de la Policía Federal como militares y marinos, como consecuencia de la batalla que libra el gobierno contra el narcotráfico.La mayoría de estos crímenes tienen que ver con las complicidades de altos mandos de la PFP con el narcotráfico, según se desprende de las investigaciones, pues brindaban protección a un cártel y pudieron ser eliminados por grupos rivales.Las cifras de la SSP no son precisas, pero según un conteo realizado con datos hemerográficos, en casi 10 meses –de noviembre de 2006 a septiembre de 2007– por lo menos 58 jefes policiacos, 160 agentes y 22 militares han sido asesinados en el país. Ninguno de estos casos ha sido resuelto.De esos mandos policiacos muertos, siete se desempeñaban como directores de Seguridad Pública, 39 eran comandantes, cinco fungían como coordinadores, cuatro como supervisores, dos eran subdirectores de corporación y otro trabajaba como jefe de seguridad de un reclusorio.A éstos se sumaron los asesinatos de 22 militares, entre ellos un coronel de infantería, un capitán, un teniente de infantería y dos sargentos segundos.Con todo, los golpes más contundentes los ha sufrido la SSP. Y es que, según la teoría de Herrera Valles, muchos altos mandos de la PFP que servían al cártel de Sinaloa “se quedaron en medio” tras la ruptura del grupo. Además, alguien que opera desde la SSP “los puede estar señalando como protectores o exprotectores” de El Chapo o de los Beltrán Leyva.El 1 de mayo, Roberto Velasco Bravo, otro hombre cercano a García Luna, inspector del área de operaciones de la Policía Federal, fue asesinado afuera de su casa, en la colonia Irrigación de la Ciudad de México.Al día siguiente José Aristeo Gómez Martínez, adscrito a la Dirección de Asuntos Administrativos del Estado Mayor Policial, fue abatido a tiros en la delegación Coyoacán de la capital.Según las primeras líneas de investigación, el asesinato de Igor Labastida puede estar relacionado con el de Édgar Millán. Sin embargo, el jueves 26 el vocero de la SSP, Eduardo Cano, dijo en conferencia de prensa: “Es prematuro afirmar que la ejecución de Labastida Calderón esté relacionada con el homicidio de Millán Gómez”.Y expuso que el inspector Igor Labastida, además de estar al frente de la persecución de delitos de tráfico y contrabando, participaba en la reestructuración de la Policía Federal de Caminos, que oficialmente no existe desde 1999, cuando fue incorporada a la PFP. l
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